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“¡UNA PAREJA DISPAREJA!”

RAZÓN, TESÓN Y CORAZÓN

“¡UNA PAREJA DISPAREJA!”

/Por Alejandro Ruiz Robles/

«¿FELIZ, FELIZ?»

Sin duda, todos hablamos de jóvenes que algún día conoceremos, creceremos y viviremos felices para siempre con un ser especial, único y encantador que sin duda dará color y sentido a nuestra vida.

Habrá quien diga que serán tan grandes sus virtudes que no habrá lugar para considerar sus defectos; e incluso, que afirme que ama tanto sus defectos como sus virtudes.

Ese ser ideal no será difícil de encontrar y seguramente al hacerlo, traerá magia a nuestra vida. A decir de muchos, será tan fácil compartir con esta persona que lo haremos por los siglos de los siglos.

Sin duda, es la historia más linda en la cual imaginamos y a todos conviene creer para condicionarnos a la vida perfecta y obviamente, llenar de expectativas de alegría nuestra vida.

De hecho, es tan común esta consideración, que la sociedad siempre tiene por costumbre imaginar un final feliz para cada uno de nosotros; no obstante, … ¿realmente es lo que deseamos?

«¡LA INCREÍBLE VIDA DE …!»

Ahora bien, con la posible llegada de ese ser maravilloso a nuestras vidas, surgirían algunos cuestionamientos: ¿es tu deseo compartir con alguien así?, ¿es lo que necesitas?, ¿estás al nivel de tus anhelos?

Desconozco la respuesta de cada uno, pero me queda claro que vivir en un mundo ideal no siempre combina con nuestra realidad.

Aspirar a un mundo perfecto sin duda puede ser muy atractivo; mirar todo de color rosa, exaltar lo bonito y llenarse de ello sería verdaderamente espectacular para todos.

Desafortunadamente, no somos así; somos normales no ideales, somos reales no mágicos y somos mundanos no seres de ensueño.

Pretender vivir conforme a nuestras fantasías quizás no implicaría la necesidad de realizarlas y como consecuencia, no requeriríamos esforzarnos cada día para lograrlas.

Buscamos ser felices … no perfectos; pretendemos ser mágicos … pero sólo por momentos y lo más importante, tener en cuenta que somos humanos aún con todos nuestros sueños.

Lo increíble de nuestras vidas está en la posibilidad de hacerlas creíbles a nuestra forma de vivirlas y realizarlas … ¿coincides con ello?

«PERO … ¿Y YO?”

No hay momento de mayor petición sin auténtico compromiso que escribir la carta a los Reyes Magos o bien, hacerlo con Santa Claus. Era tanta nuestra imaginación infantil que nos sentíamos merecedores de todo, absolutamente todo … y más.

No había necesidad de justificar nuestras acciones porque sabíamos que bastaba con decir que nos portaríamos bien para que … milagrosamente, nuestro dicho pasara a ser nuestra pretendida realidad. Es decir, más que una promesa … ¡era una auténtica palabra de honor que no merecía reproche alguno o el más mínimo cuestionamiento!

Y si bien, a ese tipo de espera correspondía un juguete, dulces o ropa, sino es que todos los anteriores, lo cierto es que no todo era tan fácil. Conforme crecemos y maduramos, nos damos cuenta de que en el pedir está el dar y como consecuencia, si queremos que suceda algo grande, con esa intensidad debemos de comprometernos y actuar.

En ese sentido, debemos entender que no es malo soñar, ni mucho menos, desear que todo lo bueno y lo mejor nos suceda; lo que si puede ser negativo es pretender que estas cosas pasen sin nuestros esfuerzos o compromisos para que así ocurran.

No somos personas de cuento para imaginar que todo sucederá con así desearlo … ¡somos seres humanos que necesitamos trabajar para alcanzar lo que queramos! … ¿o acaso desearías ser parte de una fantasía?

«¡LA REALIDAD QUE ME SUPERA!”

Nos basta con despertar cada día para saber que debemos prepararnos a cada momento para nuestra metas mediatas e inmediatas. Si queremos desayunar, tendremos que preparar lo que queramos consumir, si deseamos ir a nuestras actividades, los pasos a la higiene, vestido y transporte serán los condicionantes para ello, y así podemos enumerar una serie de acciones. Nadie por más que lo desee, sea con una varita mágica o una fruncida de nariz, podrá lograrlo si no hay acciones relacionadas al respecto.

Y eso es lo que a menudo olvidamos, la falencia en el compromiso lo único que conlleva es a una fantasía inconclusa.

Nos espanta un mundo oscuro pero nuestro nulo esfuerzo por cambiarlo es a lo único que nos lleva.

Es curioso, pero cuando pasamos de la alegría a la tristeza durante las reuniones con amigos, nos percatamos que los temas que afloran son los momentos negativos o las experiencias amargas en que intervienen directamente terceros; sin embargo, si atendemos bien a las causas de tales eventos, nos percatamos que tales situaciones tienen un común denominador … ¡nosotros!

De ahí que resulte una moraleja básica … Si tú eres el responsable básico de tu vida … ¿por qué delegas a otros tu destino?

«¡SER PARA MI!”

En la medida que nos comprometemos con lo que deseamos estará la posibilidad de alcanzar las metas trazadas; en el entendido que éstas no incluyen a las personas; ya que, con ellas, implicará un conocimiento recíproco y la mutua convicción de compartir.

De hecho, antes de pretender encontrar a una persona para amarla, conocerla, respetarla y darle un valor en nuestra vida, tendríamos que hacer lo mismo con nosotros, es decir, conocernos, amarnos y respetarnos.

“Nadie puede procurar en otro lo que no guarda para sí.” Esto es tan básico que a menudo lo obviamos y como consecuencia, perdemos el camino.

Pretender merecer a quien reúna todas las cualidades y virtudes sin duda sería sumamente gratificante; sin embargo, si nosotros no somos los seres calificados para ella … ¿tendría algún sentido recibirla en nuestras vidas?

Siempre escuchamos que “el buen juez por su casa empieza”, quizás sea momento para que antes de pretender recibir a la persona de nuestros sueños en nuestra vida, nosotros seamos la mejor versión de nosotros. ¿No crees que esto es lo más honesto?

«¡LO HARÉ POR MÍ!”

Generar expectativas de terceros en lugar de compromisos propios siempre será más rentable; máxime que vivimos en días en que se encuentra mayor satisfacción o complacencia en encontrar los yerros de los demás que en los propios.

Esa no es la actitud deseada para una persona que espera mejorar en su vida.

No es malo soñar con un ser que cumpla con todas y cada una de nuestras fantasías; pero es mejor ser la persona fantástica que sea atractiva para nosotros mismos, con la meta de que cada día se puedan alcanzar nuevas formas de ser una mejor versión de nosotros y como consecuencia, lograr el interés de otros por relacionarse con otros.

Estar a la altura de nuestros sueños siempre implicará la responsabilidad de lograrlos y compartir las personas que nos crean merecedores de su confianza y compañía.

Esta vida no es para ser mitades con alguien que es entero, ni mucho menos, romper la armonía de una relación equitativa.

Seamos parejos e íntegros con quienes están a nuestro lado; después de todo … ¡nada justifica el trato diferente con quien es igual a nosotros!

¡VIVIR RESPETANDO NUESTRAS DIFERENCIAS SIEMPRE ES UNA FORMA DE LOGRAR LA ARMONÍA QUE NECESITAMOS PARA CRECER COMO SOCIEDAD! … ¿ESTÁS DE ACUERDO?

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Posdata:      Con el gusto de despedir a dos grandes amigos: Manuel y Heidy Talavera, Embajador del Perú en México y su esposa; máxime que fue en el concierto de la gran cantante mexicana Rocío de la Vega.

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