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«LA TRUMPA DEL PEJEDENTE»

CARTAS DESDE CHICAGO/
«La trumpa del pejedente»
 
/Rogelio Faz/
Cuando Donald Trump anuncio su candidatura a la Presidencia de los Estados Unidos, pocos creíamos que pudiera llegar. Y empezó con declaraciones polémicas, como aquella de que los mexicanos somos criminales, violadores… bad hombres.
 
Declaraciones que sorprendieron a muchos, pero, le generaron muchos adeptos, los suficientes para llevarlo a la Casa Blanca.
 
El ir en contra de lo políticamente correcto le dio aún más seguidores, en particular aquellos que no estaban satisfechos con los políticos tradicionales que no veían por sus problemas locales. Sobre todo, en áreas rurales, tierra fértil para cosechar simpatizantes de un nacionalismo estridente.
 
A Trump le resulto, y abría la puerta a un estilo informal de hacer política: irreverente, improvisado, incongruente y ocurrente. De criticar y burlarse de los demás hasta el agravio.
 
Incluso de provocar indignación por su conducta personal, y, por si fuera poco, crear conflictos internacionales, y aún sigue en pie.
 
En ocasiones da la impresión que no va a salir bien liberado de sus diatribas. Sin embargo, cuando se le acorrala, sale con otras más ingeniosas y groseras. Que le han generado una serie de apodos por bocón relacionados a su apellido. No obstante, todo se le resbala.   
 
Algo similar podría estar sucediendo en México. Periodistas o gente de opinión que haga una observación que no favorezca al licenciado Andrés Manuel López Obrador, el Peje, candidato electo a la presidencia de México, los descalifica. Como hace Trump.
 
EL protagonismo polémico de ambos personajes, además de desunir con el discurso de unir, es querer dar línea periodística sin “chayote”. Que los pone en primera plana. Confiados en que tienen el respaldo de quienes los llevaron al poder, donde el sentido común ha pasado a segundo término.
 
Trump dijo, cuando era candidato: “Podría pararme en la Quinta Avenida (Nueva York) a media calle y disparar a gente y no perdería votantes (…) tengo a la gente más leal”. El Peje bien podría hacer lo mismo en el Paseo de la Reforma en la Ciudad de México.
 
Cuando AMLO dijo a mujeres reporteras; corazoncitos, corazoncitos, para evadir preguntas específicas y directas, no es para considerarlo acoso sexual, pero si, estigmatización de género o una falta de respeto al trabajo de ellas. No estaban en un burdel ni él es su abuelito.
 
Cuando lo cuestionan sobre sus declaraciones de la bancarrota del país, la prensa es fifí. Él al igual que Trump hablan al garete, y los periodistas tienen la obligación de traducir cuál de las interpretaciones es la más cómoda para ellos, sino, son fifís o fake news.
 
Como quiera, al Peje se le resbala, y sigue en pie. Porque tiene a la gente más leal. Y lo justifica por haber sacado a los vividores tradicionales de la política que descuidaron al pueblo. En adición, habría que recordarle que hay muchas formas de ser fantoche y fanfarrón.
 
¡Urge! tener lideres serios, prudentes y respetuosos, y López Obrador, el Peje, no será lagarto como dice él, pero su “trumpa” lo puede llevar a ponerse el mote del “pejedente”.
 
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