- Al contrario, de acuerdo con fuentes priistas, la fama de la senadora es de ser oportunista y beneficiaria de acuerdos políticos. Lo cierto es que se adelantó y, mediante, una organización denominada “Pensar en Chihuahua” ha realizado actos de campaña que pueden ser sancionados por el Instituto Nacional Electoral
/Por Moisés Sánchez Limón/
El Partido Revolucionario Institucional corre el riesgo de perder el estado de Chihuahua en los comicios del año entrante, debido a que la senadora plurinominal priista Graciela Ortiz González ya metió ruido a la sucesión de César Duarte Jáquez. Pretende apoderarse de la candidatura sin contar con méritos suficientes.
Al contrario, de acuerdo con fuentes priistas, la fama de la senadora es de ser oportunista y beneficiaria de acuerdos políticos. Lo cierto es que se adelantó y, mediante, una organización denominada “Pensar en Chihuahua” ha realizado actos de campaña que pueden ser sancionados por el Instituto Nacional Electoral.
Y es que los activistas o promotores de dicha organización hacen visitas domiciliarias, aplican una encuestas para saber cuáles son las demandas ciudadanas, entregan un volante con decálogo de ideas y una foto de la senadora.
Así, la senadora plurinominal Graciela Ortiz González, encendió los focos rojos en el alto mando del PRI. Quiere postularse a la gubernatura de Chihuahua pero, comentan las fuentes consultadas, sus credenciales no le dan para tanto.
Sus cargos en el gobierno del estado y en el CEN del PRI –fue dos veces secretaria de Acción Electoral– han sido por acuerdos políticos; como candidata no ha ganado una elección ni como dirigente estatal del PRI.
Además, tiene un factor del que evita hablar por razones de intimidad familiar, pero en tiempos de campaña implicaría pretexto de guerra sucia y, por ende, menos votos.
La senadora guarda muy bien que su hijo mayor, Octavio Páez Ortiz, conocido como “El Borrego”, estuvo seis años encarcelado en Estados Unidos, involucrado con asuntos de narcotráfico. Y, aunque cumplió con la condena carcelaria, la mala fama se la ganó a pulso y nadie apostaría a una candidatura como la que pretende Ortiz González que dice va con todo para contender.
Pero, recuerdan las fuentes, su ambición por ser gobernadora la llevó a decir públicamente, en su momento, que César Duarte solicitaría licencia al cargo para incorporarse al gabinete del presidente Peña Nieto, en enero de 2013, y ella asumiría la encomienda de gobernadora interina.
