CARTAS DESDE CHICAGO
LOLLA PAL’COVID
/Rogelio Faz/
El festival de música Lollapalooza, el más popular de Chicago, ya está de regreso en uno de los lugares más emblemático de la ciudad; el Grant Park. Después de un año de ausencia debido al COVID-19. Aunque la pandemia no ha sido controlada «the show must go on».
Festival vs Covid
Este festival de música empezó el jueves 29 de julio y finaliza este domingo 1 de agosto. Aunque es al aire libre, el hecho de concentrar a un gran número de asistentes (100 mil por día) representa un riesgo de contagio.
Las diferentes autoridades de gobierno y de sanidad confían en que todo esté bajo control, a pesar de que se registró el doble de contagios esta semana en comparación a lo de hace tres semanas.
Al mismo tiempo, la alcaldesa Lori Lightfoot advirtió del riesgo de contagios del Covid con la variante Delta.
Ahora el reto es hacer cumplir el protocolo de higiene; mascarilla, comprobante de vacuna contra el Covid o, la prueba negativa para poder ingresar al festival. Aun así, hay una gran cantidad de jóvenes no vacunados y de seguro habrá muchos que no cumplan con la guía de cuidado, que por las propias condiciones es difícil.
La palabra vs Covid
El día que dieron la autorización para al evento habían bajado notablemente los contagios y fallecimientos, fue después que volvieron a sonaron las alarmas.
Pero la palabra ya estaba empeñada y se dio luz verde al festival. No había marcha pa’trás, ‘el show debe continuar’; llueva, truene o relampaguee.
El Covid a provocado otras pandemias como en la economía, programa escolar y muchas otras cosas más. ¿El antídoto? la reactivación de todas ellas.
Hay razones para que el show continúe, y eventos como Lollapalooza estimulan la industria hotelera, restaurantera, museos, etc. tan necesarios para manteneros vivos, incluidos los hospitales.
El Covid ya no asusta
No obstante, hay un problemita. La gente ya le perdió el miedo al Covid, además, considera incomoda la mascarilla o una imposición, sumado a los que aún no se han vacunado; latente un riesgo “sustancial” de un tercer show pandémico.
Es probable que el virus se esté frotando las manos durante este evento de 4 días, con 8 escenarios y 147 bandas tocando. Esperando a que los asistentes al escuchar su canción predilecta abran la boca a todo lo que dé para dar rienda suelta a su inspiración, para después aspirar todo el aire posible, más lo que contenga.
Las temperaturas son calurosas y las bebidas no pueden faltar, además, una que otra ‘cosita’ que se ingiera hará que los protocolos se olviden.
Código de colores como semáforo
Las autoridades en su esmero por mantener a la comunidad informada, constantemente cambian el código de colores de acuerdo a las áreas infectadas como si fuera semáforo vial.
Es cómo manejar en una avenida muy transitada y cambien intempestivamente los colores en diferente orden y encima se padezca daltonismo o se anda ‘hasssta tras’.
El Dr. Anthony Fauci, Director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, advirtió que se está «yendo en la dirección equivocada». O sea, en sentido contrario como en un “one-way”.
«The show must go on»
Todos hemos escuchado aquello de ‘el show debe de continuar’ cuando hay algún contratiempo durante la presentación de un espectáculo. El origen de esta frase surgió en el ambiente circense cuando un miembro del circo estaba indispuesto para cumplir con su acto.
No necesariamente para satisfacer a los espectadores, sino por respeto al resto del elenco del circo. Con el tiempo se ha invirtiendo la prioridad. Así que ‘Lollapalooza must go on’.
Los dueños del circo a sabiendas de los inconvenientes no pueden suspender la función, en este caso no tanto por respeto a los otros actores del show, sino con el público, poniéndolos en la cuerda floja.
Esperemos que el Lollapalooza no sea un centro de distribución de Covid pa’llevar. Eso lo sabremos justo cuando empiece el ciclo escolar a fínanles de agosto.