Por Pablo Mier y Terán
Hace días se estrenó la película Cantinflas, la historia de la mayor estrella mexicana de todos los tiempos.
Mario Fortino Alfonso Moreno Reyes fue el sexto de los catorce hijos del matrimonio formado por el cartero Pedro Moreno Esquivel y María de la Soledad Reyes Guízar. Nació en el barrio mexicano de Santa María la Ribera, pero se crio en el de Tepito.
De joven fue desde ayudante de zapatero hasta bolero pasando por mandadero, cartero, taxista, empleado de billar, boxeador y torero. A principios de 1928 se alistó en el ejército mexicano como soldado de infantería pero su padre envió una carta al ejército en la que solicitaba la baja de su hijo, tenía 16 años y había mentido fingiendo que tenía 21.
Se casó a los 23 años con la moscovita Valentina Ivanova Zuvareff con quien permaneció unido hasta la muerte de ella, en 1966. Cinco años antes del fallecimiento de Valentina, adoptó a Mario Arturo Moreno Ivanova. Cantinflas murió de cáncer el 20 de abril de 1993 a los 81 años.
Estamos ante uno de los mexicanos con mayor capacidad de comunicación y empatía que haya existido, según el éxito de sus más de 50 películas y su permanencia en el tiempo.
Cantinflas es el último líder natural de México. Sobre su persona, pasado y obra deben bucear aquellos mexicanos que buscan la fama -y si entender que esta no se da en probeta- quieren mantenerse por siempre.
El mote de Cantinflas le viene, de acuerdo a una leyenda con la que él estuvo de acuerdo, que se dio en la carpa Ofelia cuando comenzó a decir lo primero que le viene a la mente con mayor velocidad e incoherencia de la acostumbrada y alguien molesto grito en la cantina inflas y con Cantinflas quedó bautizado el personaje.
La Real Academia Española incluyó el verbo cantinflear y las palabras cantinflas y cantinflada en su diccionario en 1992. Posteriormente añadió los adjetivos cantinflesco, cantinflero y acantinflado y el sustantivo cantinfleo.
Ese Cantinflas cuya mayor cualidad fue entender y querer al pueblo de México alcanzó la fama no solo porque supo pensar y hablar como mexicano, sino sobre todo porque supo enfrentar a quienes quisieron abusar de ese pueblo.
Mario Moreno interpretó con fuerza y nos invitó a sacar brillo a los oficios más típicos de esta nación, desde conserje hasta de torero, pasando por padrecito, profe, analfabeto, cartero, policía, bombero, barrendero, mago, prófugo, diputado, extra, ruletero, fotógrafo, político y boxeador.
Además de su gracia y simpatía siempre tuvo el don de hacer quedar mal a quienes abusaban del pueblo, del débil y de las mayorías o bien a quienes perdían la noción de servicio de su propia actividad.
El éxito de Cantinflas es el resultado de una ecuación en la que se encuentran junto a su gracia y simpatía el profundo conocimiento del pueblo y sus situaciones y la solidaridad. Nunca toleró el abuso.
Qué diría hoy Cantinflas a los mexicanos, sobre todo a los maestros, doctores, policías y diputados de nuestro México?
En todas las películas de Cantinflas hay un plagio y esta no es la excepción; el guionista Ricardo Colorado ha hecho público y mostrado documentos que prueban que el guion de la película le fue robado y también, como en todas sus películas, sabemos que al final se hará justicia.
“Como dijera shakispeare te juites pero te quedates. Te juites porque te morites pero te quedates porque aun estas aquí”. Cantinflas ha vuelto.