DE MACHISMO A FEMICHISMO
CARTAS DESDE CHICAGO
De machismo a femichismo
/Rogelio Faz/
Es urgente ponerles un ‘hasta aquí’ aquellos que atentan contra la dignidad e integridad física no solo de las mujeres, también de niños, ancianos, animales y hasta de la fauna y la flora. Peeeero, como diría el gran gurú de la nueva luz de los últimos días, Andrés López Obrador, presidente de México: “el fuego no se apaga con fuego”.
Sin embrago, durante la manifestación contra el abuso a las mujeres en la ciudad de México el pasado viernes, acabo en disturbio y se olvidó de la predica del guía espiritual.
La mayoría podremos estar de acuerdo con la protesta y apoyar al grupo feminista convocante. Hasta que la demostración pacifica se excedió de hormonas machistas y paso a ser más que una muestra de inconformidad.
Pues surgió el valentón que al parecer todo mexicano y mexicana lleva dentro, contradiciendo el principio de la filosofía del sabelotodo; que la corrupción no es parte de nuestra cultura.
La convocatoria a la manifestación surgió después que policías abusaran sexualmente de mujeres incluida una menor de edad, sumándose a las estadísticas de la delincuencia de ataques a mujeres con muertes y desapariciones que se han convertido en un mal común, como si se tratara de un maleficio cultural.
Las convocantes a la manifestación aseguraban no ser parte de la violencia, sin embargo, la situación las rebaso.
Las agresiones e insultos no solo fueron contra la violencia hacia las mujeres, sino que arremetieron contra otras mujeres por el hecho de llevar el uniforme de policías, convirtiéndolas en víctimas de la misma violencia de los abusadores que consideran a la mujer un objeto débil donde pueden descargar sus frustraciones.
Hasta un reportero resulto brutalmente agredido por un típico machista cobarde, y algunas féminas indignadas que protestaban por la violencia contra la mujer, en lugar de reprimir al agresor como muestra de civilidad, la arremetió contra el reportero cuando todavía ni siquiera se recuperaba de la agresión.
El género degenero en violencia y demostró que puede ser tan crueles como cualquier otro que justifica sus acciones para violar, agredir, insultar, y porque no, hasta matar.
Entoncesss, el maestro podría haber dicho; como la indignación supera al abuso, la violencia justifica el daño. Es más, pudo haber dicho, es un problema doméstico, que se arreglen entre ellos.
La lucha contra la violencia de genero debe ser agresiva, peeeero, contra ese machismo cultural que se engendra en cada uno de nosotros y ellas, nos lleva a dañar al prójimo y al próximo con insultos y venganzas machistas.
Aun así, hay que manifestarse públicamente ante la incapacidad de las autoridades para garantizar seguridad a las mujeres, incluyendo propiedad pública y privada.
Pero se antoja difícil cuando la feminidad se envalentona y recurre a la misma violencia. Podremos ante la frustración y hartazgo justificar todas las manifestaciones, lo que no podemos justificar es apagar el fuego con el fuego o, a esperar a que queden cenizas ¿o no maestro? No nos dejes solos ‘porfa’, condena a los inmorales, léeles la cartilla, guíanos con tu gran sabiduría para que la corrupción de la violencia no se vuelva cultural y, de machismo pasemos a femichismo.
De que si fueron provocadores o infiltrados no es más que darle vuelta al pecado original de la corrupción. Esos desmanes suceden en familias disfuncionales y los ve el vecindario del mundo. Los arreglos que se hagan para cubrir los danos físicos no es más que maquillaje para disimular las heridas producidas por el abusador.
