SE COMENTA SOLO CON
ECUADOR
CARLOS RAMOS PADILLA
Ecuador puede representar una fractura difícil de sanar en el gobierno mexicano solamente por preservar la integridad del causante de la peor crisis diplomática con aquella nación: amlo. Meterse en los finos pero difíciles incisos del derecho internacional sin tener argumentación y razón es colocarse la soga al cuello y orillarse al desprestigio mundial.
Es importante recordar que Jorge Glas Espinel ( ingeniero eléctrico y político ecuatoriano, nacionalizado alemán fue vicepresidente de esa nación) no poseía estatus diplomático, no contaba con asilo legalmente concedido y sobre su persona pesaban condenas ejecutoriadas por delitos graves. Era considerado un prófugo. Tratar de defender a este tipo de sujetos ante organismos internacionales como la Convención de Viena sería un enorme error dado que esa institución protege misiones diplomáticas, no refugios para criminales y prófugos de la justicia. México procedió a una abierta injerencia es asuntos (de justicia) de un país extranjero dando cobijo (como intento hacerlo con Evo Morales) vulnerando la soberanía ajena cuando en el discurso proclama el principio de no intervención y mediáticamente manipulada las consignas juaristas del “respeto al derecho ajeno”. Visto fuera de nuestras fronteras amlo favoreció un grotesco ejercicio en busca de coronarse como mesías latinoamericano bajo la sombra del Foro de São Paulo y la simpatía de los tiranos de Cuba, Nicaragua y Venezuela fundamentalmente. Nuestro gobierno violó flagrantemente los artículos 41 y 55 de la Convención de Ginebra al inmiscuirse en los asuntos internos del Ecuador, protegiendo a un condenado por corrupción y repito, prófugo declarado. Más de dos veces se tendría que considerar la opción de profundizar más la crisis con Ecuador en lugar de considerar que mucho está en peligro por defender al tabasqueño.