EN CONFESIONES DE UN ALCOHÓLICO,
El Amor de Mi Vida Era el Alcohol
Por Katy Guadarrama
Esta ocasión Liliana de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas nos comparte sus experiencias, inicia muy segura de sí misma… empecé a la edad de 12 años, vengo de un a familia disfuncional tanto mi papá como mi mama bebían, era muy común encontrar botellas de alcohol en la casa, no existía ninguna prohibición, estaban a mi alcance, y yo estaba muy sola, me dejaban encerrado en la casa, desde muy pequeña. Como mi mama trabaja, me dejaba bajo llave, para que no me saliera. La verdad es que todo me daba miedo, en el alcohol encontré un alivio, era una parte en mí interior que se adormecía lograba estar en paz, aliviaba mis miedos me proporcionaba una falsa seguridad, me sentía desinhibida, libre y todos los miedos desaparecían a través del alcohol; comencé a tomar poquito, todos los días, luego ya no podía parar.
Era muy común, andar sola en la escuela, buscaba compañeros en la misma circunstancia, con los mismos problemas pues nos identificábamos, y la salida era el alcohol. En la prepa fue cuando más alcohol consumí, me sentía feliz y podía interactuar con personas de mí misma edad y con gente mayor que yo, a veces nos pagaban las borracheras, como pude terminé, e ingresé la licenciatura de Derecho, durante la etapa de la universidad fue peor ya resistía mucho, podía tomar desde la mañana y así asistía a clases e incitaba a mis demás compañeros a beber conmigo, era una borracha muy social.
Llegaba a escuela me embrutecía con tres copas, me dormía y seguía bebiendo en cuanto despertaba, tuve muchas situaciones incómodas porque en cada borrachera me despertaba con una persona distinta, no recordaba nada, no sabía ni sus nombres, no eran amigos o compañeros de parranda, no supe de dónde salían, sólo que estaban junto a mí; era muy promiscua y me provocaba remordimiento para calmar mí angustia y seguía bebiendo, por fortuna nunca salí embarazada, aunque sí tuve enfermedades de tipo sexual, para olvidar buscaba perderme y todo volvía a empezar, no veía ese circulo en el que estaba metida.
En varias ocasiones, me llevaron arrestada y perdida por beber en la calle, en Chiapas sólo eran faltas administrativas, pisé las cárceles de paso, lo máximo que estuve fueron 72 horas, me volví cliente de los separos, ya me conocían; salía y volvía a entrar… Detiene su narración, da un suspiro, se toma un minuto y prosigue con su historia… No advertía el daño, que me hacía a mí misma, porque pierdes la vergüenza, todo es fácil y divertido, la gente me veía, me reconocía, a mí me valía un cacahuate, yo sólo buscaba perderme en el alcohol.
En varias ocasiones amigos y la familia cuestionaban a mis padres sobre lo que estaba pasando conmigo, lo negaron siempre, ocultaban mis problemas porque soy mujer, siempre se negaron a reconocer que tenía un gran problema y se negaron a pedir ayuda, o por lo menos asesorarse, decían que no pasaba nada hasta que toque fondo, aún así, hubo resistencia de su parte para aceptar el problema, y como no pasaba nada yo seguía perdida en el vicio, aprovechaba su falta de apoyo.
El consumo de alcohol, fue incrementándose: primero un día, luego de viernes a domingo, los dos últimos años ya bebía diario, me convertí en una pesadilla, desaparecía por semanas, de esta época tengo lagunas mentales, apenas si puedo hilar momentos, no sé cómo sobreviví hui de la casa de mis padres, perdí mí trabajo, y sin embargo, estaba en etapa de negación, no quería reconocer mi problema. Un día desperté después de celebrar las Fiestas Patrias, desde el 13 de septiembre, para el 17 andaba deambulando como zombi por las calles, no podía pensar, mi cuerpo temblaba sin control, sentía que me perseguían, escuchaba voces, quería correr pero mí cuerpo no obedecía, estaba echa una piltrafa humana.
Jamás tuve una pareja estable, el amor de mí vida, era el alcohol, no me interesaba tener una relación, ¿para qué? Si todo lo que importaba era embrutecerme, lo que yo quería era mi relación con el alcohol, en verdad no pretendía dejarlo y nunca me importó ser mujer, o el qué dirán, sólo quería perderme y casi lo logro.
Un día, harta de mi situación, deambulaba por las calles sin rumbo, hacía frío, estaba temblando sin parar, cuando de pronto vi, una puerta abierta y era una casa del grupo, como pude entré y me ofrecieron un poco de café, pero los temblores eran tan fuertes que no pude sostener la taza, ahí entendí que, de no cambiar mi vida, lo siguiente era la muerte.
Inicié la rehabilitación, fueron los meses más horribles, pues físicamente estaba debilitada de tanto beber y de no comer, tenía estados de ansiedad que no terminaban, pasó tiempo para volver a utilizar las manos, tenía mucho miedo, no dormía en las noches y sólo podía estar con la luz prendida, comencé deshincharme y poco a poco pude comer, no era capaz de hablar en público, pero algo dentro de mí dudaba… Liliana detiene su charla y suspira… Para continuar con su relato…
Cabeza dura la mía… ya estaba un poco mejor y volví a beber tres meses después de entrar al grupo, aunque me sentía mejor, aún no estaba convencida, no quería dejar de beber, sólo quería aprender a beber, con el tiempo entendí que la ayuda y el abrazo sincero de los miembros del grupo, te fortalecen para encontrar tú camino y que tienes un propósito en la vida, eso fue fundamental para quedarme y salí adelante.
Ya había pasado por todo esto a los 28 años, había desperdiciado mucho tiempo. Hoy vivo un día a la vez, desde que me integré, pues sé que tengo una nueva oportunidad, si despierto, de vivir en el presente, porque vivía atormentándome en el pasado por todas las cosas que hice. Por eso, cada día es una esperanza de vida.
Mi familia, no podía entender porqué ingresaba al grupo, mis padres decían que yo podía salir sola, que no debía de hacerlo y menos decirlo, pero luego aceptaron que se trataba de una enfermedad el alcoholismo, con el apoyo y trabajo del grupo, si dieron resultado, ahora estoy bien y me dicen ahí es mí lugar, es donde pertenezco.
Actualmente soy agente de seguros, abogada, y tengo un despacho, tengo metas y expectativas porque cada día es una oportunidad, tengo 9 años sin tomar ninguna bebida alcohólica.
Lo más importante es, aceptes que tienes un problema con tú manera de beber, porque das vergüenza, tienes problemas en tú trabajo, con tú familia, con tus amigos; cuando lo has perdido todo y lo único que importa es el alcohol y sólo vives para alcoholizarte, ya estás en el fondo. El grupo te ofrece una alternativa cambiar una forma de ver la vida, a mí me ha funcionado solo por hoy para seguir adelante, y espero que también le sirva a quien lo necesite.
El grupo cambió mi vida, por eso comparto mi experiencia, con las personas que tienen problemas con el alcohol.
Alcohólicos Anónimos, Sección México,
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quien Sufre la enfermedad del alcoholismo.
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