CONFESIONES DE UN ALCOHÓLICO
Sólo con el Alcohol podía sentirme bien
/Por Catalina Guadarrama/
En esta ocasión, Arturo N., originario de Chihuahua, nos comparte sus experiencias con el alcohol: “Mi primer contacto con el alcohol fue a los 8 años, veía tomar a mí padre y por curiosidad destapé una botella de ron para probar, el sabor no fue agradable, aunque me sentí muy diferente ya que era muy tímido, me sentía libre para desenvolverme después de eso, seguí tomando a escondidas me gustaba sentirme así.
Tuve un lapso sin consumir alcohol, pero cuando mi papá tomaba procuraba estar cerca, porque me veía tomar y no me decía nada, él me invitaba para que yo conociera al alcohol como un relajante, tenía ya como 18 años, pero ya necesitaba sentir los efectos.
En la preparatoria, muchas veces no entraba a la escuela, casi todos los jueves nos íbamos a beber mis amigos y yo, aunque me sentía mal porque estaba perdiendo el tiempo, me valía porque había alcohol de por medio, eso lo cambiaba todo, sólo con el alcohol podía sentirme bien. En las crudas me sentía perdido y solo.
Cierto día, yo acababa de romper con una novia, estaba muy borracho y fui a buscarla primero a la escuela, según lo que recuerdo, se escondió, entonces me fui para su casa y su padre me corrió a golpes, al día siguiente cuando volví en mí con una cruda tremenda, estaban en la casa el papá y el hermano de mi exnovia porque había golpeado a la chica y yo no me acordaba, como no pudieron hacerme nada me siguieron durante varios días. Por más que traté de recordar algo, mi mente estaba en blanco, ahí me di cuenta que ya tenía serios problemas con mi manera de beber, pero seguía bebiendo para fugarme de todos los problemas que me aquejaban, más en cuanto pasó el malestar de la exnovia, me olvidé de todo y volví a disfrutar esa sensación de bienestar en el vacío.
Una vez, completamente alcoholizado, tenía resentimiento con un amigo, fui y le quebré los vidrios de su casa, me llevaron detenido, se pagaron los daños. Tuve muchas detenciones de tránsito porque me detenían borracho, me dejaban salir hasta que se me bajaba y no sabía ni como llegaba ahí.
Mi papá, aunque sabía que tomaba no se daba cuenta, o no quería darse cuenta, de que yo tenía un grave problema; veía como regresaba totalmente ebrio a la casa y no decía nada. Dejé la escuela y comenzar a trabajar para tener mi propio dinero y seguir bebiendo, pues mis padres ya no me dieron dinero cuando dejé los estudios.
Teníamos un negocio familiar, donde estuve trabajando, por supuesto ahí tenía todo el dinero para seguir bebiendo y me corrían constantemente mis papás, por más que prometía no volvería a robarles ni a tomar, pero me volví mentiroso jamás cumplía.
Para no seguir oyendo a mis papás, me busqué otro trabajo de ayudante, ahí no había problemas porque todos tomaban y el patrón nunca hacía bronca por eso y él mismo nos llevaba las cervezas y se ponía a tomar con nosotros.
En el fondo ya no quería estar ahí, porque los problemas no faltaban, para ese entonces ya vivía con una mujer, me pedía dinero para comer y yo nunca traía porque todo lo gastaba en alcohol.
Ella me gritaba ¡eres un alcohólico! pero no quería reconocer el problema. Ella me dejó y fue cuando se agravó más la situación, tomaba todos los días y seguían los disgustos con mis padres porque siempre viví con ellos.
Antes de llegar al grupo, algunos amigos me hablaron de AA, más no creía que yo necesitaba ayuda, sin embargo, cuando ya mis padres me habían corrido de la casa definitivamente, yo vagaba por las calles, estuve mendigando para conseguir dinero y seguir tomando, no tenía pena de nada todo me daba igual, lo único que quería era embriagarme.
Entonces un conocido, me encontró en la calle y me habló del programa, ahí comencé a comprender los resentimientos hacia mis padres, porque había un hueco muy grande porque mi padre biológico nos dejó cuando yo tenía seis años y yo inconscientemente quería llenar ese vacío.
Darme cuenta de todos los problemas fue muy doloroso, debía estar en el grupo todos los días, ya que trataba de expulsar todo lo que sentía, el proceso de desintoxicación fue muy difícil, porque con cualquier problema yo quería regresar a beber, me entregué al grupo debido a que no aceptaba que el programa me ayudaría, sin embargo, estaba ahí pues necesitaba mitigar mis ansias, mi mal carácter.
Tuve muchos momentos de borracho seco, es decir, seguía sintiendo y haciendo lo mismo que hacía cuanto tomaba, más con ayuda del grupo todo fue cambiando.
El primer servicio que realicé en el grupo fue el de talachero, lo hacía porque disfrutaba para estar conmigo mismo, sentía satisfacción; también fui cafetero, secretario, ya luego estuve como representante y actualmente soy miembro del comité del distrito, el servicio es un complemento en la recuperación.
A los jóvenes, les digo que el alcoholismo en todas las edades es igual, mientras más pronto reconozcan el problema más rápido salen y se ahorran muchos conflictos sociales, con la familia y las autoridades. No hay porque experimentar tantas situaciones denigrantes.
Alcohólicos Anónimos, Sección México,
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