Confesiones de un alcohólico
LA CURIOSIDAD ME ARRASTRÓ AL ALCOHOLISMO
Su primer contacto con el alcohol
Originario de Querétaro, Gabriel, antes de darnos su testimonio, agradeció la oportunidad de compartirnos parte de su tiempo, así como de su experiencia en Alcohólicos Anónimos, para enseguida narrarnos su primer contacto con el alcohol:
/Por Esteban Durán Acosta/
“En mi familia siempre hubo, como esa costumbre en las fiestas de tomar, entonces, pues yo crecí acostumbrado a ver que la gente tomaba, mi primer contacto con el alcohol fue a los 15 años y lo hice por curiosidad, por saber que se sentía”, señaló Gabriel.
Y continúa con su plática: “nunca sufrí maltrato familiar, ni ningún tipo de carencia afectiva o económica, en mi caso fue por curiosidad”, reconoció nuestro entrevistado
¿Qué le decían sus padres al ver su manera de beber?
“Bueno al principio sí me regañaban, por supuesto, pero pues como en la casa se acostumbraba a consumir alcohol, yo a escondidas lo seguí haciendo o sea no lo hacía de forma tan descarada o tan evidente, pues no se daban cuenta muchas veces y cuando yo estaba tomando, ellos también lo hacían, así que desde el principio no se daban cuenta. El problema inició cuando ya me empezó a afectar más adelante.
¿Cómo afectó su alcoholismo en la escuela?
“Abandoné la escuela a los 16 años, durante las vacaciones de fin de año entré a trabajar, fue en este momento que decidí no regresar a la preparatoria, estaba cursando el tercer semestre, ya en el cuarto semestre no regresé; precisamente por andar tomando, no me di cuenta y se me pasaron las fechas de inscripción, por lo que ya mejor dejé la escuela y empecé a trabajar.
“Mi alcoholismo también me trajo problemas laborales, con bajo salario y pues muy precario, mi forma de beber me trajo serias consecuencias, lo que a la postre me trajo un divorcio, la pérdida de una familia.
“Fueron 12 años de alcoholismo, inicié a los 15 años y dejé de beber a los 27: hubo accidentes, golpizas, hubo mucho peligro; el alcohólico se vuelve una persona mentirosa, se vuelve una persona poco confiable, entonces, pues todo eso tuve que pasar”.
¿Cómo llegó a Alcohólicos Anónimos?
“Mi hermano, quien ya estaba en el grupo de AA, sufrió un accidente automovilístico, mismo que puso en peligro la vida de mis padres.
A raíz de ese percance fue que mi hermano llegó a Alcohólicos Anónimos, cuando él vio que me encontraba en una profunda depresión, con una severa crisis que me hizo pensar en el suicidio, fue que me invitó al grupo de AA.
“Honestamente yo no tenía muchas ganas de dejar de beber, pero en Alcohólicos Anónimos encontré lo que no había encontrado en ningún otro lugar, pues había hecho el intento mediante la religión o la sicología y pues no, la verdad no hubo nada.
Ningún lugar me había dado resultado hasta que llegué a AA, fue donde me sentí arropado, sin ser juzgado, me entendían, ese fue el motivo por el cual decidí quedarme en AA”.
¿Cómo le cambia la vida AA?
“Es fundamental que uno se sienta seguro en este tipo de lugares, somos grupos tradicionales que sesionamos durante hora y media o dos horas.
No tenemos albergue, no ofrecemos hospedaje, no ofrecemos trabajo.
Esto fue algo que a mí me gustó, que era una comunidad donde me invitaba a ser una persona libre, libre de dependencias de todo tipo, no económicas, sociales, familiares, que yo tenía que buscar mi propio bienestar, lo aprobara o no la gente, porque muchas veces ese es un problema, que uno piensa: ¿qué va a decir mi compadre, qué va a decir mi primo, qué va a decir, qué se yo?, entonces ahí me enseñaron a que debo de actuar por mi propio bienestar, por mi propia recuperación”, finalizó Gabriel.
Alcohólicos Anónimos, Sección México,
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quien sufre la enfermedad del alcoholismo.
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