*Ayotzinapa, adoctrinamiento y caldo de cultivo para grupos subversivos
Por Luis Repper Jaramillo*
¿“Estudiantes”? de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, Guerrero, tengan o no razón, destrozaron parte de las oficinas del Palacio de Gobierno, en Chilpancingo, atentaron contra el edificio del Congreso Local, azuzados, encabezados, instigados por los “maistros” de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, (CNTE), viles mercenarios que una vez más mostraron su bajeza, incultura, desprecio por el país y calaña de vagos sin oficio ni beneficio.
Esta horda de pelafustanes, entre ellos los disque alumnos que “estudian” para maestros en la Escuela Normal Rural “Manuel Isidro Burgos Alanís”, incendiaron oficinas del gobierno, esa actitud afectó a guerrerense inocentes, acabaron con papelería y documentos oficiales, con computadoras en donde se perdió información oficial, además de mobiliario, infraestructura y demás.
Los sujetos, a los que me resisto llamar estudiantes normalistas, demostraron ser guerrilleros en ciernes, bajo el adoctrinamiento de grupos subversivos, mafiosos, delincuenciales, -que si no lo son-, eso parecieron, pues la saña, ira, agresión obedecía al “trabajo” de desestabilización, que inicia con la protesta y concluye con la revuelta.
Pude observar, a través de imágenes de televisión, la forma inhumana en que los “estudiantes normalistas” se hacinan, viven en las instalaciones de la Escuela, los supuestos dormitorio me hicieron recordar las guaridas de los guerrilleros y mercenarios en la sierra que revela estar acostumbrados a ello, su manera de vivir.
Esos “alumnos” de la Escuela Normal, no es la primera vez que se involucran en acciones guerrilleras, como la toma de casetas, bloqueo de la Autopistas del Sol, saqueos, vandalismo, como aquel 11 de diciembre de 2011 en que un grupo de estudiantes de dicha escuela realizaba un bloqueo a la circulación en la Autopista del Sol, para protestar contra el gobierno con resultados fatales: dos “normalistas” (nunca se comprobó si lo eran) murieron en intercambio de disparo con la policía, y un empleado de una gasolinera a quien los “estudiantes” rociaron combustible e incendiaron, días después falleció el hospital.
Por desgracia, el noticiario nocturno de la televisión privada, han victimizado, convertido casi en mártires a los normalistas de Ayotzinapa, sin considerar o recapitular que éstos han dañado propiedad pública, infraestructura urbana, agredido construcciones privadas, asaltado vehículos repartidores de productos, destrozado, incendiado (lo que les resulta común) autobuses de pasajeros, vehículos privados, patrullas, guarniciones viales, extorsionado a conductores cuando toman las casetas de cobro de las autopistas, etc. quedando siempre impunes de delitos del fuero común o federal, por la tibieza, miedo o contubernio de autoridades federales, estatales y municipales.
No. Estos seudo estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, no son inocentes, son revoltosos, se escudan en la nobleza de una institución educativa, para adoctrinarse, para delinquir, a sabiendas de que sus actos no serán castigados por la autoridad y ponderados, maximizados por los medios de comunicación afines a un partido.
Esta visión de la realidad, no defiende y mucho menos justifica la pasividad e incapacidad del gobernador perredistas, alguna vez priista, Ángel Heladio Aguirre Rivero, quien debe ser desaforado, enjuiciado y purgar sentencia por su lesiva actitud ante la agresión que sufrieron los normalistas de parte de la policía municipal de Iguala, con saldo trágico de seis muertos, 25 heridos y la desaparición, dicen ellos, de 43 “compañeros” (camaradas deberían decir). La situación no tiene perdón y tanto Aguirre, como Abarca, el alcalde con licencia de Iguala y el Secretario de Seguridad Pública, Francisco Salgado Valladares, deben ser llevados a juicio por homicidio culposo.
No estoy satanizando a los seudo estudiantes de Ayotzinapa, pero analizo el otro lado que algunos medios de comunicación leales omiten por conveniencia. ¿Por qué no se consulta a miles de personas que tuvieron la mala suerte de estar o cruzarse cuando los normalistas hacen sus desmanes, qué dirán los comerciantes, empresarios, transportistas, prestadores de servicios, el propio Capufe, repartidores de mercancías, cuando los “estudiantes” han asaltado, dañado su propiedad, impedido desarrollar su actividad con la pérdida de ingresos, de eso tampoco se levantan actas o denuncias contra los normalistas, lo que desencadena una estela de impunidad.
Si realmente fueran estudiantes –no descarto que algunos, quizá los menos- no permitirían la infiltración de grupos ajenos a sus acciones, como los anarquistas, la CNTEG, el SME, etc. quienes ya mostraron su rabia contra la sociedad y las autoridades, como en la Ciudad de México, al atacar el edificio de la PGR, en donde nuevamente apareció el intento de incendio y la saña por dañar propiedad ajena.
¿Son justas sus acciones? NO, porque el asunto ya está en manos de las autoridades judiciales y policiacas federales. Sé que en el caso de los “desaparecidos” se conocen y persiguen a los autores intelectuales y materiales: el exalcalde de Iguala, José Luis Abarca, su Director de Policía, Francisco Salgado Valladares, los elementos de la municipal, el propio Aguirre Rivero, por omisión, negligencia o incapacidad, los subversivos de Guerreros Unidos e incluso sicarios de los cárteles de la droga en Guerrero, entonces debe esperarse a que culmine el proceso de pruebas y hacer caer la mano de la justicia contra los responsables. Por eso no se justifica la actitud y revuelta de los quejosos.
La investigación está en curso, y no será destruyendo y atentado contra todo como sus “compañeros” desaparecidos aparecerán, tienen que dejar que la fiscalía federal acumule todas las pruebas, testimonios y pruebas gráficas para que en cuestión de días o semanas, los responsables sean detenidos y remitidos a donde deben estar, la cárcel.
Los ciudadanos y la infraestructura urbana, bienes muebles públicos y privados no deben ser la consecuencia de la inestabilidad emocional de los normalistas; porque no es posible ni aceptable que quienes se supo educarán a los niños y jóvenes de Guerrero, sean trogloditas, animales enfurecidos, gente irracional que cause daño, que robe, vandalise y descuide su educación, en aras de justicia que ellos no predican.
La mecha está corta y si las autoridades federales no resuelven a la brevedad el asunto Iguala/Ayotzinapa, lo que fue una inconformidad se convertirá, en lo que decía, una revuelta social, porque los “anormalistas” son caldo de cultivo para la CNTE, los anarquistas, los del SME, los radicales de la UNAM, UAM, los Guerreros Unidos, La Familia, etc. que sólo buscan el momento oportuno para atacar. Recuérdese 1968, que inició con un pleito estudiantil y terminó en una masacre irracional del gobierno federal.
Ayotzinapa no debe ser el símil de la Voca 2, aquel año olímpico. El Gobierno Federal debe entregar a la justicia a los responsables intelectuales y materiales del “igualazo” para sancionarlos como debe ser y obligar a los “anormalistas” a regresar a la Escuela Normal a educarse para educar y vigilar de cerca qué hacen dentro del plantel estos vándalos; que maestros en preparación para enseñar, no lo son. Y lo sostengo.
*Miembro de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT)