Ciudad de México, , 26 de Abril de 2024

MI NECESIDAD DE TOMAR UNA COPA MÁS, ME LLEVABA A SEGUIR EN MI ESTADO DE EBRIEDAD

Ricardo Contreras
20 noviembre, 2020

CONFESIONES DE UN ALCOHÓLICO

MI NECESIDAD DE TOMAR UNA COPA MÁS, ME LLEVABA A SEGUIR EN MI ESTADO DE EBRIEDAD

/Por Catalina Guadarrama/

En esta ocasión Jorge N. de la Ciudad de México nos narra sus vivencias con el alcohol, “Mi primer contacto con el trago fue a los trece años, recuerdo bien que un vecino me invitó un trago para sentirme alegre, feliz contento, porque me sentía triste solo, por el abandono de mi padre que nos dejó; yo era pequeño, mi mamá se fue trabajar y no tenía la imagen materna tampoco, por eso me sentía muy solo. En esa primera prueba de alcohol, ya medio mareado pude empezar a sonreír, pues me anestesió todo la tristeza que me agobiaba, así inicié mi actividad alcohólica, ya no pude detenerme.

Si me refugié en el alcohol, desde la secundaria tomaba dos o tres veces por semana para calmar mí ansiedad, huía de mí realidad.  Cuando entre al Conalep ya estaba encarrilado en el alcohol, no entraba a clases, me reunía con mis compañeros en las canchas y bebíamos todo el día, poníamos la cerveza o el vino en bolsas de plástico con popote para simular que era refresco; por eso no terminé el bachillerato, por el alcoholismo tan arraigado que ya tenía.

 Me puse a trabajar para ayudar a mi mamá, pero como ya ganaba dinero lo destinaba sólo para comprar alcohol y todos los fines de semana me lo pasaba tomando.

Al principio mí mamá no se dio cuenta, pero como estaba cada vez peor, mi mamá y la abuela sabían de mi problema, me regañaban mucho, porque algunos tíos eran alcohólicos, me decían “¿quieres terminar como ellos?” pero hice caso omiso, hasta me golpeaban pero no importaba y me sentía enojado con ellas y tomaba cada vez más para no ver mi realidad.

Entré a una fábrica como obrero, donde también trabajaba mi madre, pero solamente le di los dos primeros sobres de sueldo, ahí conocí a otros borrachos, esperábamos la hora de salir y nos reuníamos para embriagarnos, por supuesto, me despidieron de ahí y de muchos trabajos porque siempre llegaba en estado alcohólico o faltaba, sólo buscaba trabajo para tener algo de dinero para embrutecerme.

Como consecuencia de mí creciente soledad y vacío, me casé a los 18 años, porque quería salirme del entorno familiar y fue una fuga más de mi vida, a los 20 años era padre de una niña, trabajaba y seguía con el problema del alcohol, poco dinero le daba a mi esposa porque la mayor parte del sueldo lo canalizaba para mi alcoholismo, mis cuñados veían por mi familia, no me parecía ni bien ni mal, no tenía sentimiento de culpa.

Mi esposa estaba siempre enojada conmigo, ya empezaba a faltar a la casa, desde el viernes que salía a trabajar y regresaba hasta el lunes, en muchas ocasiones no supe cómo llegaba, cuando recobraba el sentido me encontraba en casa.

Para calmar los reproches de mi esposa, comencé a jurar en la Villa, primero por un mes, luego por tres meses y hasta por un año pero sólo esperaba que se cumpliera el juramento, al término, sonando las 12:00 horas del día siguiente, ya tenía un vaso con alcohol en la mano para celebrar.  Cada vez peor, ya me la pasaba borracho 5 días a la semana, sólo o acompañado, los amigos nunca faltan. Lo único que me interesaba era seguir sumido en ese sopor que sólo encontraba en el alcohol y ahí me sentía protegido.

Al inicio de mis borracheras, pensaba que podía controlar el alcohol, luego con los juramentos, pero la verdad en el fondo veía que si tenía serios problemas debido al alcoholismo, pero estaba lejos de aceptarlo.

De todos los inconvenientes, el principal era que no tenía dinero, ni trabajo y estaba a punto de perder a mi familia pues pasaban hambre, mi esposa y mi pequeña hija, lo único que yo quería era seguir tomando, no podía parar, mi necesidad de tomar una copa más me llevaba a seguir en mi estado de ebriedad.

Recuerdo que con un amigo borracho igual yo, primero llego AA y me invitaba, me llamó la atención que un amigo de buenas parrandas ahora me invitaba al grupo y ya no tomaba. Pero pasaron ocho meses para que aceptara.

Cuando por fin acepté ir, me dieron la información que no entendí, no quería escuchar, en una siguiente sesión me sorprendí porque le dije a mi amigo que necesitaba saber más, porque estaba enfermo, las cosas empezaron a cambiar, pues ahora quería la oportunidad de entender todos las situaciones que me llevaron a mi alcoholismo.

En el comienzo de mi recuperación, tenía una imperiosa ansiedad por tomar una copa más, por volver a sentir ese agradable síntoma de la embriaguez. Más tuve el apoyo de otros alcohólicos recuperados, siempre estaban pendientes de mi progreso, no me dejaron ni un momento, todo el tiempo estuvieron preocupados por mí, principalmente el padrino que me tenía ocupado, pues lo acompañaba en sus actividades de AA, eso me ayudó a superar la ansiedad. Mi padrino me explicaba cada uno de los doce pasos de AA, comencé a practicar cada uno de ellos y la ansiedad empezó a disminuir, así me adentré al programa.

Pronto pude estar bien con mi familia, somos muy unidos. La verdad nunca me dejó mi esposa, aguantó todo mi problema y se lo agradezco mucho. Ahora tengo un trabajo estable.

Me sorprendía, que algunos compañeros tenían 15 años sin beber y yo quería ser como ellos porque si ellos pudieron, yo también y tendría la oportunidad de estar sobrio.

Hoy los puntos importantes del programa de AA son: recuperación, unidad y servicio, es lo principal para la transmisión del mensaje, siempre con el objetivo de alcanzar al alcohólico que sigue sufriendo.

Tratamos de llegar a los jóvenes que tienen problemas con su manera de beber, queremos que vean que sí se puede tener una vida sin estar con una copa en la mano e invitarlos a que asistan a una junta de AA para que conozcan la manera de trabajar unidos por una sola causa.

Dense la oportunidad de conocernos, donde encontrarán una solución, todos tenemos esa oportunidad en AA.

En AA hay una esperanza de vida. Así como ellos se sienten también nosotros pasamos por eso mismo.

Alcohólicos Anónimos, Sección México

Ofrece una Alternativa de Solución para

quien sufre la enfermedad del alcoholismo.

Servicios totalmente Gratuitos

Teléfonos: 800 561 3368/ 55 5705-5802

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