“EL ARTE DE SER MUJER.”
Por Alejandro Ruiz Robles
Un pensamiento en el marco del Día Internacional de la Mujer: “Para liberarse, la mujer debe sentirse libre, no para rivalizar con los hombres, sino libre en sus capacidades y personalidad”. (Indira Gandhi, 1917 – 1984)
Miles de trabajadoras textiles protestaron por condiciones laborales ínfimas en las calles de Nueva York, Estados Unidos de América, el 8 de marzo de 1857; manifestación que forma parte de tantos movimientos previos y posteriores que han realizado con motivo de la distinción de sexos y que dieron como resultado que la Organización de las Naciones Unidas declarara ese día como el “Día Internacional de la Mujer y la Paz Internacional”.
Argumentos de sobra hay para recordar los motivos que han inspirado a las mujeres para que se les reconozca su papel en la Sociedad.
Mención aparte merece el fenómeno predominantemente latino y muy radicado en México referente al “machismo”, cuya ideología hace referencia a expresiones, actitudes, conductas, creencias y prácticas sociales cuya finalidad es promover la superioridad del hombre sobre la mujer.
Si la vida se vive en conjunto … ¿hay razón para minimizar a las personas por su sexo?
Siempre nos han enseñado que la familia es la base de la Sociedad y en ella nos educan con amor y conocimientos para saber cómo actuar y convivir; es decir, es la máxima institución en nuestras vidas y como tal, la más importante en cuanto a aportación de elementos para utilizar en aras de alcanzar metas individuales y comunes y lograr una adecuada convivencia.
Usualmente, los mayores muestran un trato igualitario a todos los miembros, fomentando los valores, especialmente el respeto; es decir, mismos derechos y deberes, en el entendido que conforme actuemos recibiremos mayores beneficios.
Ya sea en la distribución de labores, la inclusión, el diálogo, entre otros; sabemos que es nuestra responsabilidad contribuir a las metas comunes que como familia se han establecido.
LAS DIFERENCIAS SEXISTAS.
Desafortunadamente, esto no es el mundo ideal que mencionamos y es una constante que los padres tengan ideas distintas a las que deberían ser y a partir de ahí, surjan las grandes diferencias en el trato.
Ya sea por lo que han vivido, han visto o han considerado, las actitudes pueden fomentar la discriminación de las personas por su color, creencia o cualquier otra situación. Desafortunadamente, la preponderante atiende a su sexo.
Y al reconocer las diferencias, también actuamos en forma distinta y, por ende, las ideas “machistas” o “feministas” en mayor o menor escala, fomentan la distinción y enconan las posiciones de las comunidades.
¿Realmente estamos conscientes los adultos de la responsabilidad que tenemos en la familia frente a los menores?
… ¡PARA ESO ESTA TU HERMANA!
De lo que he vivido y observado en mi vida, en todas las familias siempre hay divisiones de labores; lastimosamente, no todas son equitativas y si tienen rasgos de género. “¡ … para eso está tu hermana!”, “¡… eso les toca a las mujeres!”, “¡… ustedes a lavar los trastes!”, etcétera.
Tal pareciera que los hombres estamos peleados con la higiene y el orden en casa; la mayoría de las tareas de limpieza y arreglo están destinadas a las mujeres como si la virilidad se perdiera con el jabón o el agua.
Nunca he entendido la razón para que el trato cambie. De pequeñas son princesas y conforme crecen, pasan a ser empleadas domésticas o personal de asistencia de la casa; en especial, de padre y hermanos.
El amor nos mantiene unidos, no hagamos ni fomentemos un trato distinto en función del género dentro de la familia.
… ¡TODAS SON IGUALES!
Ni hablar de los comentarios con tintes de discriminación o misóginos. Es cierto, muchos de ellos ya están tan arraigados en el lenguaje popular que lejos de ser un insulto por si mismos ya se han convertido en meras expresiones coloquiales; no obstante, si estamos conscientes de su significado, evitemos su uso.
Expresiones tales como: “¡ … pareces vieja!, “¡… eres niña!, ¡… tenía que ser mujer!, entre otras, son algunas que por ser comunes se han convertido en parte de lo cotidiano y es obvio que no han sido generadas en la actualidad, pero no nos prestemos a su uso. ¡Erradiquémoslas de nuestro vocabulario!
Trato especial merecen manifestaciones que rayan en lo ridículo y absurdo, que molestan al sentido común y son muy dadas de personas que no se respetan ni respetan a la mujer de quien nacieron, con las que convivieron o se han vinculado: “¡Todas son iguales, excepto mi mamá, mi hermana, mi hija y mi mujer! Pensar de esta manera no sólo refleja un total desprecio por todas las mujeres sino una actitud de inferioridad. Tristemente, quien piensa así no necesita justificarse sino ser atendido por un profesional que lo haga comprender la realidad.
La constante en el crecimiento de una Sociedad es el respeto por la igualdad en sus géneros. ¡Su desequilibrio sólo estanca a la comunidad y conlleva a su retroceso!
NO LLORE … ¿A POCO ES VIEJA?
¿Qué tiene que ver la demostración de sentimientos con el desprecio a un género?
Es cierto, que la mujer pueda llegar a expresar más sus sentimientos a través del llanto por cuestiones biológicas que el hombre … ¿pero esto justifica una diferencia en su trato?
Si las lágrimas fluyen de los ojos debido a dolor, tristeza, alegría, necesidad o cualquier otra sensación … ¿eso necesariamente debe considerarse como fortaleza o debilidad?
Respetemos las diferencias a través de acciones y normas que garanticen su trato equitativo; si aún no las hay, sigamos trabajando en ellas. No tiene razón de ser, el seguir demorando el adecuado equilibrio por razones sociales, culturales o políticas.
Llorar es tan humano que no es cuestión de géneros. ¡Dejemos de lado los pretextos para intentar justificar una superioridad!
MUJER CONTRA MUJER.
Algo que siempre he celebrado es que las personas alcancen sus metas y sean para sí y para su entorno un faro de éxito que inspire. Más que mujeres u hombres, lo que necesitamos son personas positivas que influyan a generar ambientes adecuados de crecimiento.
Aprendamos a convivir y combatir en buena lid, así como ponemos todo de nosotros por alcanzar las metas, reconozcamos a quienes lo han hecho y valoremos su empeño. No participemos de las injurias ni infamias contra quienes han llegado; por el contrario, canalicemos nuestros esfuerzos en corregir y continuar.
No es adecuado buscar defectos en quien ha logrado una meta, máxime si era nuestra competencia ni tan ruin como descalificar su éxito atendiendo a su género.
Es patético que un hombre atribuya a una mujer calificativos o acciones que no corresponden a lo profesional o a lo personal sólo porque ésta ha logrado lo que él deseaba; pero es insólito, cuando una mujer se exprese así de otra. La severidad con que se expresan sólo muestra la falta de talento en su batalla.
Una muestra de crecimiento como persona y profesional es reconocer a quien ha logrado sus sueños a pesar de que éstos hayan sido también los nuestros. ¡Admitamos nuestras fallas y continuemos hasta alcanzarlos!
NI ATRÁS NI ADELANTE … ¡AL LADO!
Cada vez percibo más en la gente el interés por romper los estigmas sociales y buscar el equilibrio adecuado que nuestra sociedad requiere.
Lo que antes se expresaba “¡… detrás de un gran hombre hay una gran mujer!” ha sido sustituido por “¡al lado de una Gran Mujer hay un Gran Hombre y viceversa, al lado de un Gran Hombre, hay una Gran Mujer!”.
Reconocer a la mujer por su esencia y sus diferencias hará una sociedad equitativa y justa. Los roles de la mujer son bastos: madre, hija, hermana, cómplice, amiga, profesional, maestra, etcétera …; tantos como los del hombre. ¡Entendamos nuestros papeles!
No hay lugar para violencia; es decir, ni para hacerla, provocarla o recibirla … seamos agentes de paz y en ésta … ¡generemos las condiciones con las cuales merezcamos vivir! … ¡Lejos de manifestaciones destructivas, construyamos expresiones para la comprensión y la construcción de la sociedad que queremos!
Mostremos a cada momento el respeto que tenemos por la mujer; en el caso de los hombres, atendiendo a que nacemos de ella, convivimos con ellas y construimos con ellas. Respecto a las mujeres, por su lucha diaria por evitar las diferencias.
Si hoy hemos logrado pasos agigantados que hace unos años eran prácticamente imposibles … ¡seamos las personas adecuadas para concluir este cambio!
En fin, tenemos la excusa de un día para celebrar a la Mujer y una Vida para Honrarla … ¿TE GUSTA LA IDEA?
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