CONFESIONES DE UN ALCOHÓLICO
EL ALCOHOL PRODUCE UN SUEÑO QUE TE PIERDE
/Por Catalina Guadarrama/
En esta ocasión Miguel N. del Estado de México, comparte con nuestros lectores sus experiencias en el mundo del alcoholismo: “La primera experiencia que tuve con el alcohol fue a los 14 años cuando ayudaba a sembrar maíz, con pulque y un licor que hacían con alcohol del 96 y frutas, lo hice por saber a qué sabía y me gustó el efecto, me sentí muy contento, con una satisfacción todo era agradable, estaba feliz y contento hasta me sentía fuerte y quería correr.
Cuando empecé a beber estaba en la secundaria, ya en la prepa muchos compañeros tomaban y los porros de la prepa nos llevaban en bola a los cines y nos metíamos a la fuerza y nadie nos decía nada.
Mis padres todavía no sabían de mi afición por el alcohol, para no llegar borracho a casa dejaba de tomar o me provocaba vómito para que se bajara la embriaguez para llegar bien a la casa. Esto fue al principio, luego ya no pude disimular porque estaba bien borracho y no tenía miedo de mis padres, ahí empezó mi carrera en el alcohol, tuve muchos problemas con mi papá, me sacó de la escuela porque reprobé todas las materias en el tercer semestre de prepa.
Tenía una bandita de diez amiguitos y nos íbamos a las canchas que estaban enfrente de la prepa, sólo nos reuníamos para tomar y estábamos acostados en el pasto perdiendo el tiempo y la vida, a eso me dedicaba, luego ya no pude ni estar ahí, me volví teporocho pues consumía diario alcohol, mis padres me anexaron varias veces, las terapias duran tres meses pero no entendía, apenas salía y me dirigía a buscar quien me invitara a tomar y me perdía pues vivía en la calle; ya no pude levantarme, ya no pude hacer nada en mi juventud; me atrapó el alcoholismo.
Es difícil estar en un grupo de AA, aunque no existen reglas, hay disciplinas que si las llevas a cabo funciona, más si no pones de tú parte nada funciona, a veces es necesario estar en un grupo diario.
Me di cuenta que mi mente, por tanto consumo de alcohol, estaba muy deteriorada, porque no captaba y no entendía lo que decían, pero Dios me ayudó, porque tenía la necesidad de curarme pero no encontraba la solución, me enviaron con el psicólogo y de ahí con psiquiatra, que me dijo que tenía un trauma emocional, pero no me funcionó, hasta que un amigo me recomendó con el grupo de AA, porque en verdad necesitaba dejar de beber, porque toda mi juventud me la pasé alcoholizado, viví engañado por la sensación que produce el alcohol, es un sueño que te pierde, yo me perdí los mejor de mí vida, regresé demasiado tarde a los 45 años, cuando quieres conseguir trabajo, ni en las fábricas te quieren y no sé hacer nada, es cuando me doy cuenta del tiempo valioso que perdí.
Nunca hice caso de los consejos de mis padres, o de mis amigos, médicos o sacerdotes, todos veían lo mal que andaba y mi cuerpo ya estaba sufriendo, pues el alcohol se convirtió en una necesidad que tratas de satisfacer a toda costa, pero el organismo ya no puede: comencé atener calambres en el estómago, tenía alucinaciones, sufría ataques, delirio de persecución, tenía lagunas mentales: estaba bien tomando en un lugar y de pronto había amanecido y me encontraba en otro lugar, a veces llagaba a casa con cosas que no eran mías y no sabía de donde las agarraba, hasta llegué con trozos de pastel y no supe a qué reunión me fui a meter.
Muchas veces la gente me rechazaba porque llegaba a una reunión y me decían “vete de aquí, mira como vienes, estás todo sucio”, me daban de beber y de comer, pero me corrían. Me sentía rechazado, pero luego se me olvidaba y seguí tomando.
Por beber tanto, estuve varias veces hospitalizado y sabía que iba a morir, por la cirrosis, pero apenas salía del hospital y sentía ese deseo incontrolable de beber. Entonces supe que era necesario buscar ayuda en serio.
Caminaba sin rumbo y encontré un grupo donde sólo había una persona, me habló del trabajo en el grupo y me quedé para compartir mi experiencia.
Debía cambiar, porque por años vagué en la calle y ya no había nadie que me regalara un trago y estaba harto de mí mismo, pero mi alcoholismo era más fuerte que yo, en ocasiones bebí perfume y hice muchas cosas malas para seguir borracho, pero todo debe terminar y por eso pensé en el suicidio, pero estaba tan débil que no pude hacerlo: quise ahorcarme, pero mis piernas no me soportaron, estaba muy débil.
Un día mi madre me dijo “ojalá te murieras para ya no pensar en ti, siempre viene a decirme que estas tirado en tal calle, que ya te golpearon, no me dejas vivir en paz”. Pues yo estaba bien perdido en el alcoholismo, porque sufría por lo que me dijo mi madre, pero todo se me olvidaba con un trago, ahora entiendo que es una enfermedad incurable porque se vuelve una obsesión, es una idea que se apodera del espíritu y Dios es un poder superior que puede ayudarte, porque uno sólo no puede parar.
A mi esposa, nunca se fue, trabajaba por mí, me trataba como si fuera un niño, me hacía de comer y yo me iba directo a la cantina, ella aguantó mucho y ahora mi esposa es como una madre para mí, es una mujer muy fuerte pues siempre me mantuvo, junto con mis hijos; ella sacó adelante a la familia, por eso la respeto mucho.
Mi esposa y el grupo me han ayudado mucho a cambiar de vida, me siento feliz, no nos falta nada.
A los jóvenes les pido que no se dejen atrapar por esta sensación porque el alcohol, siempre quieres más y más sentir los efectos, los borrachos andamos en busca de fiesta motivados por el alcohol, para que no terminen sin rumbo vagando por las calles.
Alcohólicos Anónimos, Sección México,
ofrece una Alternativa de Solución para
quien sufre la enfermedad del alcoholismo.
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