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La actitud estudiantil se sale de control

*En la Normal Rural de Ayotzinapa en vez de enseñar,  adoctrinan

Por Luis Repper Jaramillo*

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¡Cuidado! las cosas se salen de control al gobierno federal. Por consentimiento, temor, por contemplación y lo pero sería por incapacidad, el sector estudiantil tiene hincado al sexenio peñista y el riesgo para el país puede ser grave. No soy catastrofista, pero las evidencias hablan por sí mismo.

La bandera de los 43 de Ayotzinapa le dio la vuelta al mundo, al grado de que el Parlamento Europeo “condenó los hechos sucedidos en Iguala, Guerrero y pide al gobierno de México, reforzar las medidas en torno a la defensa de los derechos humanos”. Por algo será.

Pero… no se puede exigir justicia, cuando los estudiantes, y generalizo, son injustos con la sociedad, con el capitalino, con el trabajador, porque en aras de lloriquear la desaparición de los “anormalistas” de Ayotzinapa, han destrozado, destruido, afectado el libre tránsito de gente inocente, valiéndoles un comino el daño que les ocasionan.

No discuto, ni minimizo su derecho a manifestarse, a vociferar, a reclamar la aparición de sus similares;  pero escudándose en una bandera sentimental, han dañado propiedad privada, pública y hasta los ingresos de empleados a quienes les descuentan de su sueldo el día o porte de él por llegar tarde, como consecuencia de sus infernales marchas, bloqueos, manifestaciones. A ellos eso no les interesa, la idea es hacer desmadre, dañar a la sociedad.

Ya rebasaron el límite de lo permisible, han caído en el libertinaje, en la desobediencia, en la anarquía, en la impunidad, pues las tomas y destrucción de instalaciones públicas como los ayuntamientos de Iguala, Chilpancingo, Acapulco, Canal 11, los estudios de TV UNAM, para clamar “justicia” y emitir un mensaje  por la aparición de los 43, infringiendo la ley, al tomar por la fuerza instalaciones públicas o invasión de propiedad privada, son actos de barbarie, vandalismo, hasta insurrección… y no pasa nada.

Lo más terrible de los hechos, es que todo esto sucede a la vista, de día y de noche, en la nariz de la autoridad y… ¡no pasa nada!, quedan en la más absoluta y lastimosa impunidad y/o complacencia de la autoridad.

Baste ver las escenas televisivas de los ataques “cuasi guerrilleros” que los “anormalistas” de Ayotzinapa, propinaron a las sedes gubernamentales de Iguala, Chilpancingo, Acapulco, al Congreso guerrerense, a propiedad privada, como la Plaza Tamarindos de Iguala, en donde además de dañar infraestructura particular del ex alcalde prófugo José Luis Abarca, saquearon negocios ajenos al perseguido, cometiendo varios delitos: robo, daño en propiedad particular, asociación delictuosa, terror, y las que resulten… ¡y no pasa nada!, ninguna autoridad de los 3 órdenes de gobierno hace algo al respecto.

Los estudiantes están desquiciados, el pretexto lo tienen, sus 43 similares, pero la sociedad, los bienes muebles e inmuebles no deben ser los afectados por estas “muestras de solidaridad”; los están dejando hacer, los dejan pasar y ya ensoberbecidos han aumentado la agresión, la rapiña, la desobediencia y la falta de cultura y civilidad, a pesar de ser “estudiantes”

 Tuve la desgracia de padecerlos. El miércoles 22 de octubre abordé el Metro de la Línea 1, cuál sería mi sorpresa que me topé con una grupo de 27 “estudiantes” de la UAM Xochimilco, no los conté, ellos pasaron lista de números del 1 al 27.  Sacaron, entre gritos, arengas, la trillada frase “vivos se los llevaron, vivos los queremos de regreso”, cartulinas y plumines para escribir la frase anterior, pero ¿saben qué? con faltas de ortografía y  pésima letra. Se decían estudiantes de la UAM, que desde luego se saltaron los torniquetes y no pagaron el boleto, un ilícito, de quienes piden justicia, sin respetar la ley.

Orgullosos de su status de “estudiantes” presumían que asistirían a la marcha del Ángel al Zócalo, para exigir al gobierno la aparición de los 43 de la Normal Rural, y que por eso miércoles, jueves y viernes no asistirían a clases hasta que volvieran los desaparecidos de Ayotzinapa; ahora compruebo por qué la falta de ortografía y la irresponsabilidad de saltarse el torniquete, para ellos el relajo y la marcha están por encima de la asistencia a clases.

A todo esto, pregunto… ¿en dónde están los padres?, se rompió el vínculo familiar para no cuidar, revisar, conversar para que los hijos cumplan con el rol, que a su edad tienen, sólo de estudiar.

Ayotzinapa no debe ser el pretexto barato, para las muestras de indisciplina, desinterés, valemadrismo que este sector de la sociedad muestra con sus actitudes vandálicas, agresivas, rebeldes, de insubordinación a la escuela, a la familia, a la sociedad, a la política educativa que los prepara para el futuro;  con esta actitud esta generación estudiantil será en el corto plazo un mediocre grupo de  profesionistas.

Los “anormalistas” de Ayotzinapa, se la pasan la mayor parte del calendario escolar en paros, manifestaciones, bloqueos, mostrando su enorme capacidad de pirómanos, aliándose con los mercenarios de la Coordinadora Estatal y Nacional de Trabajadores de la Educación, con los anarquistas y otros,  al cabo de 4 años saldrán a ejercer el magisterio, qué desastres. ¿Qué enseñarán a los indefensos alumnos de la sierra, de la costa, del llano? pues lo que saben hacer y ha aprendido es: guerrilla, resistencia civil, daño en propiedad privada, piromanía, desestabilización, etc.

¡Cuidado!, los “estudiantes” ya le tienen tomada la medida al gobierno federal. La salida  del gobernador con licencia Ángel Aguirre Rivero, del gobierno de Guerrero, no resolverá el problema, sólo será una aspirina para el paciente con cáncer, las aguas políticas ya se  mueven y estos disturbios serán el denominador común de la actividad electoral hacia las intermedias de 2015. Los grupos subversivos, la izquierda radical, el priismo están mostrando músculo y se han colgado de los estudiantes para abonar en su favor y dañar al de enfrente.

Ayotzinapa, IPN, deben encontrar ya un dique, escuchar el manotazo en el escritorio para frenar esta ola de ataques contra gente inocente.

Ya cayó el pez gordo, Aguirre Rivero, deben seguir José Luis Abarca,  María de los Ángeles Pineda Villa (esposa), Felipe Flores Velázquez (director de seguridad pública) y desde luego la aparición (como sea vivos o muertos) de los 43, para una vez aplicada la justicia contra los 3 autores intelectuales del ataque contra los jóvenes, regresen a las aulas de la Normal Rural y retomen su preparación, pero para enseñar, no para agredir a la sociedad.

Su demanda es compresible, pero injusta, por las razones que he esgrimido. Es necesario también saber qué se enseña o adoctrina dentro de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, “Raúl Isidro Burgos”, porque las “clases” extramuros no hablan precisamente de la preparación de un profesor que eduque y enseñe a alumnos, como lo han demostrado en acciones tipo guerrillero cuando toman la Autopista del Sol, sus casetas de cobro, el vandalismo (documentado), los ataques a edificios públicos, los saqueos a comercios y camiones repartidores, el robo de gasolina y secuestro de autobuses para sus traslados a la Ciudad de México, sus virtudes piromaniacas, etc. no coinciden con las asignaturas que un normalista debe cursar como Ciencias y Técnicas de la Educación, Ética, Danza, Teatro, Psicología, Pedagogía, etc. ¿cómo que no se parecen, verdad?

En fin, ¿en donde están la SEP federal y estatal para revisar y supervisar los planes de estudio y la tira de materias de esa Normal Rural?, alguien no ha hecho su trabajo y menos bien, pues la carrera de maestro se hace dentro de las aulas, salvo el día que corresponde a la práctica “in situ”, y no de manera permanente “en campo” con acciones ya descritas.

No se vale. Porque esa actitud desprestigia la hermosa y noble profesión de maestro normalista; y la defiendo porque soy egresado de una escuela normal y orgullosamente ejercí mi carrera por más de 15 años, enseñando, guiando, educando, creando buenos ciudadanos, la dejé para entrarle al periodismo, y no es justo que pelafustanes como los de Ayotzinapa, denigren, pisoteen, degraden el apostolado magisterial con la bajeza de actitudes guerrilleras y mercenarias, como al parecer se adoctrina dentro de la  “Raúl Isidro Burgos”.

*Miembro de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT)

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