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NECESITABA ALCOHOL PARA ABANDONAR ESA SOLEDAD INTERNA QUE SIEMPRE ME ACOMPAÑABA

Confesiones de un Alcohólico

NECESITABA ALCOHOL PARA ABANDONAR ESA SOLEDAD INTERNA QUE SIEMPRE ME ACOMPAÑABA

/Por Catalina Guadarrama/

En esta ocasión José N. de la Ciudad de México, comparte sus experiencias en el mundo del alcohol: “A los catorce años tuve mi primera borrachera, con unos vecinos para encajar con ellos, acepté la invitación para tomar en la calle; esa primera vez, sentí que me quemaba por dentro pero como fui bebiendo todo cambió: pude desinhibirme, me volví jovial, agradable y feliz. Me compenetré con los cuates y pude abandonar la soledad interna que siempre me acompañaba.

Después seguí tomando en las fiestas, no me perdía una, pues sabía que bebería gratis cada fin de semana; conforme pasó el tiempo ya me emborrachaba tres veces por semana y la ingesta de bebidas embriagantes era mayor, pues no satisfacía mis ansias de sentir los efectos envolventes con dos o tres copas, mi carrera en el alcohol fue progresiva y no fui capaz de frenarla.

Lamentablemente vivía con la abuela materna, ella me crio desde los tres meses y sólo pude terminar la educación primaria, pues tuve que trabajar en lo que se podía. Así desde niño tuve trabajos esporádicos y aprendí algunos oficios como plomería, carpintería y vendía diarios, ya que el oficio de mi abuela era voceador y así se ganaba la vida, yo le ayudaba.

Tenía tiempo para estar con los amigos y nos dedicábamos a beber en los tiempos libres, siempre buscaba un momento para tomar y seguir trabajando. Con el tiempo bebía más que trabajar, todo fue cambiando, cada día me convertía en un alcohólico.

Con el trabajo no tuve problema porque siempre fui independiente, me reponía de la borrachera y buscaba en qué emplearme para tener dinero. Era joven y la resistencia física me permitía hacerlo.

A los 30 años, contraje matrimonio, pues creí que una pareja y la responsabilidad que ahora tenía me alejarían del vicio, incluso mi esposa me conoció ya con problemas de alcoholismo y así me aceptó; ella pensó que todo cambiaría cuando nos casáramos, pero no fue así, desde el inicio tuvimos problemas porque no dejé de beber. Era agresivo con ella, la golpeaba, insultaba; el maltrato hacia la pobre era físico y psicológico, lo menos que le hacía era gritarle, en verdad resistió mucho; hoy me pregunto porqué lo hizo. Con todo y el maltrato, siempre busqué no le faltara nada a ella y a mis hijos (tuvimos 4).

Siempre estaba enojado con mi esposa, sentía ira cuando estaba en casa y la mujer aguantó hasta que llegué a AA. Mis hijos eran muy pequeños y no me vieron haciendo mis desmanes en casa. Mi mujer fue la más afectada en todos los aspectos por mi enfermedad del alcoholismo.

Aún y con todos los problemas que ya tenía no aceptaba que era un alcohólico, todos me lo decían, me reclamaban, me advertían, pero yo decía “cómo voy a tener problemas con mi forma de beber si trabajo, llevo comida y nada falta en casa, mantengo una familia, ¿cuál es el problema?”.

Cuando un amigo me habla de AA, ya estaba mal, porque sufría de delirios, se me engarrotaban las manos, los pies, tenía unas pesadillas espantosas y cuando se pasaba el estado del delirio juraba no volver a beber, pero era una mentira, pues me sentía un poco bien y corría para seguir embruteciéndome.

Prometí muchas veces dejar beber, después de que era perseguido por enormes arañas, feroces ratas y víboras durante las pesadillas, incluso me administraban Valium para que durmiera.

 Cuando me pasan el mensaje de AA, veo una oportunidad para curarme, porque en los hospitales donde había sido internado no hubo resultados; decía que dejaría de beber cuando arrojara sangre por la boca, era un ignorante.

Cuando llegué por primera vez a AA, sólo vi los cuadros con los mensajes que ahí tenían, me estaba identificando con lo que decían, no escuchaba a la gente, sentí una sensación de alivio pues supe que ahí si me entendían. Al escuchar a los compañeros narrar sus experiencias, pensé que alguien había ido a contar mi historia, que es la de todos los alcohólicos porque hablamos el mismo idioma.

Me funcionó la terapia de AA y la comprensión de los compañeros, por primera vez me sentí integrado a este grupo porque, aunque tenía a mis hijos, a quienes amo, entendía que no pertenecía a nada ni a nadie. En AA me dieron comprensión y no volví a beber por la gracia de Dios.

Es difícil entender cuando se tienen problemas con la manera de beber, pueden tener consecuencias fatales. Los jóvenes deben reflexionar sobre lo que están haciendo y buscar información, esto les puede ahorrar mucho dolor y sufrimiento, deben detenerse a tiempo”.

Alcohólicos Anónimos, Sección México,

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