“¿HAS ESCUCHADO EL RUMOR DE LOS VIENTOS?”
Por Alejandro Ruiz Robles
Ya sea por las circunstancias mundiales que vivimos, nuestros caracteres, las condiciones sanitarias o la gran influencia tecnológica, resulta ser que lo que era el roce con la gente, el contacto humano o el simple transitar con libertad entre las personas … ¡Se ha limitado a unos cuantos momentos del día!
Es decir, sea por convicción, instrucción o precaución, nuestro mundo ha pasado de la realidad tangible a la intangible. De los besos, abrazos o saludos cercanos pasamos a un mundo distante, lleno de textos, imágenes y voces a través de equipos electrónicos.
Ante este panorama, surgen muchas inquietudes, pero quizás la que más nos interese desarrollar es … ¿y tú … dónde estás ahora?
Dadas las incidencias de la vida … ¿Cómo has logrado reinventarte frente a un botón que te lleva a un mundo de personas?
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Los seres humanos somos sociales y hemos visto alteradas nuestras costumbres desde hace unos meses. Lo que era pasear libremente por las calles y entretenernos fuera de casa se ha convertido en mantenernos en ésta y buscar distractores y pasatiempos seguros.
Las personas con las que antes estábamos en gran cantidad de tiempo, pero con escasa calidad de convivencia han pasado a ser protagonistas de nuestro día. Si antes llegábamos de noche, cenábamos, dormíamos, desayunábamos y salíamos a trabajar con su compañía y con la mejor pretensión de disfrutar esos momentos; ahora, el largo tiempo de convivio nos ha llevado a disfrutarnos todo el día compartiendo de formas que siempre habíamos considerado inimaginables.
Y curiosamente, los compañeros y amigos con los que antes estábamos y nos relajábamos han pasado a ocupar sólo minutos de atención en nuestro día.
¿Has hecho sentir importantes a las personas que hoy ocupan tu día a día?
¿ESTOY CONTIGO O CONTRA TI?
La vida nos ha sorprendido de tal manera que hemos cambiado nuestra forma de verla. Los cuidados que debemos observar para mantenernos sanos han sido vistos de múltiples formas y sin duda, la madurez que como personas hemos tenido nos ha llevado a lograr la convivencia más adecuada posible, tanto para nosotros como para las personas con quienes estamos.
Sin embargo, la situación está tan polarizada que hay quienes expresan que permanecer más tiempo en casa es un premio y otros, por el contrario, un castigo.
Y tal pareciera que no se trata de lo que la realidad nos presenta, sino de la manera que nosotros actuamos ante ella; realmente … ¿qué damos a cambio?, es decir … ¿qué ponemos de nosotros para lograr que la convivencia sea más favorable para todos?
Siempre que señalamos con una mano una situación, presenciamos que un dedo apunta hacia el frente y los otros tres hacia nosotros … ante ello surge una pregunta … ¿somos nosotros la causa o la consecuencia del convivir? … ¿hacemos sentir a las personas que nos acompañan en nuestro día a día con nuestras palabras y acciones que estamos con ellos o en su contra?
EN LA DISTANCIA … ¿HAY UNIÓN?
Ahora bien, si durante este tiempo has permanecido en casa y has mostrado el comportamiento acorde a mantener una convivencia óptima … ¿qué has hecho con los que están fuera de tu entorno y ya no frecuentas como antes? … ¿Cómo demuestras con ellos que son importantes para ti?
Sin duda hemos sido educados tanto en familia como en nuestro medio para mantener un trato franco en presencia, pero ahora al darse todo de forma remota, evolucionamos hasta disfrutar la esencia del otro por medio de un equipo electrónico. Ante ello … ¿cómo has reaccionado? … ¿has sentido soledad frente a un botón? … ¿antes o después de encenderlo?
De repente la distancia física nos presenta dudas de cómo actuar a lo lejos. El anhelo de un abrazo, beso o un simple contacto con la mano nos provoca sensaciones que son difíciles para expresar nuestros sentimientos; máxime si sólo se trata de voces, imágenes o textos.
¿Realmente demuestras lo que quieres a través de los medios electrónicos? … ¿eres pleno al hacerlo? … ¿lo has pensado? … ¿lo has sentido?
En ocasiones, la habilidad para adaptarnos a los cambios depende mucho de la actitud que asumamos frente a ellos. La disposición para entender y atender las nuevas conductas implicará la facilidad o dificultad para convivir con ellas.
La vorágine del ritmo en que vivimos en ocasiones nos lleva a reaccionar ante lo que se nos presenta sin meditar las razones o acciones para prevenirlas; no obstante, durante este tiempo … ¿has meditado en ello? … ¿eres la mejor versión de ti ante estas circunstancias?
De pequeños nos enseñaron el valor de respirar; es decir, inhalar profundo, contener y exhalar, aguantando lo prudente y haciéndolo con calma. Con ello, nos indicaban que oxigenábamos nuestros pulmones y como consecuencia, nuestro cuerpo lo apreciaba.
Ahora bien … Respira profundo y contesta … ¿estás conforme con la persona que hoy eres?
EL VALOR DE ESCUCHARTE.
Si nosotros nos damos un momento para oir nuestro interior … ¿el yo interno se expresaría con susurros, voz normal o gritos?
Sabemos que meditar es considerar con atención un punto, ya sea para disfrutarlo, estudiarlo, comprenderlo o actuar. ¿Qué tanto meditas en ti?
Estamos ante una oportunidad única porque nos guste o no, vivimos condiciones especiales que nos permiten hoy más que nunca estar cerca prácticamente todo el día con los seres que amamos y en esos estás tú. ¿Has considerado que conocerte es amarte?
Nunca como ahora se da la ocasión para poner en práctica el gran aforismo griego que estaba inscrito en el pronaos del templo de Apolo: “¡Conócete a ti mismo!”. ¡Aprovecha conocerte y disfrútalo!
De pequeños nos llevaban al campo y caminábamos en él hasta que no se escuchara ruido. En ese momento, nos invitaban a disfrutar de la naturaleza y nos pedían que cerráramos los ojos y escucháramos el sonido de los animales o del aire rozar los cultivos o árboles. Hecho lo anterior, respirábamos profundo y en la medida que nos concentrábamos en los sonidos, aparecían puntos de interés que nos llevaban a meditar y encontrar una satisfacción.
El tiempo que atendíamos ese punto de interés era lo que nos llevaba a entenderlo mejor hasta encontrar una estancia de paz y armonía.
Hoy tenemos ese tiempo y quizás no salgamos a lugares en que estemos rodeados de naturaleza, pero solo por hoy … ¡pensemos en nosotros y respiremos considerando si somos la mejor versión de lo que podemos ser en estas circunstancias; tanto para nosotros como para quienes nos acompañan en esta aventura llamada vida!
LA MEJOR MUESTRA DE AMOR.
Cuando tengamos esa respuesta y deseando que sea positiva; es decir, que seas la mejor versión de ti, sigue disfrutándolo y compartiéndolo. Si aún hay cosas que mejorar, trabaja en ellas hasta lograrlo.
¿Y sabes? … la mejor muestra de amor es amándote con la convicción del trabajo que te da ser la mejor versión de ti.
Una vez que te ames compártelo con quien te rodea. No importa si es en forma real o virtual … ¡Demuestra con palabras y acciones lo que las personas valen para ti!
Un texto, un mensaje de voz o un dibujo jamás sustituirá una expresión física de afecto, pero exprésalo a quien lo merece y sabrás que la distancia no es una cuestión que atienda a la presencia de las personas, sino de que hemos olvidado el valor de su esencia. ¡Haz sentir tu afecto a quien te importa sin importar en donde esté!
¿HOY TE HAS DICHO QUE TE AMAS?
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