VALIJA VIAJERA
REGRESA LA GUELAGUETZA CON TODO SU ESPLENDOR
*Vacaciones de verano * ISSSTE Hospital Regional «Gral. Ignacio Zaragoza»
Por Alejandra Pérez Bernal
LA GUELAGUETZA es conocida a escala mundial como una de las celebraciones más importantes y coloridas del estado de Oaxaca. En ella confluyen todos los segmentos del turismo y en su seno todos ganan y por ello están de plácemes.
Tras dos años de suspensión por la pandemia sanitaria que nos dejó la COVID-19, la fiesta oaxaqueña recibe nuevamente a los turistas nacionales y extranjeros con diferentes espectáculos, cantos, música, bailes, gastronomía y la diversidad cultural que vale la pena vivir.
La fiesta comenzó la semana pasada y se prolongará hasta el 1° de agosto.
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A PUNTO de comenzar las vacaciones de Verano, los negocios adscritos a la Concanaco esperan una derrama económica mayor a los 670 mil millones de pesos.
Los miembros organizados del comercio y el turismo del país confían que la recuperación económica será del 100%.
Los empresarios de estos importantes sectores de la actividad económica confirmaron que el turismo de playa se mantiene como el preferido de los mexicanos.
Los Pueblos Mágicos tampoco cantarán mal las rancheras, y hay excelentes expectativas para la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, seguidas de las poblaciones coloniales y los centros vacacionales de fin de semana.
Se estima que la ocupación promedio será de 85% y que habrá una gran afluencia en destinos como Cancún, Mazatlán, Puerto Vallarta, Acapulco y Los Cabos, que podrían alcanzar un promedio de 95%.
El país será recorrido por 55 millones de turistas, y de ese total un 45% utilizará empresas formales de hoteles y moteles para su hospedaje; 30% hará turismo familiar, es decir se hospede en casa de familiares y amigos; y el 25% corresponda a turismo de hospedaje compartido, a través de las plataformas de renta de casas y departamentos.
25 millones de pasantes viajarán por avión a sus destinos reservados, de los cuales 20 millones serán turistas nacionales y 5 millones procederán del extranjero (Canadá, EU y Europa, principalmente).
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CUANDO UNA persona está afligida por la internación de un paciente en un hospital público o privado, el estrés es repentino, la angustia se cuela por todo su cuerpo y la preocupación por lo que pueda pasar es motivo de insomnio y hasta de dolor corpóreo cotidiano.
Los pensamientos sumergen a la familia en una especie de letargo mental y fuera de la realidad por momentos o tiempos, a veces muy prolongados.
En medio de todo ese sufrimiento, donde son evidentes las escenas de llanto y rostros de amargura de familiares por la pérdida de un ser querido, en los hospitales aflora la insensatez, la insensibilidad, la indiferencia y la estupidez de quienes atienden tanto en las puertas de acceso, hasta en los módulos de información, salas de emergencias, pasillos, laboratorios, inmediaciones, estacionamientos y pisos de pacientes internados.
Me refiero en especial al ISSSTE Hospital Regional «Gral. Ignacio Zaragoza», en donde el personal uniformado, venido a policía, y que está al frente del nosocomio trata a los familiares de los pacientes como retrasados mentales, animales de granja o sentenciados de algún reclusorio.
Tienen a los parientes de los enfermos bajo los rayos del sol, sin un lugar donde sentarse, bajo la mirada de los genízaros que no dan información, pero impiden el paso a quien ose entrar a preguntar o visitar a su familiar.
En ese jactancioso hospital no dejan que ninguna persona ingrese a los patios de las inmediaciones con bancos o sillas, porque el negocio lo tienen a la par con los taxistas, que en la calle negocian con los lánguidos parientes del enfermo. Dichos artefactos sí tienen acceso sin restricción a los patios del nosocomio.
Los negocios de los policías encargados de la vigilancia -5 en la puerta-, empiezan en la vía pública, con quienes apartan lugares y cuidan los carros cuya cuota mínima es de 30 pesos. Le siguen las conexiones y cables para celulares y el uso de baños a cambio de una cuota. Todo se mueve con dinero.
La pesadilla de quienes tienen un pariente o amigo enfermo en el ISSSTE Hospital Regional «Gral. Ignacio Zaragoza» tiene uniforme y placa. Sus portadores no saben de tiempos ni de climas, porque ya sea de día o de noche, con lluvia, sol, viento o frío, esos gélidos e indiferentes personajes ejercen su poder y actúan contra todo aquel que se les enfrente en ese inmueble ubicado en la calzada Ignacio Zaragoza 1840, en la zona de Iztapalapa “para el mundo”.
No todo es malo, hay gente bondadosa que reparte emparedados y agua para los parientes de los hospitalizados, y algunas enfermeras que abnegadamente cumplen con su tarea y vocación, a la imagen de Florence Nightingale.
Queda la petición para que las autoridades administrativas de ISSSTE Hospital Regional «Gral. Ignacio Zaragoza», así como el director general de la institución, Pedro Zenteno Santaella, se den una vuelta por el lugar, en calidad de anónimos, para que sepan lo que es bueno, aunque no tengan ahí ningún pariente enfermo.
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@AlejandraBernal
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