viernes, septiembre 20, 2024 - 2:58 am
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*¡Basta de imposiciones contra el automovilista!

*El pagano es quien conduce un auto ¿y los manifestantes?

Por Luis Repper Jaramillo*

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Luis Repper Jaramillo, autor de la columna "Comentando...tu Ciudad"
Luis Repper Jaramillo, autor de la columna «Comentando…tu Ciudad»

Desde que el PRI era gobierno (Regencia) en el DF y por cuestiones económicas, más que ecológicas, implemento el mamotreto Hoy no Circula, allá en los tiempos de Manuel Camacho Solís, se esgrimió y acusó a los automovilistas de ensuciar el ambiente. De inmediato se atacó ferozmente a los propietarios de coches imponiéndole la verificación vehicular, castigándolo con cobros semestrales para poder “pasar el examen de emisiones”.

Gran negocio para la administración (priista) que además de engrosar sus alforjas con la “veri”, lo más sagrado para ésta y los policías era cazar “literalmente” al olvidadizo, al rebelde, al omiso, que no verificó o aquel que por descuido o distracción sacó a circular su auto en día “prohibido”, pues las “mordidas”  el “hoy por mi, mañana por ti”, o “lo dejo a su criterio”, extorsionándolo.

Gran negocio para priistas… pero lamentablemente se extendió a las jefaturas perredistas, desde Cuauhtémoc Cárdenas hasta el “sin partido”, Miguel Ángel Mancera. En este juego perverso de tricolores y amarillos siempre han encontrado el apoyo sumiso, servil, arrastrado de los asambleistas (antes) y diputados locales (hoy) de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), que lejos de velar por los intereses de sus “representados” (capitalinos), obedecen a los designios del Jefe Capitalino en turno, porque todos ganan económica y políticamente (diputaciones, delegaciones, cargos en el gabinete, etc.)  ya que el tesoro que representan más de 5 millones de automóviles registrados, entre la CDMX y los 19 municipios conurbados de la ZMVM, son el botín que no quieren solar.

Esto no es nuevo, insisto, desde las Regencias hasta  las Jefaturas de Gobierno, es la herramienta para allegarse dinero fácil para fines político/electorales de funcionarios y legisladores corruptos.

Sistemáticamente en el antiguo edificio del ayuntamiento y en la ALDF, de manera cómplice, se acusa al propietario de un auto como el responsable de contaminar –no excluyo la parte proporcional que sí corresponde a un motor de combustión interna (coche)- pero no sólo éstos, las fábricas, comercios como baños públicos, transporte público, industrias, etc. suman partículas contaminantes, de las cuales la autoridad también les cobra factura, en dinero y en especie, lo que hace negocio redondo en lo político y financiero.

Sin embargo, cuando el gobierno local impone sus “medidas ecológicas”, es omiso, cómplice y tolerante con otros factores que provocan la contaminación ambiental. Me refiero a la coludida permisividad que las autoridades federales y capitalinas dan a sus grupos o partidos políticos, para solapar marchas, plantones, bloqueos, mítines, manifestaciones en vía pública, etc. que impiden el libre tránsito de vehículos, los infernales embotellamientos y la violación de derechos humanos del infortunado conductor que un día si y el otro también se topa con manifestantes.

En esta acción son responsables ambos gobiernos (local y federal), pues la mayoría de las causas de la inconformidad, es la desatención a las demandas populares, la mayoría de ellas de carácter federal.

Los defensores oficiosos, como Mancera Espinosa, de estas manifestaciones argumentan la peregrina libertad de expresión de sus grupos, sin considerar que su derecho, termina cuando afecta el mío y de millones de ciudadanos.

Hoy, tras casi 25 años en que el DF, ahora CDMX, se ha tragado la responsabilidad de castigar a los automovilistas capitalinos, mexiquenses y de otras entidades, el Gobierno de la República mete su cuchara y tomó el control de las restricciones vehiculares, haciendo a un lado el ineficiente Mancera Espinosa, y el tal Pacchiano Alamán, que cobra en la Semarnat,  impone sanciones severas, como obligar a descansar dos días a la semana y uno al mes, a los atribulados automovilistas y la amenaza de que a partir de julio, será más drástica la obligación de pasar el “examen de emisiones”.

Sin embargo, desde Los Pinos, Gobernación, Semarnat, SCT, Secretaría de Salud, se hacen como “que la Virgen les habla” coludiéndose para restringir más la circulación vehicular, desatendiendo, ignorando, patrocinando y tolerando las estúpidas manifestaciones en las calles de la Ciudad.

Y no me quedo sólo en la queja de esta indiferencia gubernamental, sino retomo el asunto de la reglamentación de las manifestaciones, que no sólo es urgente, sino necesaria, pero que los diputados locales (ALDF) y federales (San Lázaro), han ignorado aduciendo el peregrino derecho a la libertad de expresión popular.

Quienes más se han opuesto a este reclamo ciudadano son los partidos de izquierda y sus apéndices o brazos ejecutores y los nefastos priistas, acostumbrados a tomar las calles con  acarreados, paleros, testaferros y golpeadores en apoyo de los políticos de pacotilla.

De esto no se escapa la derecha (PAN), pues si bien casi nunca asaltan las calles, si toman monumentos, glorietas, para sus manifestaciones.

Irracionalmente, en Donceles y Allende, en San Lázaro, cuando se presenta una iniciativa para Reglamentar marchas, mítines, plantones, bloqueos, etc. PRD y PRI (más sus rémoras), la rechazan y “enlatan”, para no perder ese privilegio de sacar raja económico/política del plantón; como fue el caso de Andrés Manuel López Obrador, ya siendo perredista, cuando trajo al Zócalo del DF, a miles de barrenderos de Villahermosa, para plantarse por varias semanas, pero como se acercaba el Grito de Independencia y el desfile militar, el Jefe  del Departamento del Distrito Federal, Manuel Camacho Solís (PRI) “negoció” con AMLO vaciar la Plancha, para no fastidiar ambas ceremonias, situación que le permitió al tabasqueño ganarse más de 15 millones de pesos (de aquel entonces, década de los 80´s), por desalojar el Zócalo.

Esta es la razón por la que PRD, PRI, CNTE, grupos antisociales, sindicatos, etc. se oponen, a través de sus diputados locales y federales, a reglamentar marchas, manifestaciones, bloqueos, mítines, etc. lo que nos lleva a confirmar la colusión de políticos, funcionarios públicos con sus brazos ejecutores, que se convierte en tapón del libre tránsito vehicular que alimenta los índices contaminantes en la CDMX y su zona metropolitana, a la que ni el gobierno federal y local castigan por ensuciar.

Lógico, los políticos y gobernantes “no se darían un balazo en el pie”, sabedores de que podrían perder millones de pesos en “negociaciones” con autoridades para desbloquear calles, avenidas y plazas.

¿Cuál podría ser una solución para que la autoridad impida la toma de calles y deje libre tránsito vehicular? Sencillo, Mancera, EPN, PRD, PRI, rémoras, legislar en ambas instancias (local y federal) para crear un “manifestódromo” controlado por los dos gobiernos, en los 4 puntos cardinales de la Ciudad, en donde a través de las Secretarías de Gobierno (local) y de Gobernación (federal), deberán agendar los eventos, exigiendo a los organizadores que para llegar al punto, se prohíben marchas, obligando citar en el punto a la gente.

Esta propuesta no atenta contra el derecho constitucional a la libre manifestación de los eternos inconformes y sí abonaría a limpiar, una parte, de la contaminación ambiental que provoca la toma de calles, avenidas y plazas.

Gobiernos del DF y Federal, no se castigue sólo a los dueños de automóviles de la alta contaminación atmosférica, ¡basta! de golpear a quienes somos cautivos de sanciones, impuestos, pagos y prohibiciones, somos lo más delgado del hilo, porque estamos en  padrones fiscales, administrativos, vehiculares, etc. Actúen igual contra quienes violan la libre circulación de mi coche, porque me asiste el Derecho; se que esto es un atentado contra sus intereses económicos y políticos, pero dejen de fregar, dando manga ancha a otros responsables de la contaminación ambiental.

La imposición, es el camino más corto a la dictadura. Estamos en México, un país que alcanzó su democracia y ahora ustedes quieren conculcárnosla. No nos dejaremos.

*Miembro de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT)

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