GOBIERNO DE CALIDAD
JUNTAS DE GOBIERNO UNIVERSITARIAS
/Por Jorge Manrique/
*Rector del Colegio Jurista y director general de Gobierno de Calidad, consultoría de políticas públicas
Las universidades a nivel mundial enfrentan grandes retos entre los que sobresale la disminución de la matrícula, adopción de sistemas híbridos de enseñanza y multiplicación de competencias para solucionar problemas que aún no conocemos. Todo en medio de un ambiente altamente volátil.
En un benchmarking efectuado sobre las mejores universidades del mundo, se destacó una constante: juntas de gobernó capaces de establecer resiliencia y agilidad suficiente para tomar acciones y decisiones en tiempo real.
Así, existen tres mejores prácticas que las juntas pueden asumir y adaptar a su contexto único. Sin embargo, estos métodos son complejos de implementar, ya que desafían la composición fundamental de una junta y la forma en que opera. Sin embargo, hay acciones claves que las juntas pueden tomar, como establecer agendas de reuniones claras que respalden los cambios de alto nivel.
Los grandes cambios en las juntas de gobierno universitario propuestas son:
1. Mejorar la cooperación entre la junta directiva y el liderazgo administrativo. Aunque la división de responsabilidades puede diferir según las necesidades de la universidad y su posición estratégica, se espera que la junta tenga claro cada rol. Sin responsabilidades detalladas, existe el peligro de que las juntas sean demasiado prácticas y se interpongan en el camino del liderazgo administrativo o sean demasiado manos libres y dejen el liderazgo con poca supervisión.
Para mejorar la claridad de los roles conviene delinear responsabilidades, tener un mandato claro y delimitar las operaciones diarias de la junta directiva y la administración. Asimismo, conviene establecer una comunicación directa para enfatizar una fuerte relación personal y cultural.
El uso de plantillas estandarizadas y el intercambio de resúmenes ejecutivos para las sesiones informativas, en lugar de documentos de presentación largos e impenetrables, puede ayudar a enfocar las discusiones. Las actualizaciones periódicas sobre los indicadores clave de rendimiento y la comunicación regular con la administración pueden garantizar que la junta comprenda claramente la posición actual y proyectada de la universidad.
2. Redefinir la estructura de la junta. Implica revisar el tamaño, estructura del comité y la división de responsabilidades fiduciarias e institucionales. Entre las 20 mejores universidades, el tamaño de la junta puede variar de 19 a 72 fideicomisarios, siendo 40 el promedio.
Una junta más pequeña probablemente significa miembros de la junta más comprometidos que pueden cumplir con los deberes fiduciarios.
Ahora, las juntas que demuestran una mayor diversidad son mucho más propensas a tomar decisiones que superan financieramente la mediana nacional que las juntas menos diversas y exclusivamente masculinas. Por último, conviene racionalizar los comités de la junta y su trabajo.
3. Establecer procesos y normas claros en el tablero. El proceso de revisión de los procesos aceptados de la junta puede hacer mejoras incrementales, centrándose más en las actividades cotidianas que con el tiempo tienen un gran impacto.
Conviene entonces aclarar las agendas y protocolos de las reuniones. En general, la cultura y la falta de claridad de las expectativas pueden servir como barreras para implementar nuevas formas de hacer las cosas. Y sin límites de mandato o reglas sobre la duración puede ser difícil fomentar el cambio y crear oportunidades para nuevos líderes.