domingo, noviembre 24, 2024 - 2:50 pm
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Conocí la Soledad con el alcohol, mi único compañero

Confesiones de un alcohólico

                        Conocí la Soledad con el alcohol, mi único compañero

/Por Caty Guadarrama/

 

En esta ocasión Ramón P. comparte sus experiencias, renuente, pensativo, comienza su relato:

“Tengo 29 años, soy originario de los Mochis, Sinaloa, mi primer contacto con el alcohol fue desde muy pequeño porque siempre veía a mi papá tomar, tenía 15 años, cuando probé el alcohol por primera vez y antes de un año, ya tomaba mucho, me agradaba lo que sentía y como me desenvolvía, era muy sociable, era feliz. Cursaba el primer año de prepa, era un vago, para mí era lo máximo porque andaba en fiestas y parrandas, me gustaba sin saber las consecuencias que iba tener”.

“Mis padres me llamaban la atención pero no hacía caso, para mí lo importante era salir y probar la primer cerveza, a veces llegaba hasta el otro día, no había muchos regaños de parte de mis papás aunque no les gustaba, terminé la prepa, si me gustaba la escuela, ingresé la universidad, cursaba el primer año de licenciatura. Pero tuve que dejarla por una borrachera, me quitó uno de mis sueños…”

Ramón se queda callado, pensativo, después de una profunda inhalación continúa…

“Estudiaba en la tarde de 6.00 a 10:00 de la noche, era un viernes, salí de mi casa tomé una cerveza y luego otra y otra, no llegué a la escuela, me fui a otro lado, en cuatro horas, había chocado cuatro autos y los daños eran cuantiosos, pero eso no me importaba, lo que me dolía en verdad era que no pude regresar para continuar mis estudios, y con todo no pude dejar de embrutecerme”.

“Me fui a Hermosillo, mi fuga geográfica de 4 meses, estuve con unos parientes pero seguí pisteando, como no quería que nadie me dijera nada, regresé a Los Mochis cuando mis papás ya habían pagado los daños de los choques… y seguí tomando, siempre metido en problemas, y aumentaba mi alcoholismo,  no sabia estar sin el alcohol, era borracho problema, era ofensivo, crecí con un padre alcohólico activo, viví con  mucho resentimiento hacia mi progenitor, era muy descontrolado, peleaba con todos y también tenía problemas en el trabajo, me despidieron. Quería golpear a mis hermanos, a mi papá lo golpee porque quería sacar ese resentimiento y al día siguiente tenía una cruda moral, y para quitarme ese sentimiento de culpa me embrutecía,   tardaba hasta tres meses, sin ir a su casa, ¿con que cara?

Para entonces, ya estaba casado, no quería admitir mi alcoholismo, mi esposa me soportaba, tuvimos una niña, pero yo no entendía. Esperaba con ansias el viernes para empezar a tomar. Ella me dejaba y luego regresaba, pero no había mejoría de mi parte, un día, mi esposa dejo de preocuparse, me dijo “ya no puedo hacer más por ti, si quieres ayudarte, tendrás que hacerlo por ti mismo, no voy a dejar que me sigas lastimando” y me dejó. Mi hija, aunque pequeña, también sufría porque lloraba cuando discutía con su mamá. En una ocasión estaba tan alterado y ebrio que agredí a mi esposa, porque no quería reconocer mí problema y luego la cruda moral, la culpa, la vergüenza. Aunque ella todavía se quedó, era muy doloroso porque ya no le importaba, éramos dos extraños, sólo era un compromiso, ahora entiendo que tenía razón, me encargué de dañarla, hubo muchas separaciones y muchos reencuentros pero no dejaba de tomar, no podía entender que todo estaba mal.

Cada semana me gastaba más de la mitad de la raya, tomaba siempre viernes, sábado y domingo, entre semana tenía cruda moral, como iban pasando los días me sentía mejor y todo volvía a comenzar el viernes, era un circulo vicioso del que no podía y no quería salir.

Pero pensaba que así era, aceptaba mi problema, pero no quería y no podía decir no a la cerveza y la fiesta, a la parranda segura, a mis amigos borrachos igual que yo, pero ese mundo del alcohol no dura.

En las últimas borracheras ya tomaba solo, nadie me acompañaba hablando yo solo con mi carro, mi estéreo, la música, el alcohol era mi compañía, conocí la soledad en el alcohol, cuando todos se fueron, porque decepcioné a todos, es cuando empecé a sentirme peor cada vez que me embriagaba.

Me di cuenta, que había tocado fondo, en una borrachera, de pronto ya no era feliz, ya había perdido a mis padres, hermanos, esposa y a mis amigos, había perdido todo no me quedaba nada, no tenía nada sólo el alcohol, pero ese compañero estaba acabando conmigo.

Alguien me habló del grupo, pero no sabía como llegar o si en verdad encontraría el camino, porque no sabía a donde ir o qué hacer, decidí ingresar y fueron los meses más horribles, estaba físicamente afectado, pues no comía bien, y me dolía el hígado, además me desconectaba, no recordaba lo que hacía.

El camino es largo, es un día a la vez, sólo cuento con eso, con 24 horas y seguir sobrio, para mí es un triunfo y lucho por recuperar a mis padres, mi esposa y mi hija, pido perdón a diario, por todo lo que hice, aún hoy me avergüenzo, más estoy luchando por ser funcional.

El grupo cambió mi vida, por eso comparto mi experiencia, las personas que tienen problemas con el alcohol.

 

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