- Museo de la Charrería, sólo promesas y palabras de apoyo
Por Alejandra Pérez Bernal (*)
AHORA QUE EN 2014 quedó demostrado que los vacacionistas de Canadá y Estados Unidos son los más asiduos paseantes del exterior en México, el gobierno federal, con su secretaria de Turismo, Claudia Ruiz Massieu, debe replantear su estrategia de promoción, y dejar de hacerle al Mandrake o al ilusionista de la serie cómica de los años 30. Esta claro que no es Rusia,ni China, ni los países asiáticos, ni los europeos los que deben provocar los planes de los promotores y agentes de viajes. Está claro que llegaron en 2014 cerca de 25 millones millones de turistas del extranjero a México y un tercio de ellos fueron a Cancún y a la Riviera Maya, mientras que otro tercio se fue a zonas del Pacífico mexicano, principalmente de los dos países que por tratados firmados en la década de los 90 son nuestros principales socios comerciales.
EL DATO: En 2014, México habría tenido un repunte de 18.2%, respecto al Top Fifteen de países por llegadas internacionales, con lo que habrá de recuperar al menos tres lugares. Este es el mayor crecimiento previsto, seguido por Malasia y Hong Kong, en ese concepto.
A FINALES DE 2009 y principios de 2010, Felipe Calderón quiso hacer una gran fiesta con motivo de los primeros 100 años de conmemoración de la gesta revolucionaria y los 200 años conmemorativos del movimiento independentista. La orden de Calderón para la Ciudad de México fue que todos los edficios y monumentos históricos deberían estar remozados, rehabilitados o por lo menos darles una «manira de gato» antes de la fiesta del llamado Bicentenario. Se hicieron juntas entre funcionarios y representantes de todos los edificios públicos entregados en comodato a sacerdotes, colegios, museos, institutos y plazas públicas. Pero todo quedó en palabras. El gobierno de entonces terminó su gestión sin pena ni gloria y palabra no cumplida, claro con excepción de la ignominiosa; oprobiosa e insultante estela de luz que costó más de mil 400 millones de pesos y que no sirve para nada. Una prueba concreta de lo que se afirma se puede observar en el Museo de la Charrería de la Ciudad de México, que se encuentra ubicado en la esquina de Izazaga eIsabel la Católica. Dentro de ese recinto hay pinturas que prácticamente han desaparecido por el paso del tiempo. porque al gobierno de Calderón no le importó enviar expertos para rescatar esos murales que están dentro de una pequeña capilla dedicada a la Virgen de Montserrat, porque así lo decidieron los frailes dominicos del siglo XVIIy XVIII. El edificio necesita apoyo, pues por sus muros pasan décadas y centurias llenas de historia, pues dentro alberga desde la silla de montar y las pistolas y fusiles que usó Doroteo Arango, alías «Pancho Villa», hasta las que utilizaron los bandidos de Río Frío y el emperador Maximiliano, antes de ser fusilado en el Cerro de las Campanas. Falta mucho por presumir en la ciudad de México y mucho apoyo de las autoridades, que quizá ignoran que antes de ser Museo, el de la Charrería, era una edificio transformado en vecindad. Da dolor y coraje que nadie haga nada. porque hay muchos políticos vinculados a la charrería, como Ricardo Anaya Cortés, líder del Partido Acción Nacional, quien es hijo de Ricardo Anaya Maldonado, presidente del Lienzo Charro de San Ángel
@AlejandraBernal
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