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Soberbia e indiferencia signos del gobierno de Miguel Ángel Mancera

 

Su administración es recaudatoria… para su sueño de grandeza: 2018

Por Luis Repper Jaramillo*

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Luis Repper Jaramillo, autor de la columna "Comentando...tu Ciudad"
Luis Repper Jaramillo, autor de la columna «Comentando…tu Ciudad»

El Gobierno de la Ciudad de México, léase Miguel Ángel Macera, cree que administra una entidad ultra desarrollada como Ginebra, Davos, Bruselas, que tienen una economía y calidad de vida ejemplar en lo urbano, cívico, disciplinado, en las que el costo de la vida no les interesa, tienen resuelto su modus vivendi que las hace metrópolis caras, porque sus servicios son eficientes, con empleados públicos dilectos, ordenados, nada corruptos y decentes; de esto, precisamente, carece la capital de la república, aunque en París, Kuwait y Dubái, MAM presuma ser un alcalde del primer mundo… pero se equivoca.

La Ciudad de México da lástima, se deshace día a día por las ocurrencias de un gobierno improvisado, más ocupado en recaudar dinero, que en distribuir razonablemente la riqueza de nuestros impuestos, multas, sanciones, prestación de servicios deficientes, cuyo objetivo es recoger dinero a manos llenas aunque la atención a la ciudadanía le valga un cacahuate.

El Plan de Gobierno del “sin partido” es sancionar, cobrar, imponer multas a todo. Ahora se sacó de la manga (otra ocurrencia) dos acciones punitivas. La primera, colocar en las vías primarias de la capital (Circuito Interior Río San Joaquín, Zaragoza, Río Churubusco, Viaducto Miguel Alemán, Periférico Elevado, entre otras) foto cámaras para sorprender a automovilistas que rebasen índices de velocidad.

Sin aviso previo o una campaña de información, de manera agazapada echó a andar las cámaras que flashean al automóvil directamente a la placa de circulación, cuando éste apenas supere los 80 kilómetros por hora; una acción meramente recaudatoria para sacar dinero al conductor cuando se presente a verificar su coche –otro robo al bolsillo de los capitalinos-

Además, a partir del 15 de diciembre indilgará, en colusión con los Diputados de la ALDF, a los automovilistas un nuevo Reglamento de Tránsito, que más que orientador y disciplinario, es un Acta de Castigo porque todos sus artículos imponen multas –otro ardid puramente recaudatorio- cuya finalidad es engrosar el “marranito” para financiar su sueño de grandeza, la candidatura presidencial en 2018.

Otro renglón en donde Miguel Ángel Mancera sólo ve ingresos a costa de los ciudadanos es el mamotreto Ecobici, el negocio oficial del GCDMX, de rentar vetustas e inseguras bicicletas, exponiendo al consumidor, incluso hasta la muerte, como sucedió en los últimos 15 días en que 6 personas perdieron la vida al ser arrolladas por vehículos, por la falta de respeto y precaución de los conductores.

Este programa de alquiler de bicicletas, lo retomó de su antecesor, hoy fugado, Marcelo Ebrard Cassaubón. No fue capaz de modificarlo o readaptarlo al irrefrenable estilo de conducción vehicular de una ciudad en la que diariamente circulan 4.5 millones de coches, y lo peor, en donde no existe la cultura y disciplina de manejar con cortesía. Esto no le importó.

Mancera comete un grabe error, incluso legal, al no garantizar la integridad física de sus clientes, quienes pagan con tarjeta de crédito bancaria, el alquiler, pues no ofrece un seguro de vida, como está obligado quien conduce un automóvil, autobús, camión, etc.

Ecobici renta hasta por 45 minutos un aparato, transcurrido ese tiempo, penaliza “al cliente”, cobrándose a lo chino, con cargo a la tarjeta de crédito del usuario, sin nada a cambio.

Por ser un servicio comercial está obligado a reparar el daño causado a la víctima que pedalea el aparato alquilado al gobierno de la ciudad. En esta prestación de servicio la autoridad sólo recauda, para el mismo fin: 2018.

Qué decir de los segundos pisos del Periférico, de San Antonio a Viaducto Tlalpan, en ambos sentidos, también se cobran. Pero el estado físico de la vialidad esta desastroso; además, una ruta que debe ser exclusiva para automóviles se ha colapsado por la indiferencia, incapacidad, anarquía, laxitud y corrupción de la autoridad al permitir el ascenso de autobuses escolares, foráneos, camiones de carga, motocicletas y vehículos pesados del gobierno de la ciudad o de delegaciones políticas, como los de basura, de redilas con carga o muebles de oficina viejos, que deterioran el asfalto y hacen lenta una vialidad rápida.

Es tan punitiva la política de Miguel Ángel Mancera, que vendió las calles de algunas colonias de la ciudad, concesionando a particulares, (simulando una oficina de gobierno), el alquiler de un espacio para estacionar el coche, pero… sin responsabilidad civil. Es decir, el confiado “cliente” de los parquímetros deja su vehículo en la calle, paga el lugar por, minutos y horas, sin embargo, si algo le sucede a la unidad, robo, golpe, hurto de sus partes, Ecoparq, otro negocio del GCDMX, no se responsabiliza por los daños.

Como en el caso de Ecobici, tampoco el “negocito” de Mancera, ofrece un seguro al incauto automovilista. Lo deja a su suerte.

Es tan corrupto e impune el servicio que ofrece a sus “clientes” la mancuerna Ecoparq/MAM, que sus operadores (un cargador de las arañas, un inculto policía y un sucio inspector) recorren calles observando el boleto que marca la hora y minutos de permiso, y aunque falten 2 o 3 minutos para su vencimiento, la trilogía coloca el inmovilizador, aunque el dueño del vehículo haya ido al parquímetro a pagar por más tiempo.

El inculto policía toma fotografías a la placa del coche, mientras el cargador engancha el artefacto a la rueda delantera y el supervisor se hace tonto hablando por un intercomunicador, quien sabe a quién.

La multa por colocar la “araña” es de 560 pesos, más dinero para el “marranito” electorero de Mancera. Total, no le queda de otra al infortunado que desembolsar esa cantidad… pero, para que le retire la porquería, los ineficientes de Ecoparq, dejan pasar de 45 minutos a una hora.

Lo más lamentable de esto, es que los diputados de la ALDF, lo admiten, solapan y coluden, pese a dañar la economía del capitalino o visitante que se estaciona en zonas de parquímetros. Dejan que el inquilino del Antiguo Ayuntamiento amase fortunas con fines político/electoreros.

Y más recientemente, Mancera está considerando, con el peregrino argumento de inhibir el uso del automóvil en el Centro Histórico de la Ciudad, cobrar, sí pagar por entrar al primer cuadro capitalino; es decir –sólo el pensarlo- violar flagrantemente el legítimo derecho de libre tránsito. ¡Vaya torpeza! imponer una tarifa (dinero, dinero, más dinero, parece ser el sino del ¡¡¡Mejor Alcalde del mes de junio de 2013!!! comprado a la Fundación Británica City Mayors) por entrar, cruzar, realizar actividades, etc. en el Centro.

Si la ALDF permite a MAM esta anarquía, como ya lo hizo con las descritas en esta entrega, será cómplice y servil de un gobernante que sólo vela por su interés político y personal, ignorando, siendo indiferente a su lema de campaña “Gobernando Juntos”, que a tres años de su triunfo inobjetable, perdió la razón y soberbiamente cree que México lo necesita, ja ja ja… Sí, pero fuera del país.

*Miembro de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT)

 

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