CARTAS DESDE CHICAGO
RACISMO CONSUETUDINARIO
/Por Rogelio Faz/
Retomar un tema es un tanto ocioso y hasta vicioso, pero debido a la insistencia del movimiento Black Lives Matter en Estados Unidos, al que se han sumado algunos grupos de la comunidad «hispana» o «brown» o, latinos o iberoamericanos, obliga retomar el tema.
Para hacer un comparativo absurdo si se quiere, el alcohólico consuetudinario se define como alguien que bebe alcohol con arraigo propio a su condición y que la sociedad lo acepte. Para eso debe ser constante, tomarlo como un hecho sin remedio y resignarse a ello, aunque reniegue; lo desea y necesita.
En el caso de querer erradicar el vicio consuetudinario de injusticia social como se dice sucede contra las minorías en Estados Unidos, lo primero que tenemos que hacer es reconocer nuestros vicios. Después curarnos por nosotros mismos para no vivir el resto de nuestras vidas entre exigencias y rechazos.
Es propio del alcohólico esclavo a su condición hacerse el sufrido para lograr comprensión. Cuando alguien está bajo los efectos del alcohol lo que quiere es permanecer embriagado para no padecer la cruda y no enfrentar su realidad.
O sea, en este debate de injusticias sociales, como se mencionó anteriormente en este mismo espacio, el «hispano» o «brown» que quiera borrar su pasado para ser libre; debería empezar por cambiarse los apellidos de origen español, por ejemplo, a: ‘pluma de zopilote’, ‘pelos de elote’, ‘peyote amargo’, ojo de águila, lagartija veloz y así por el estilo.
Y los afroamericanos por: Aku (riqueza), Aniefuna (mi tierra no está perdida), Babangida (dueño de la casa), Chuke (poder de Dios), Jelani (lleno de fuerza), Kikelomo (para ser mimado), Nwachukwu (hijo del Dios supremo), Okoro (hijo del hombre nacido libre), Omenmba (hombre que hace el bien a los demás), Oyekan (multiplicados), Temmitope (agradecimiento), Zivai (debes saber), Obama (inclinarse) como muchos más para no dejar rastro de la humillación del sometimiento racista.
Se dice que todos tenemos uno o varios vicios y, uno de esos que nos aquejan bien podrían ser los complejos existenciales consuetudinarios que llamamos racismo y discriminación.
No hay raza superior, pero si inferior. Cada quien se desarrolla según sus cualidades independientemente de su color y origen sobre todo si vive en lugares donde hay acceso a todo para todos.
La comunidad negra en Chicago es presa de los vicios de su propia conducta (sin generalizar), seguirles el cuento como sucede entre ellos (políticos y activistas) es prolongar el vicio. Es condenarse a un racismo consuetudinario que nos hace sentir y ver alucinaciones, y está afectado al resto de la familia. Lo que es peor, heredando el vicio.