COVID-19: ARMA DE PAÍSES, INCLUIDO MÉXICO, PARA COMBATIR LA MIGRACIÓN
/Por Diego Ortiz-The Exodo/
La pandemia del Covid-19 se ha convertido en una arma y en un pretexto para que diversos países, incluidos México y Estados Unidos, radicalicen sus políticas y operativos en contra de la migración, ello cerrando y militarizando fronteras, así como realizando deportaciones masivas aún con el riesgo de contagios.
“Para muchos trabajadores migrantes, especialmente los migrantes indocumentados, Covid-19 no es solo una amenaza para su salud, sino también para su seguridad a medida que los gobiernos realizan operaciones de represión, endurecen la seguridad fronteriza o preparan el escenario para una mayor vigilancia como parte de su respuesta”.
Eni Lestari, presidente de la Alianza Internacional de Migrantes (IMA, por sus siglas en inglés) expuso que a medida que los gobiernos montan acciones aparentemente para abordar la amenaza de la pandemia, pero en realidad, son como una cortina de humo para las operaciones de represión contra los inmigrantes y refugiados indocumentados.
La seguridad fronteriza también se ha fortalecido aún más como parte de la respuesta de COVID-19 que resultó en que numerosos migrantes quedaron varados e incapaces de salir, y por lo tanto corren el riesgo de quedar indocumentados, o de no poder volver a su trabajo o reunirse con su familia.
Rubén Figueroa, vocero del Movimiento Migrante Mesoamericano, coincide que con la pandemia en México el flujo de migrantes se ha frenado en un 90 por ciento, sumado al cierre de la frontera sur, las deportaciones desde México y Estados Unidos de centroamericanos y mexicanos, así como la militarización por parte de la Guardia Nacional en nuestro país.
Fernando Santiago Canché, director de Atención Humanitaria del Albergue La 72, en Tenosique, Tabasco, expuso a The Exodo que “el flujo migratorio se ha detenido por la pandemia, tren conocido como “La Bestia” que usualmente viaja con cientos de migrantes, en estos días sólo lleva menos de una decena de personas, ello por el temor al contagio por el Covid-19.
Expuso que hace semanas, cuando empezaba la cuarentena, al albergue llegaron centroamericanos que fueron deportados de Estados Unidos y entregados al Instituto Nacional de Migración (INM) quienes los abandonaron en Villahermosa. “Estuvimos atendiéndolos en el albergue y los llevamos a la frontera “El Ceibo” con Guatemala para que regresaran a su país.
Comentó que en el albergue hay menos de un centenar de centroamericanos que están en espera de que termine la pandemia para continuar su viaje a la frontera y norte, así como otros en espera de trámites de asilo para quedarse en México, pero hay una gran burocracia en la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) que hace que estos procesos duren varios meses.
Alfredo Ponce Moreno, migrante cubano quien salió huyendo de su país hace ocho meses por causar de represión por sus creencias religiosas y su preferencia sexual, lamentó que el 90 por ciento de las solicitudes de asilo de cubanos sean rechazadas en la Comar, donde hay la política de no aprobarlas bajó el argumento que no hay motivos para huir de la isla, sumado a la burocracia y maltrato de funcionarios de esa institución mexicana.
“Las operaciones en Malasia el 1 de mayo pasado que vieron el arresto de migrantes y refugiados, tan jóvenes como de cuatro años, han demostrado cómo la respuesta de COVID-19 ahora se está capitalizando para tomar medidas enérgicas y detener a los migrantes, lo que, irónicamente, los pone en un riesgo aún más grave. de infección «, dijo Lestari.
Un informe de Alianza Internacional de Migrantes expone que las condiciones en los centros de detención en varios países, incluido Malasia, han sido expuestas a ser muy difíciles. A medida que Covid-19 se extiende por todos los países, los migrantes detenidos experimentan falta de pruebas, falta de equipo de protección personal e incluso la falta de servicios básicos como alimentos debido a la interrupción del trabajo, incluso para el personal de dichos centros.
La seguridad fronteriza también se ha fortalecido aún más como parte de la respuesta de Covid-19 que resultó en que numerosos migrantes quedaron varados, como en el caso de México, e incapaces de salir, y por lo tanto corren el riesgo de quedar indocumentados, o de no poder volver a su trabajo o reunirse con sus familias.