• En 36 meses, como cuarto director del Fideicomiso lo alejó de los objetivos para los cuales fue creado
• “No se siente cómodo con los priistas” por su ascendencia blanquiazul

/entresemana.mx/

Dependiente de la Secretaría de Economía, ProMéxico fue creado en junio de 2007 como fideicomiso público con duración prevista de cincuenta años pero, antes de madurar, entró en crisis financiera, en abierto riesgo de asumir la previsión acotada en el decreto firmado por el entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa: el “derecho a revocar su durabilidad en cualquier momento con apego a las disposiciones aplicables”.

De acuerdo con el decreto que lo creó, “ProMéxico es el organismo del gobierno federal encargado de coordinar las estrategias dirigidas al fortalecimiento de la participación de México en la economía internacional, apoyando el proceso exportador de empresas establecidas en nuestro país y coordinando acciones encaminadas a la atracción de inversión extranjera”. No obstante, de acuerdo con información disponible, merced a la ausencia de resultados que soporten su actividad en el extranjero le fue recortado el presupuesto, ponderadamente 40 por ciento, que obliga a someterse a las medidas de austeridad dictadas desde octubre del año pasado por la Secretaría de Hacienda.

La situación de crisis financiera en ProMéxico es atribuible a Francisco N. González Díaz, director de este organismo, toda vez que en los 30 meses de su gestión se dedicó a ampliar la estructura del organismo para emplear a amigos y recomendados, de forma tal que, de 32 oficinas que tenía en el mundo creó 16 más. Pero las 48 oficinas no han rendido más que necesidad presupuestal y pocos o nulos resultados.

¿Quién debe pagar los resultados de una errática administración que obligo al recorte presupuestal? Bueno, para Francisco N. González Díaz dictar la medida de austeridad, desde el extranjero y por teléfono, fue sencillo y despidió a los primeros 25 empleados de un total de 160 del Fideicomiso creado “para promover la imagen del país y atraer inversión extranjera”.

De acuerdo con la información conocida en fuentes del sector financiero, los problemas económicos de ProMéxico se agravaron con la llegada de Francisco N. González Díaz. En el transcurso de su gestión de 30 meses, creció el número de oficinas de ProMexico en el mundo, sin sustento de objetivos ni resultados, por ende.

Por ejemplo, en Alemania existía una representación de ProMéxico en Berlín, pero González Díaz ordenó abrir dos más para colocar a sus ex colaboradores. Cuestión de recordar que, antes de asumir la dirección del Fideicomiso, Francisco González fue embajador de México ante el gobierno de Alemania.

Otro caso destacado de este gigantismo burocrático, practicado en las administraciones panistas, es el de Dallas, Texas, donde abrió otra oficina pese a que existía una cercana, en Houston. En el colmo, como encargada está su ex secretaria Olivia Vadillo.

Otra de las causas de la crisis presupuestal que enfrenta ProMéxico, es que uno de cada tres de los empleados del área de Administración tiene sueldo de director y directo general. Los trabajadores de la dependencia afirman que esa estructura es similar a una Oficialía Mayor de alguna secretaría de Estado, y se hizo así porque el director de ProMexico “no se siente cómodo con los priistas”; tienen filiación panista.

¿CUÁL AUSTERIDAD?

El personal afectado por la medida de adelgazar a ProMexico acusa que ésta “se ha vuelto una estructura burocrática obesa, cara y alejada de los objetivos para los cuales fue creada, es desde que llegó Francisco N. González Díaz, el cuarto director de la dependencia”.

Además, conforme con Transparencia, González Díaz ha realizado 60 viajes internacionales, cada uno con duración de por lo menos 10 días y siempre en compañía de por lo menos cuatro colaboradores. Incluso, en julio del año pasado, acompañó al presidente Enrique Peña Nieto en su gira por Francia, a donde viajó con 6 empleados y su boleto de avión en primera clase, costó  200 mil pesos.

Con esos antecedentes, la Auditoría Superior de la Federación investiga a directivos de ProMéxico por los gastos hechos en la participación de México en la Expo Milán, celebrada el año pasado.

Y es que, el presupuesto inicial para participar en esa feria fue de 250 millones de pesos, pero al final, el Pabellón llegó a costar 450 millones, estimándose que no se concluyó ni 60 por ciento de lo originalmente planteado. Pero aun así  el costo casi se duplicó en esta administración de ProMéxico, cuyo director ha demostrado inexperiencia en el manejo de este tipo de organismos.