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GRANJAS DE MIGRANTES

CARTAS DESDE CHICAGO

GRANJAS DE MIGRANTES

Con la reciente tragedia en Estados Unidos donde murieron 53 migrantes dentro de una caja de tráiler, los señalamientos poco o nada ayudan a un drama crónico; que es la de una sociedad sin esperanzas desde que nace, condenada a vivir en la ruina económica y emocional, pero con mucha fe.

/Rogelio Faz/

Para los que estamos en EU más o menos estables, se podría decir que estamos obligados a respaldar a todos aquellos que siguen la misma ruta, que no es más que la multi mencionada y choteada frase de ‘por una vida mejor’; el mentado ‘sueño americano’ “made in USA”.  

Sin embargo, muchos migrantes en su ruta creen que solo consiste en poner los pies en la ‘tierra prometida(?)’ para solucionar los problemas. Lo que implica enajenación. Pero con mucha fe.

De acuerdo con inmigrantes establecidos, se pueden llevar décadas para integrarse a este concepto de vida y habrá quienes nunca lo logren, no por marginación, sino por decisión propia para seguir arrastrando con mucho orgullo ‘usos y costumbres’ como herencia cultural, que van incluso en contra de toda civilización de primer mundo.  

Nuestras exigencias

Si no se llegan a cumplir nuestras demandas en tiempo y forma, con o sin papeles, salimos a las calles a reclamar. Sino se puede como ciudadanos recurrimos a los derechos humanos o civiles como mandan los cánones de la izquierda latinoamericana de donde salimos artos. Siempre hay que luchar por lo imposible como idea romántica junto a plegarias de fe, mucha fe.

Después de todo somos humanos, trabajamos, consumimos y pagamos ‘taxsas’ (no todos) pero da igual, estamos en el país de las oportunidades y tenemos que ocupar un lugar en el espacio de la democracia, por eso venimos aquí, así no tengamos cultura democrática.

Ante la adversidad

Las tragedias son un aliciente para seguir en la ruta, es cuando los demás se conmueven y lo que parecía imposible abre una oportunidad, claro, con mucha fe. Esta actitud de sacrificio se fecunda en los lugares donde no hay esperanza, para convertir nuestros pueblos marginados en granjas de migrantes.  

Echarse la bolita

La ONU pide castigo a los responsables; los gobiernos productores de migrantes dicen los perseguirán; que EU debe desarticular las bandas criminales; que es necesaria una reforma migratoria; las organizaciones sociales y religiosas acusan a los polleros de inhumanos. Pero los polleros o coyotes no existirían sino hubiera el producto que ofrecen las granjas migrantes.

Por lo tanto, el discurso humanitario o de ir en busca de polleros no resuelve por mucho el problema y solo se echan la bolita.

¿Una reforma migratoria para las caravanas?, ¿castigo solo a los coyotes cuando es un acuerdo entre dos partes?, ¿cuál es la responsabilidad de los padres que exponen a sus hijos? ¿y los gobiernos fallidos que callan como momias y prefieren dar un recuento de daños como si fuera una investigación policiaca?    

Las granjas y la fe

En la Declaración de Independencia de los Estados Unidos reza: “Sostenemos como evidentes estas verdades: que los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Pues es lo que todos deseamos ¿pero en que contribuimos para que así sea? ¿migrar? ¿y quien paga por eso apá?

Regular esto depende de las circunstancias y necesidades de EU y a su capacidad humanitaria. Cuando alguien decide migrar por su cuenta caerá en condición de indocumentado, y se está prácticamente fuera del radar de la migra. Pero necesita sobrevivir y lo hará. A diferencia de ser recibido se le tenderá que cubrir sus necesidades. En esa cantidad de gente con menores de edad con toda su fe se van a convertir en una amenaza hasta para ellos mismos, como en las granjas de donde salieron.

Darles seguimiento a los hechos delictivos como el tráfico de personas tiene que seguir su curso de ley, pero las granjas de migrantes su producción está en apogeo. Es un drama crónico que se presta a negocios sucios en complicidad de ineptos que se dicen representantes del pueblo que abusan de la ignorancia y de la mucha fe.   

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