jueves, septiembre 19, 2024 - 7:27 pm
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Otra crisis recurrente en puerta

Columna: Prisma empresarial

La corrupción y el enriquecimiento ilícito

Por Gerardo Flores Ledesma (*)

DESDE HACE 40 años las crisis han sido recurrentes en México y la mayoría de las naciones de América Latina. Los boquetes han sido provocados por problemas de tipo fiscal, financiero, económico, cambiario, bancario, por jorobas de endeudamiento, por nulo control inflacionario e incluso sanitario, entre otra docena de categorías que han clasificado los mismos organismos financieros internacionales.

En México, las tres últimas generaciones -la de mis padres, la propia, y la de mis hijos-, sólo hemos visto crisis de todo tipo, en mancuerna con explicaciones inútiles y una pobreza arrolladora que acalla a cualquier programa exitoso o político en palestra.

Desde hace 4 décadas, los mexicanos sólo hemos observado la forma en que el modelo económico actual se desgastó, y únicamente generó que los ricos huyeran con su dinero al exterior desde el primer temblor financiero, y quienes dirigen el país sólo se atrevan a dar explicaciones teóricas de una visión parcial de lo que es México y sus problemas, porque de la realidad tienen una radiografía sesgada.

La clase plutocrática en México viaja en helicóptero; tienen a decenas de guaruras que los cuidan, y no saben ni cuánto cuesta un kilo de huevo o de tortilla, ni han conocen el costo de un boleto del metro o un viaje en Metrobús. Son esos pocos los que avalan el argumento de que una familia puede vivir con 6 mil pesos al mes.

Desde hace 80 meses no ha crecido la confianza en la evolución de la economía, como se revela en las encuestas de la misma iniciativa privada y del Banco de México. Esa variable aumentó unos meses cuando se aprobaron las reformas estructurales, pero se cayó cuando los resultados fueron adversos con el aumento en precios y tarifas de las gasolinas, el gas, la electricidad, así como la oposición abierta a los cambios a la educación.

El crecimiento de la economía será de 1.4%, dicen los demagogos, pero tenemos el índice manufacturero que da a conocer el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) en 45.9 puntos por quinto mes consecutivo, el nivel más bajo desde junio de 2009, cuando la crisis sanitaria y turística, acarreada por el virus de la influenza nos afectó gravemente el entorno económico. Sabemos que cuando una variable, como las manufacturas, que ha sido el sello del dinamismo del PIB en los últimos 20 años, se coloca por debajo de los 50 puntos, la única lectura que arroja es que estamos en el umbral de la contracción económica.

Las remesas cumplen tres meses con una disminución de 1.44% en los envíos de compatriotas a sus parientes, lo que significa que esos 3 millones de núcleos familiares -es decir unos 11 millones de personas en total- reciben menos dinero o ya no forman parte de los receptores de dinero del exterior, porque el proveedor ha sido despedido, deportado o tiene problemas para generar ingresos. Eso nos llevará a un empobrecimiento mayor en al menos 12 estados del país que viven de las remesas.

La inflación se disparó hasta 5.56% en el pronóstico para este año, lo que significa que se han encarecido los alimentos y precios de miles de productos, no sólo de la canasta básica, por el alza en las cotizaciones de los combustibles, principalmente.

El riesgo-país que llegó a estar en niveles de 60 puntos, actualmente se ubica en más de 200 puntos. La medición importa, y mucho, porque es la que considera qué tan peligroso es invertir en una nación. El riesgo-país, entre más puntos acumula, más peligrosa torna a una nación para las inversiones productivas, ya sea porque la moneda no es fuerte, los endeudamientos son graves, la posibilidad de una crisis está latente, o la inseguridad, una variable que no se tomaba en cuenta en la medición hasta hace una década, ha permeado a la sociedad entera.

Con todos estos argumentos, y otros más que se pueden escudriñar y desmenuzar, sobran los argumentos optimistas de quienes creen que todo en el país está bien en materia económica, financiera y fiscal.

Ya hemos dicho que hay finanzas públicas sanas porque este gobierno se ha dedicado a cobrar impuestos sin dar nada a cambio; indagan cualquier posibilidad de gravamen para aplicarla, y hay dinero de más porque tenemos una Secretaría de Hacienda y Banco de México, que se la pasan emitiendo deuda pública en pesos a través de papel y colocaciones colosales que tendremos que pagar y los dólares que hay en la canasta de monedas de Banxico, más de 130 mil millones de dólares, generaron una ganancia superior a los 363 mil millones de pesos en 2016.

Otra crisis recurrente está en puerta, y la única manera de evitarla es que el actual gobierno priista gaste menos, que se dinamice la economía a través de la reducción del Impuesto Sobre la Renta (ISR), y que se otorguen beneficios fiscales directos a micro, pequeñas y medianas empresas.

Ahí les dejo la conseja, la moraleja, la frase pues: ¡Aquel que no oye consejo, nunca llegará a viejo!

PUNTOS Y LINEAS

AUNQUE YA fueron detenidos dos grandes y coludos pájaros de cuenta, como Tomás Yarrington y Javier Duarte, ex gobernadores de Tamaulipas y Veracruz, respectivamente, uno en Italia y el otro en Guatemala, hay dos aspectos que lastiman día con día a los mexicanos: La corrupción y el enriquecimiento ilícito.

Causa congoja observar que los mexicanos son saqueados por todas las vías sin que nadie ponga remedio. Proliferan las bandas de delincuencia organizada que han perforado más de mil pozos clandestinos en el país para ordeñar gasolina de los ductos de Pemex, que requieren de supervisión de ingenieros y personal calificado.

Nos han explicado líderes sindicales de Pemex que hay detalle incluso para saber cuándo un ducto está en uso o no y que para violarlo se necesita del contubernio de empleados capacitados. Hay autoridades involucradas en la comisión de esos delitos, como también los hay en la ilegal toma casas, departamentos e incluso edificios aparentemente desocupados y que forman parte de un pingüe negocio que aparece con más frecuencia en toda la República.

Hay también negocios productivos, pero al amparo de ventajosos reglamentos, como el traslado de miles de automóviles a los diversos corralones de la Ciudad de México y otros miles también que son inmovilizados con las llamadas «arañas» por no ponerle dinero a los parquímetros.

El negocio de las grúas en la pomposa CDMX va de mano con el saqueo atroz a mexicanos que, aunque no vivan en esta ciudad, deben sufrir a las «autoridades» capitalinas, que nadie respeta porque forman parte de un ejército de esquilmadores que, sin razón, sólo en sus interpretaciones de la ley, han utilizado al nuevo reglamento de la CDMX como su arma para enriquecerse.

Usted está perdido y sin protección alguna, si por alguna razón, osó dejar su automóvil en alguna calle de la CMDX, y es enganchado por un gruyero que considera que se ha violado el sacrosanto reglamento de la CMDX.

Resulta que el gruyero que trabaja para una empresa privada, hace de las suyas y se siente superior a cualquier individuo de la clase que sea, porque saquea acompañado de un policía, que en lugar de apoyar la disminución de delitos, trabaja para un privado, pero cobra un sueldo en la Secretaría de Seguridad Pública capitalina, y que usted paga con sus impuestos.

Cuando por desgracia su auto va a parar a un corralón, debe llevar original y copia de la factura, la tarjeta de circulación, la póliza del seguro, la licencia de conducir, y no haber cometido ninguna infracción al reglamento mencionado.

Si ya pagó los casi mil pesos del arrastre del vehículo y por la multa por una infracción que usted no tiene derecho a replicar, pero por desgracia aún debe la tenencia de años pasado o del actual, o cometió alguna infracción, también deberá pagarlas en cualquier banco o tienda de conveniencia con la cual el gobierno de Miguel Ángel Mancera tenga convenio. En caso contrario ahí se queda el vehículo.

El robo el despoblado o saqueo malintencionado se ha generalizado en la pobre CDMX, porque poco más de 150 mil vehículos son ingresados en los diversos corralones que en ella existen y se han levantado 95 mil infracciones y recogido 35 mil placas en lo que va del año.

La suma de recursos ingresados a las manos de empresas, en jugoso negocio con el gobierno capitalino, se engrosa con los miles de autos multados por no pagar parquímetros, por haber ignorado el rentable reglamento de tránsito o por no haber cumplido con la verificación vehicular.

No hay duda que unos cuantos hacen negocios millonarios al más puro símil de la delincuencia organizada, pero con reglamentos y leyes de su lado.

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(*) Socio Numerario de la Academia de Periodismo y Comunicación Social

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(*) Miembro de Vanguardia en línea y de Consorcio de Medios Digitales SA de CV

(*) Socio de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión

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