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EL ALCOHOL ME ENVALENTONÓ, PERO TAMBIÉN ME ATRAPÓ

Confesiones de un Alcohólico

EL ALCOHOL ME ENVALENTONÓ, PERO TAMBIÉN ME ATRAPÓ

Por Esteban Durán Acosta

Ahora es Gerardo “N”, quien nos confiesa cómo fue su primer acercamiento con el alcohol.

“Tenía 13 años cuando por primera vez, en la secundaria, probé el alcohol, fue una sensación de desinhibición, me di cuenta que podía entablar más comunicación, me hacía más valiente; de joven, en la secundaria me gustaban muchos los pleitos, me quitaba el temor, sentía como que el alcohol me estaba dando una manera de ser diferente y empecé a experimentar cambios a partir de ese momento”.

¿Cuánto tiempo pasó para que volvieras a beber?

“A partir de ese momento, se empezó a hacer costumbre, ya lo hacía cada semana, cada vez que había un baile, me juntaba con los compañeros de la secundaria, con la palomilla, ya procuraba en aquellos tiempos comprar la botella de alcohol del 96, que venía en envases de vidrio, te estoy hablando de 1980-81.

“Empezaba, junto con los compañeros a comprar más alcohol, de manera periódica, apenas tomaba y los primeros tragos, lógicamente, me tumbaban de inmediato, no tenía capacidad para controlar la bebida desde el principio que empezaba a beber”.

¿Cómo afectó esto tus estudios?

“No hubo tanto problema, todavía no estaba muy marcada mi dependencia del alcohol, porque seguía asistiendo a la escuela, podía continuar mis estudios, pero ya andaba pensando en el fin de semana para juntarme con la raza, con la palomilla y empezar a beber; aún así todavía no me hizo apartarme de los estudios, gracias a Dios pude terminar la educación secundaria”.

¿Qué te decían tus padres?

“Creo que mis padres tuvieron mucho que ver, porque crecí rodeado de gente que bebía, mis tíos principalmente; mi padre, que fue un bebedor fuerte, desde que era niño me mandaba a comprar las cervezas, las caguamas allá en el pueblo, era una comunidad rural.

Como éramos alrededor de 10 hermanos, yo era el mayor, mis papás no se enteraban de la clase de vida que llevaba.

Ello no sabían con quién me juntaba, mucho menos si andaba consiguiendo alcohol, creo no les daba tiempo de estar vigilándome de tantos hermanos que éramos y prácticamente, pues yo no tenía a nadie cerca de mí, quien me dijera nada, al contrario, como era el mayor me daban esa libertad de andar de vago, como si nada, creo que eso me afectó bastante”.

¿Cuál fue tu primer acercamiento a AA?

“La primera ocasión que escuché sobre Alcohólicos Anónimos fue en la televisión, estaban hablando del problema del alcoholismo y eso me llamó la atención en su momento y me identifiqué con ese problema, pero se me olvidó.

“Lo anterior pasó como unos 10 años antes de que llegara al grupo de Alcohólicos Anónimos. En la segunda ocasión, unos compañeros que ya estaban en la agrupación, vinieron a buscarme a mi casa para invitarme a que asistiera a alguna reunión o grupo, pero en ese momento yo estaba con una cruda espantosa por la bebida.

“Me invitaron a comer y ya estando en el lugar me hablaron de AA, pero permitieron que pidiera una cerveza y obviamente no sirvió de mucho su plática, pero ya habían dejado en mí una idea de que tenía un problema con mi manera de beber, no lo acepté, tuvieron que pasar otros años más, cayendo y levantándome con mi problema de alcoholismo”.

“Y un día en la cárcel, que caí un fin de semana, unos compañeros del grupo externo pasaron el mensaje y escuché que eran de Alcohólicos Anónimos, me acerqué a las rejas les hablé y les dije que yo quería dejar de beber, ¿que cómo le hacía?

“Pero ya cuando salí de ese breve encierro, les respondí que no quería ayuda y los corrí, todavía no estaba preparado para aceptar que tenía ese problema; los vi que se retiraron como  temerosos, como sonriendo, pensé que los había vapuleado, pero no era así. Prácticamente hoy entiendo qué es lo que iban pensando, todo lo que falta vivir para aceptar este problema.

“De ahí pasaron otros años más, como cinco o seis y un día en un accidente, de Saltillo a Zacatecas, iba todo alcoholizado y estuve a punto de perder la vida. Para esto mi esposa ya había ido antes a buscar ayuda a un grupo local de AA, y ahí le preguntaron que si yo quería dejar de beber y ella respondió que no, que yo no estaba enterado que había buscado ayuda para mí; le respondieron que no se podía hacer mucho si yo no quería.

“Cuando viene y me entera de eso, pues me molestó y la agredí verbal y físicamente, le dije: ¿quién te dijo que yo era alcohólico?, yo no necesito ayuda de nadie, fue en ese accidente que recordé lo que mi esposa me había dicho, que había un lugar donde me ayudarían a dejar de beber.

“Yo no entendí en su momento, ahora sí, a partir de ahí tuve la idea fija de llegar a Saltillo y buscar ese grupo donde mi esposa había llegado a pedir ayuda

“Esa vez llegué, me dieron la información sobre la cuestión del alcoholismo, era un enfermo alcohólico y aparte de eso era una persona resistente a cualquier creencia religiosa, no sólo no creía en Dios, sino que quería demostrar que él no existe.

“Cuando llego al grupo de AA, me hablan de un poder superior, yo me burlaba de ellos, pues no creía en ese tipo de cosas, pero ya posteriormente empecé a creer que efectivamente había un poder superior.

“Fue pasando el tiempo, esto fue el 28 de agosto del 2000 y hasta la fecha no he vuelto a beber una sola gota de alcohol, desde esa fecha.

¿Cómo cambió tu vida AA?

“Fue un cambio rotundo, los primeros meses en la agrupación no aceptaba la existencia de Dios, todavía había la resistencia enorme de creer en eso, pero empecé a depender del grupo, ya no fallé a las reuniones. Cuando menos acordé, mi padrino me decía: “tú estás más cerca de Dios que muchos de nosotros, sin embargo, yo pensaba que me quería convencer de alguna otra tontería.

“No fue sino hasta que estaba leyendo algo del Segundo Paso y luego me di cuenta que así era, como yo nunca había tenido fe, ni creía en eso, no sé en qué momento empecé a creer; al día de hoy pido perdón a Dios como yo lo concibo, precisamente por haber renegado de él, por haber vivido una vida de ingobernabilidad y a partir de ahí cambió completamente mi vida, totalmente”.

¿Cuál es el mensaje que envías a nuestros lectores?

“Decirles que vean el alcoholismo como un motivo de salud, el alcoholismo sigue matando a muchísima gente, comparado con cualquier enfermedad. Que se acerquen a la agrupación, a cualquier grupo de Alcohólicos Anónimos, ahí pueden encontrar una respuesta 

aquéllas personas que tengan problemas con su manera de beber.

“También creo que si no tienen problemas con el alcohol, sí pueden ellos y tienen cerca a alguien con este problema, servir de enlace y decirles que hay un lugar donde pueden dejar de beber, como lo hemos logrado muchos de nosotros, como mi caso, que ya tengo bastante tiempo de no beber una sola copa, desde que llegué a la agrupación”.

Alcohólicos Anónimos, Sección México,

ofrece una Alternativa de Solución para

quien sufre la enfermedad del alcoholismo.

Servicios totalmente gratuitos

Teléfonos: 8005613368/ 5557055802

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