CARTAS DESDE CHICAGO
El racismo no acabará…
/Rogelio Faz/
En Estados Unidos no hay medio de comunicación que no siga con el tema de Black Lives Matter después de la muerte del afroamericano George Floyd por un policía blanco, al punto de ya estar provocando fastidio sin que al parecer se aborde el problema a fondo. El sacudir las conciencias de algunos blancos racistas no es suficiente.
Todos opinan: políticos, activistas, artistas, deportistas y cuanto metiche quiere hablar de justicia social aprovechando el momento.
El caso de Floyd ha generado un movimiento anti racismo y quienes promueven esto ya no solo son de raza negra, se han estado formando especies de clubes de cuadra, como si se tratara de ventas de Avon o Tupperware en suburbios blancos y otros grupos raciales.
También se da entre compañeros o compañeras de trabajo, en escuelas, universidades, ya no se diga en redes sociales que quieren dejar atrás el estigma contra los negros o alguna otra raza «brown».
Mientras tanto, los manifestantes de calle se están dando a la tarea de tumbar todo lo que representa el esclavismo o conquista, como estatuas o monumentos, así hayan sido considerados héroes nacionales, aunque su pecado fue algo común de la época.
Pero estas participaciones en contra del racismo no demuestran la realidad en plenitud. Decir que ya no hay racismo seria mentir, al menos no en la proporción como lo presentan, la misma participación de gente blanca lo desmiente.
Derrumbar estatuas de personajes identificados con la Confederación o la conquista como Cristóbal Colon, se han convertido en el centro de las agresiones como si con eso cambiar el pasado o nuestro origen.
En lo que respecta al racismo ya desde hace muchos años las condiciones habían cambiado y las llamadas minorías ahora tenemos, a veces sin muchos méritos, un lugar reservado en universidades o contratos para negocios de minorías. El que no se aprovechen en su capacidad es otra cosa.
Cuando un joven latino de bajos recursos es admitido en alguna universidad de prestigio por méritos propios, lo gritamos a los cuatro vientos para demostrar que ‘si se puede’. Está bien, sin embargo, son la excepción. La gran mayoría no acaba sus estudios profesionales. Pero tampoco nos cierren las puertas en colegios comunitarios ya que estos ofrecen muy buenas oportunidades como las tuvo Floyd. En otras palabras, el que no quiere estudiar o trabajar en EU es porque no quiere.
(Lo que no sucede en México, por ejemplo ¿Cuántos indígenas o de raíces afro están becados en la Ibero, La Salle, Panamericana o el Tec de Monterrey? Ni siquiera nos juntan en las telenovelas donde somos clientela).
Entre la raza negra este es un problema muy acentuado. La muestra es el mismo Floyd, que jugo futbol americano en el High School y aunque después fue a colegio de ahí en adelante quedo al garete. Cometió robo a mano armada y en la autopsia se encontró había consumido opioides. La confrontación con la policía se debió por pagar con un billete falso. Al parecer Floyd «gigante gentil» como lo llamaban, era una persona que se quería reconciliar con la vida, pero las circunstancias de su ambiente lo llevaron a donde acaban muchos.
El movimiento esta exigiendo quitar fondos a la policía o incluso eliminar algunos departamentos para destinar esos fondos a programas sociales como educación, salud, asistencia social, etcétera. Pero esto ya se ha puesto en práctica y los resultados no han sido muy favorables. Incluso pedían más policías. Así que estamos ante un escenario surrealista.
En el caso de Chicago, el eliminar fondos o restringir la actuación de la policía como desarmarla, es casi como ponerles las esposas a los uniformados y en lugar de ir detrás de los delincuentes tendrán que salir huyendo. Justo ayer sábado murió un niño de 3 años al recibir un balazo por la espalda cuando perseguían a su padre en un barrio de «morenos».
Cuando los recursos no satisfacen las necesidades y la cultura o voluntad no responde; se buscarán culpables como lo estamos viendo ahora, y la frustración acabara por desquitarse con emblemas del pasado al tiempo que no se aprovecha lo que se tiene ahora.
El que un policía blanco mate a un negro o a la inversa no convierte al país en racista, no refleja la proporción de la realidad, las mismas manifestaciones multirraciales con gran parte de blancos demuestran lo contrario.
Pero como todo mundo se quiere sumar al activismo y poner su granito de arena contra la brutalidad policiaca, pues hay que apoyan un movimiento, aunque este sobre dimensionado y sea contradictorio.
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