jueves, noviembre 21, 2024 - 10:31 pm
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EN LA BORRACHERA ENCONTRÉ LA LIBERTAD FICTICIA

CONFESIONES DE UN ALCOHÓLICO

  En la borrachera encontré la libertad ficticia

/Por Catalina Guadarrama/

En esta ocasión, Claudia P. de la ciudad de México, nos comparte sus andanzas en el mundo del alcohol, “a los 15 años en mi fiesta de quince años fue la primera vez que probé el sabor particular del alcohol. Antes de bailar el vals, había una mesa llena de botellas, me dieron dos tragos de alcohol porque sentía mucho miedo por el baile, uno de mis chambelanes me dio los tragos, con eso bastó para fluir en la fiesta con confianza, aunque no llegué a la borrachera, no olvidé esa sensación de seguridad, después de ahí, no volví atomar alcohol hasta que me divorcié.

Luego de mi separación, estaba muy triste con un profundo sentimiento de abandono tenía miedo, estaba sola. Mi esposo era alcohólico y fue una de las razones por las que decidí divorciarme pues siempre me ofendía y había intentos de golpearme, pero en la última ocasión sí me golpeó muy fuerte, estuve varios días en cama, después de eso jamás volví a estar cerca de él.

Fui una niña de casa muy protegida, conocí a mi novio y pronto me casé. muy joven a los 17 años, era tímida con autoestima baja, muy insegura, mi marido me invitaba a tomar pero nunca acepté. Cuando ya estaba divorciada, una amiga me invitó a su casa y nos pusimos a tomar, tragué alcohol hasta perderme, cuando se me bajó la briaga estaba terrible físicamente aunque fue una borrachera donde encontré la libertad, una alegría ficticia, escapaba de larealidad y de la responsabilidad. Ese fue el detonante para comenzar a beber sin control, más era feliz.

Con la borrachera comencé a olvidar a mis hijos, los dejaba encerrados y me salía a tomar con los cuates de parranda. Después de trabajar y cumplir con mis obligaciones sentía que merecía tomar, era mi premio para estar feliz y divertirme, pero todo fue saliéndose de control, pero nada importaba alcoholizada me sentía segura, bonita, bailaba como nadie en las reuniones de los amigos, eso fue al inicio y luego asistía a los antros y trataba con desconocidos porque lo único importante era embriagarme y pasarla bien, a veces llegaba de madrugada o en la mañana porque le di prioridad al alcohol y dejé a mi familia en el abandono.

En repetidas ocasiones regresé a mi casa sin saber cómo había llegado, pues no recordaba nada incluso manejaba en ese tiempo y en algunas ocasiones el carro tampoco estaba y tenía que localizarlo preguntaba a mis amigos y ellos me decían dónde estaba.

Muchas veces en mi embriaguez, veía las caritas de mis hijos asomados en la ventana esperándome, incluso hay cosas que no recuerdo; pasó poco tiempo para que me quitaran a mis hijos, se fueron con su papá porque empecé a vender todas las cosas de mi casa para comprar alcohol y ya no les daba de comer a mis pequeños pues el dinero ya no me alcanzaba la prioridad era mantenerme hundida en ese mundo falso.

Me volví estéril para el amor hacia mis hijos, no me importaban, no sentía remordimiento, solo cuando se me bajaba la borrachera me daba cuenta que no tenía para darlesde comer y solo les ofrecía té de lo que hubiera o nada, ya no eran mi prioridad.

No lo quería aceptar, pero sabía algo no estaba bien, decía “hoy no voy a tomar”, pero la obsesión era superior a mí, fui con un psicólogo, al psiquiatra pero no aceptaba que era alcohólica, pensaba que yo podía dejarlo pero cuando me daba cuenta ya estaba ebria de nuevo, un intento un fracaso, tratándose del alcohol perdía la consciencia incluso sobria.

Ya había acudido a AA en dos ocasiones, pero me sentía superior a los demás, pensaba que no pertenecía ahí porque yo podía controlar al alcohol y grave equivocación, sólo cuando estaba caminando una noche, sola en una calle, de no sé dónde, estaba totalmente perdida en todos sentidos, sin mis hijos, llegué a mi casa encontrarla sola y vacía porque mi vicio había acabado con todo lo que poseía; esa noche decidí que no podía más, grité, imploré por un poco de luz para salir de ese sitio oscuro en que me encontraba.

Al otro día fui al grupo con mucha vergüenza entré, regresé para confiar en lo que ya sabía pero que me negaba aceptar. Ahí me dieron todo el apoyo que necesitaba, cariño y sobretodo el programa de recuperación que son los doce pasos, gracias este método recuperé a mi familia con la práctica del programa. Mis hijos se avergonzaban de mí porque siempre llegaba con aliento alcohólico a su escuela, a veces hasta se escondían de mí, si me encontraban en la calle.

Ya tengo doce años sobria y les agradezco muchísimo a los compañeros de AA pues hoy estoy muy apegada a mis hijos, pues ya no les causo vergüenza.

Como mujer ayudo a las demás chicas, asisto a la cárcel de mujeres, al psiquiátrico de mujeres en servicios internos para transmitir el mensaje, que les llegue a otras mujeres. Hoy apadrino a compañeras que se vuelven como de la familia, es un acompañamiento espiritual y nos regalamos las experiencias entre nosotras.

Hoy no estamos solas, tenemos un lugar donde podemos recuperar nuestra dignidad, la autoestima, porque escondemos nuestra condición alcohólica como mujeres, sufrimos intensamente por la cuestión social y cultural, además del desprecio que sentimos de nosotras mismas porque no sabemos cómo afrontar solas este mal.

En AA hay una esperanza de vida. Así como ellas se sienten también nosotras pasamos por eso mismo.

Alcohólicos Anónimos, Sección México, ofrece una Alternativa de Solución ara quien sufre la enfermedad del alcoholismo.
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Teléfonos 57055822 / 018005613368

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