NO PUDE CONTROLAR EL ALCOHOL

Confesiones de un Alcohólico

NO PUDE CONTROLAR EL ALCOHOL

/Por Catalina Guadarrama/

En esta ocasión Maximino “N”, originario de Veracruz, comparte con el público lector sus experiencias en el mundo del alcohol.

 “Yo no tomé de joven, a veces en reuniones, pero una cerveza y ya. En 1988 mi esposa se fue con mi primo, me dejó un bebé de tres meses, otro niño de 2 años y el más grandecito de 4 años. No sabía qué hacer, entonces decidí poner en un internado a mis tres hijos para poder trabajar; no tenía en quien apoyarme ya que no conocí a mi mamá, me dijeron que falleció cuando tenía uno año y ocho meses”.

En la ciudad de México, Max continúa su relato, “ya vivía en México, trabajaba en Iztapalapa en una empresa de rines; cada viernes iba a recoger a mis hijos, los llevaba a pasear al parque, al zoológico, al cine y los regresaba al internado los domingos por la tarde, así estuve durante nueve años hasta que terminaron la secundaria”.

Se busca una compañera, “Cuando ya mis hijos estuvieron crecidos, mis amigos de me decían que buscara una pareja, en 1997 me junté con mi esposa y sigo con ella hasta el día de hoy”.

“Voy a tomar”, continúa Maximino con la charla, “Ya cuando me sentí más libre, dije voy a tomar, porque no lo hacía por mis hijos, fue hasta los 45 años que tuve mi primera borrachera pues ya no me preocupaba por los niños que ya habían crecido. Disfrutaba tomando con los amigos, sentía libertad de perderme en las reuniones y como tenía a mi esposa, pensaba que ella se preocupaba por mi” … detiene su platica mi entrevistado, suspira y continúa, “tonto, no me daba cuenta de que también ella era mi responsabilidad”.

“No pude controlar el alcohol” afirmó Maximino, “En esos años trabajaba de barrendero en Universidad Intercontinental, no ganaba mucho más tenía un sueldo estable con todas las prestaciones, pero el alcohol me venció muy rápido, porque me gustaba tanto andar borracho que dejé de trabajar, me despidieron de la universidad por presentarme ebrio a laborar. Luego andaba tomando con los cuates de parranda que no faltan; Pero no me sentía bien, las crudas eran terribles andaba tembloroso y con la cabeza que me reventaba, debía detenerme antes que me muriera, ya andaba hinchado de la cara, las manos y tenía problemas con el hígado”.

Relata cómo llegó a AA, “Estaba muy ebrio y llegué, estaba solo, pero era necesario por eso pedí ayuda”. “Ahí mi padrino, me dijo “Dios te pasó a dejar aquí, para que endereces el camino, en la calle te pueden golpear si no traes dinero, por eso llegaste aquí”.

Grupo 24 horas, comenta Max, estuve en un grupo de 24 horas por cuatro años más, luego llegué a AA Sección México, donde pertenezco hasta el día hoy y soy enlace de las oficinas intergrupales de Tláhuac, Contreras y San Pedro”.

“AA es un lugar para ser mejor”, afirma Maximino, cuando logré componer mi vida, me dediqué al servicio, tengo 25 años con mi esposa así quiero seguir bien con ella, con mis hijos y mi gente del AA que somos como una gran familia”.

Sugerencia del entrevistado, “Si ya no puedes dejar de beber y comienzas a sentirte mal, debes buscar ayuda pronto, primero es la salud sin pretextos y debes de reconocer que ya tienes problemas y solo no puedes dejar de tomar; a hombres y mujeres, a todos nos afecta por igual. Busca un grupo de AA, te aseguro que encontrarás alguien en quien apoyarte”.

Alcohólicos Anónimos, Sección México,

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quien sufre la enfermedad del alcoholismo. 

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