Desvergonzado cobro en casetas de peaje
Por Alejandra Pérez Bernal (*)
JANITZIO ES uno de los sitios con reconocimiento mundial debido a su tradicional fiesta purépecha el Día de Muertos, cuando cada año convierten a la isla en una montaña llena de luz erigida sobre el importante lago de Pátzcuaro y donde se dan cita miles de turistas nacionales y extranjeros.
Sin embargo, es una pena que las autoridades y los pobladores de esa zona de Michoacán pongan poco empeño por ofrecer servicio de calidad.
Urge capacitación, infraestructura y mejoría en servicios que van desde el traslado de turistas en lanchas, el descenso que hacen sobre muelles carentes de cualquier atractivo, y los servicios de sanitarios.
Ya ni hablar de su oferta gastronómica, ya que sus restaurantes ofrecen alimentos de nulo sazón, poca presentación y excedidos precios.
Hay que hacer énfasis en que el turismo nacional y extranjero estaría feliz de pagar lo justo por un recorrido a través del lago con explicaciones sobre su historia y cultura, en donde se destaque la fama mundial que han adquirido los pescadores de Janitzio, que han sido plasmados hasta en lienzos internacionales y que se explotaran más o sacaran más beneficio a esos callejones -como en Guanajuato-, que llevan hasta el monumento del prócer independentista José María Morelos y Pavón, desde cuyo mirador se pueden observar todos los alrededores de la isla, pero que está en total descuido, sucio, con nula vigilancia y murales deteriorados.
Ojalá el nuevo gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, o de perdida el nuevo alcalde de Pátzcuaro, Víctor Báez Ceja, tomen cartas en el asunto.
EL DATO: En 2014, Claudia Ruiz Massieu, secretaria de Turismo federal, anunció la puesta en marcha de un programa de mejoramiento urbano en la isla de Janitzio. El proyecto arrancó con 20 millones de pesos para la recuperación del muelle y plaza de acceso a la isla, así como la construcción de un andador perimetral, mejoras al malecón y la construcción de exhibidores artesanales. Se habló de la aplicación de planes de capacitación, la recuperación de proyectos de producción artesanal y la instalación de escuelas de canotaje y remo.
ES UNA vergüenza que las autoridades de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), al mando de Gerardo Ruiz Esparza, y más concretamente de Caminos y Puentes Federales de Ingresos y Servicios Conexos (Capufe), que dirige Benito Neme Sastré, permitan que se cobre en las casetas de peaje a miles de turistas que, en tiempos vacacionales, usan carreteras «dizque de cuota» como la de Querétaro o la de Acapulco, y que tienen tramos en sempiterna reparación que retrasan los tiempos de traslado y provocan mayor consumo de gasolina en los automotores. Si nos enfocamos sólo al transporte de carga y de pasajeros, los costos son mayores. Como ocurre desde hace dos años, en la carretera Querétaro-México, una vez que se paga la caseta de peaje de Palmillas, los vehículos demoran hasta una hora porque las obras de remodelación, bacheo y asfalto, reducen a un carril la circulación. Se tiene demostrado mundialmente que una hora de retraso en una carretera como la mencionada significa pérdidas por 100 millones de dólares por la demora en la entrega de mercancías, pasajeros con llegadas y salidas retasadas y combustible consumido en demasía. En suma, las carreteras de cuota en mal estado en el país o en constante reparación, con su consabida leyenda: «Disculpe usted las molestias que estas obras le ocasionan», son un saqueo al bolsillo, en poblado y en despoblado.
(*) Periodista
@AlejandraBernal
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