*Politizar la SCJN sería el último clavo de su ataúd

Por Luis Repper Jaramillo*

[email protected]

¡Cuidado! Los mexicanos debemos impedir, rechazar el intento oficial de incluir en las dos vacantes que dejarán Ministros de la Corte -que por jubilación se retiran- propuestas de políticos militantes de partidos, ante el riesgo de prostituir, crear compromisos y conflicto de interés en uno de los 3 Poderes de la Unión, como ya sucede en el partidizado Instituto Nacional Electoral.

El riesgo es muy alto, pues de por sí la credibilidad en la Corte está por los suelos, por su indiferencia y proclividad hacia los grupos de poder. Sería nefasto incluir en las plazas que dejan los Ministros Olga Sánchez Cordero y Juan Silva Meza, a políticos, emanados de institutos partidistas, como lo contemplaría –de alguna manera- las 2 ternas que propone el Jefe del Ejecutivo.

Sería una sinrazón y atentado a la autonomía del máximo tribunal de justicia del país, que hubiese, siquiera, una propuesta con esos perfiles, primero porque cualquier militante sea del color que sea (tricolor, amarillo, azul) no cumpliría con el perfil profesional, la capacidad y la honestidad para interpretar el espíritu de la Constitución, sin anteponer los intereses de quien o del partido que lo postule.

Al menos PAN y PRD, ya se pronunciaron en contra de que se proponga un político, en vez de un constitucionalista, porque no se tiene la misma visión de imparcialidad, razonamiento, madurez y ética al impartir justicia. El primero nunca dejará de sentir y favorecer a la gente que lo patrocina y el desinterés por la sociedad, que en contraparte posee un docto, un erudito en la Carta Magna.

El primer paso que debe considerar Enrique Peña Nieto para enviar al Senado las dos ternas para la sustitución de los “burócratas divinos” que se jubilan, es la separación y el equilibrio de poderes. Debe ser preciso en postular a especialistas desligados absolutamente de la política, que no militen y mucho menos tengan algún pariente (hasta de 3er grado) involucrado en alas, colores y tendencia partidistas, de lo contrario estaría invadiendo la autonomía de uno de los 3 Poderes de la Unión.

Me pronuncio por la equidad de género, ojalá y ambas vacantes sean ocupadas por mujeres, que sin demeritar la calidad del sexo masculino, son menos corruptibles. Los postulados deben ser probos, íntegros, honestos, por lo que hago una propuesta a Los Pinos y al Senado. Ahí les va: que los aspirantes sean ciudadanos, con nivel académico de maestría y doctorado en Derecho, experto en Derechos Humanos, profundo conocedor de la Constitución Federal y las locales.

Que nunca, jamás, haya militando o simpatizado con algún partido. Que posea la paciencia y simpatía por la sociedad. Que para él no existan nichos, ni burbujas, para ocultarse de la realidad, como ahora la tienen los Ministros. Que tenga el Don de escuchar, discernir y resolver las peticiones sociales, no cómo lo hicieron los actuales Ministros cuando los padres de los bebés calcinados y lesionados de la Guardería ABC, de Hermosillo, Sonora, los buscaron y los togados los ignoraron, hicieron a un lado, violando su propia ética de servidor público.

No es mucho pedir, porque al final del día, estos “burócratas divinos” cobran sus multimillonarios salarios y prestaciones, justamente, del dinero de la sociedad, que la Secretaría de Hacienda roba a los mexicanos vía impuestos, por lo que cada ciudadano tiene el derecho de elegir a quien lo “representa” en cualquier instancia pública.

Hoy esto lo hacen políticos, desde la propuesta de ternas, allá en Parque Lira y Constituyentes (vamos… Los Pinos) y los prepotentes Senadores, en Paseo de la Reforma 135, ambas instancias con tendencia (que no preparación) política, haciendo a un lado la opinión, juicio y voto del ciudadano. Y tan sencillo ¿por qué el Ejecutivo Federal debe proponer empleados públicos de otro Poder, lo que anula la independencia judicial y la autonomía de la Corte, al colocar “gente” de su interés y compromiso, en aras de un Derecho, condicionado.

Y para rematar esta imposición oficial, en la Cámara Alta (Senado), otros políticos –sin consultar a la población- dan su aval, aprueban, dan luz verde, a la propuesta de otro Poder, ¿y su autonomía e independencia? para llevar al edificio de Pino Suarez, a dos personas afines al postulante. Me dirán que en democracia la mayoría se impone, luego entonces ¿existe la verdadera división de poderes? en donde prevalece siempre la visión presidencialista.

Decía que la credibilidad de la Corte sigue en el suelo. Bueno… no me equivoco, pues la llegada a ese nicho de privilegios (para ellos, desde luego) de Eduardo Medina Mora, como Ministro por imposición del Ejecutivo Federal, desde marzo de 2015, fue cuestionada, al grado de que 8 meses después, existe una querella contra el ex funcionario público, al considerarse que haber sido Embajador de México en Estados Unidos y Procurador General de la República, no son cualidades éticas y morales para ostentar un cargo como impartidor de justicia, pues su afiliación, tendencias y compromisos son eminentemente políticos, lo que incumple los requisitos que marca el Artículo 95 de la Constitución Política para ocupar el cargo de Ministro.

Está sembrada la duda, está radicada la incredulidad de un Poder que viola, la Constitución que dice defender e interpreta a “su modo”. Medina Mora vino a confirmar que la SCJN está politizada.

En defensa del honor, la ética, la imparcialidad, independencia, de la razón misma y esencia de la Corte, su Presidente, Juan Silva Meza, lanzó un grito sonoro, con dirección a Constituyentes y Parque Lira: “la autonomía e independencia de este tribunal están en riesgo si se politizan las designaciones de los ministros”. ¡Vaya! Una voz autorizada y profesional se hizo escuchar, alguien de ese nicho tenía que alertar sobre el intento de “meter” a otro político a este órgano judicial. Ojalá lo hayan (cuando menos oído) escuchado en tres sitios diferentes: Pinos, partidos y Senado, porque los mexicanos no merecemos, menos necesitamos un político interpretando la Constitución a su manera.

Esta es la opinión del PRD, sobre la eventualidad de que las ternas lleven a algún político. Así lo que dijo el Presidente de la Cámara de Diputados, el perredista Jesús Zambrano, “partidizar a la Corte sería un golpe mortal y condenarla a la muerte”.

“Lo que el país necesita para profundizar en la institucionalización es nombrar a gente con experiencia, con carrera judicial, con calidad profesional y que no tenga ningún sello partidista”.

A las tres fuerzas partidistas más importantes de México les daremos el beneficio de la duda, creeremos en ellas, de manera coincidente han rechazado proponer a un político de su militancia al cargo, lo que nos dejaría observar, que si de Los Pinos, en las dos ternas que se enviarán al Senado va un postulante con sello de partido, se estaría faltando a la ética e imparcialidad en la impartición de justicia.

Esperemos el resolutivo que dé la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, respecto a Eduardo Medina Mora, un político habilitado como Ministro, para evaluar la imparcialidad de su veredicto o confirmar la parcialidad hacia el “recomendado” de uno de los tres Poderes. El mal ya está hecho, no se puede cometer el mismo error, o la Corte estará condenada a repetirlo.

¡No políticos al máximo tribunal de justicia de la nación! Necesitamos profesionales judiciales, en derechos humanos, constitucionalistas y no interpretadores de ella.

Los mexicanos juzgaremos y castigaremos si la propuesta cae en la tentación de politizar a la Corte. Ya tenemos suficiente con un INE parcial, insaciable, partidista e inmoral. ¿Cuánto más estaremos aguantando imposiciones político/partidistas?

*Miembro de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT)