Columna: El Rincón del Giróvago
TRUMP ASUME CON NACIONALISMO FEROZ: AMENAZAS ARANCELARIAS Y CHOQUE CON MÉXICO Y LATAM
/Por Alejandro Gamboa/
El reciente discurso inaugural de Donald Trump, al asumir su segundo mandato como el 47º presidente de Estados Unidos, estuvo impregnado de un nacionalismo exacerbado y una retórica confrontativa que no auguran nada positivo para México y América Latina.
Desde el inicio, Trump proclamó el comienzo de una «era dorada» para Estados Unidos, declarando emergencias nacionales en la frontera con México y en el sector energético. Estas medidas incluyen el cierre de la frontera sur y la intensificación de la producción de petróleo y gas, decisiones que claramente buscan aislar a Estados Unidos de sus vecinos y revertir políticas ambientales progresistas.
La declaración de los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas y la promesa de deportaciones masivas reflejan una postura agresiva hacia México. Estas acciones no solo amenazan la estabilidad económica y social de nuestro país, sino que también ignoran las complejidades de la migración y el narcotráfico, problemas que requieren soluciones multilaterales y no medidas unilaterales impulsivas.
Además, la intención de imponer un arancel del 25% a las importaciones mexicanas, bajo el pretexto de controlar el narcotráfico y la migración, es una amenaza directa a nuestra economía. Esta medida podría desencadenar una guerra comercial, afectando gravemente sectores clave como el automotriz y el agrícola, y aumentando la inflación en ambos lados de la frontera.
La retórica de Trump no se detiene en México. Su discurso incluyó referencias a recuperar el control del Canal de Panamá y a renombrar el Golfo de México como «Golfo de América», demostrando una actitud imperialista y una falta de respeto por la soberanía de las naciones latinoamericanas.
Es alarmante que, en lugar de buscar la cooperación y el entendimiento con sus vecinos, Trump elija un camino de confrontación y nacionalismo extremo. Esta postura no solo pone en riesgo las relaciones diplomáticas, sino que también amenaza la estabilidad económica y social de toda la región.
México y América Latina deben prepararse para enfrentar estos desafíos con firmeza y unidad, defendiendo nuestra soberanía y buscando alianzas que contrarresten las políticas agresivas de la administración Trump. No podemos permitir que la retórica divisiva y las acciones unilaterales de un líder extranjero determinen nuestro destino.