CONFESIONES DE UN ALCOHÓLICO
POR EL ALCOHOLISMO, TODO LO QUE TUVE, LO PERDÍ
/Por Catalina Guadarrama/
En esta ocasión Araceli F. de Veracruz, comparte con nuestros lectores sus experiencias en el mundo del alcohol: “Todo empezó cuando tenía 13 años salía a las fiestas con mis primas y amigas, yo era la más pequeña de todas, en las fiestas a dónde íbamos empecé a tomar mis primeros tragos que las primas me invitaban. Desde que tuve ese primer trago de alcohol me sentí tan bien que no paré hasta perderme, quizá no perdía el sentido por completo, pero siempre salía borracha de las reuniones; mis primas, me cuidaban porque cuando perdía la consciencia me llevaban a casa de una amiga, me bañaban, tomaba café para bajarme la borrachera y me dejaban en casa muy fresca así mi mamá no se daría cuenta de nada.
Ya después buscaba las fiestas con amigas para irme a tomar, nunca tuve descanso, el alcohol se estaba convirtiendo en mi mundo, terminé la secundaria y luego estudié una carrera comercial de secretaria.
Fui hija de un padre alcohólico, siempre vi a papá tomado y pensaba que era algo normal, no me afectaba en nada, pensaba que sólo era problema de mi madre.
Me casé joven, aunque nunca dejé la bebida, por supuesto comenzaron los problemas con las infidelidades del esposo, eso me hizo caer más profundo en el alcoholismo. Salía con mis amigas a tomar a los bares, como el marido estaba siempre ocupado ya me engañaba, me compensaba con dinero para salir con amigas, cada quien, por su lado, lo que quería era olvidarme que me engañaba. En los bares bebía y bebía hasta sentirme libre bailaba muy desinhibida, encontraba muchos amigos de ocasión. Siempre llegaba con unas amigas y terminaba con desconocidas y no sabía quiénes eran, me amanecía en los antros, no llegaba a dormir a casa.
Al final, sobrevino el divorcio y me hundí más en el alcoholismo, pues no soporté que el marido me dejara por otra mujer y no me quisiera. Pedía ayuda, más no consciente pues estaba en el fondo de mí misma.
El último año viviendo con el alcohol fue muy horrible porque me encerré en mí casa, vendí todo lo que había para saciar mis ansias de alcohol.
Estaba en casa, pero no atendía a los hijos, al marido, no hacía de comer, no me bañaba, ni comía, me desentendí de todas las tareas del hogar dejé todas mis responsabilidades por el alcohol; mis hijos casi pierden la escuela porque me gastaba en alcohol todo el dinero de las colegiaturas, vendí mis joyas, la computadora, todo lo que tuve lo perdí por avanzado estado de alcoholismo.
Fue un periodo en que siempre estaba borracha perdida, eso afectó mucho a mis hijos, mi familia, todo a mi alrededor. Mis pobres hijos vieron todo el tiempo mi alcoholismo, me decía mi hija, en ese entonces de 12 años, que no tomara tanto, pues le daba vergüenza y pedía ayuda a la familia, porque yo era una muerta en vida; bajé mucho de peso porque sólo me dedicaba a saciar mi alcoholismo, no dormía, no probaba alimentos, sólo quería alcohol y cigarro y todo lo que me hacía permanecer sin consciencia. Todo esto ocurrió en casa y fue lo que ayudó a que no me sucedieran otras cosas peores.
Tenía quien me llevara a la casa el alcohol y así que no tenía a qué salir si tenía el paraíso en el hogar.
Por todo esto mi hija perdió un año de bachillerato y mi hijo casi lo sacan de la primaria, pues ya no asistían a clases por mi causa, no tenía responsabilidad de nada, estaba perdida. El marido regresó porque no funcionó su relación con la otra mujer, pero sólo como el papá de mis hijos, entre nosotros ya no hubo nada; estuvo con nosotros hasta que encontró otra mujer; todo esto ocasionaba que yo me perdiera más y más.
Mi hija lloraba mucho y pensaba que mi hijo pequeño de 7 años no se daba cuenta; en los pocos momentos de lucidez, le pedía a Dios que me ayudara a dejar el alcohol, pero no podía, el esposo me amenazaba en quitarme a los hijos porque no estaba capacitada para cuidarlos, entonces él fue a investigar acerca de AA y preguntó a un amigo en común sobre el programa, primero me llevaron a una clínica de desintoxicación donde estuve seis semanas y de ahí me integré a un grupo para que continuara sin beber, ya pasaron veinte años sin beber.
Desgraciadamente si hubo afectaciones: mi hijo el más pequeño, según yo decía que no se daba cuenta, cayó en las drogas desde que tenía trece años y no ha podido parar. Me mantengo en el grupo por el problema de mi hijo, porque cómo le digo a él que el programa funciona, si yo no le doy el ejemplo. Me apliqué con el programa de AA y sí me funcionó, pero mi hijo no se ha podido quedar.
Ahora paso el mensaje en instituciones, escuelas y grupos de mujeres en especial y presto diferentes servicios en mi grupo.
Alcohólicos Anónimos, Sección México,
ofrece una Alternativa de Solución para
quien sufre la enfermedad del alcoholismo.
Servicios totalmente Gratuitos
Teléfonos 55 57055822 / 8005613368