T4a, Gobierno de odio, rencor, venganza
*La filosofía de López, indiferencia, menosprecio y desinterés
/Por Luis Repper Jaramillo*/
Gobierno de Odio. Así se percibe la administración de la Transformación de 4ª (léase López Obrador), que dista mucho de gobernar para el bienestar general. Ascendió al poder para cobrar venganza con todo y contra todos. ¡Si no es así, así parece!
Desde siempre el de Macuspana, Tabasco, vio la política como un arma para agredir, dañar, sojuzgar, someter. Aun siendo militante del PRI, cobraba dividendos pecuniarios desbloqueando, levantando lo que días antes había barricado para sacar provecho y posiciones políticas. No importaba la forma, el fin era “lo suyo”, después negociaba cargo o asesoría oficial.
Así fue durante 18 años que buscó ganar la presidencia de la república. Ante el fracaso de las dos primeras (contra Felipe Calderón, PAN y Enrique Peña Nieto, PRI) fue engendrado en su mente (aún lúcida) odio, rencor y venganza. No se entendería de otra manera pues en 2012 fue derrotado por el panista y como venganza –con todo y contra todos- bloqueó por más de 45 días la vía más importante de la Ciudad de México y del país, Paseo de la Reforma, en venganza porque las autoridades electorales no avalaron “su triunfo” (empezaba con su muletilla “yo tengo otros datos”) y ungieran a Calderón Hinojosa, que le ganó por un raquítico margen de votos.
Antes, déjenme explicar qué significa para la Real Academia de la Lengua, el término odio, del que López se basó para bloquear Reforma: “sentimiento profundo e intenso de repudio hacia alguien que provoca el deseo de producir daño o que le ocurra una desgracia” para ubicar en su justa dimensión el comportamiento de Andrés Manuel López Obrador, cuando alguien no está de acuerdo o coincide con su visión política.
Decía que al bloquear la avenida, desde Periférico hasta el Zócalo de la Ciudad, el Peje mostró su venganza, dañando a terceros: comercios, trabajadores, ambulantes, vecinos, turistas, visitantes, lugareños; contra el INE, PRI, TEPJF, Gobierno Federal, para causar daño, aversión, repugnancia, violencia, sin importar cierre de negocios, desempleo, animadversión contra PRD y Andrés Manuel. Su objetivo fue dañar.
Esos 18 años de eterna campaña presidencial (que hasta la fecha nadie sabe cómo y quién financió, mucho menos él ha justificado con facturas, comprobantes, informes o declaración de impuestos, fueron sumando sed de venganza por si alguna vez ganaría la elección, al grado de utilizar sus mítines, eventos, concentraciones discursos de odio, encono, crucifixión, denostación, hasta el peyorativo “al diablo con sus instituciones”
Sus promesas (jamás cumplidas) de perseguir a los corruptos y meterlos a la cárcel; acabar con la deslealtad e impunidad (que tampoco ha resuelto), enfrentamientos verbales, discursivos, epistolares con periodistas, medios de comunicación, empresarios, doctores, profesionistas, jóvenes, sacerdotes, y todo aquel que no comulga con sus ideas, son mentiras
Desde el atril, ofende, ataca, califica y con términos vulgares clasifica a sus adversarios como prensa fifí, delincuentes de cuello blanco, mafia del poder, señoritingos, saqueadores, neoliberales, etc.
Esta actitud es consecuencia de su perfil psicológico dañado, con trastorno de personalidad narcisista patológica, megalómana, alimentada con el odio acumulado de 18 años de campañas que una vez conseguido (2018) estalló en su arrogancia desmedida, de naturaleza agresiva, manifestada al imponer apodos o chistoretes desde su zona de confort (las mañaneras) como defensa y justificación a sus equívocos, pifias, ocurrencias, desatinos.
Gabriela de la Barra, psicoterapeuta describe a López Obrador como provocador, pues siempre descalifica, agrede, reta e insulta. Un día sí y otro también, se enfrasca en discusiones cuando al preguntarle un tema o descubrir imprecisiones en sus perorata, recurre al señalamiento agresivo, defensivo, sin permitir réplica. Sólo se ufana cuando “reporteros aduladores” (pagados) le da pie a su lucimiento, dice De la Barra, ésto muestra su egocentrismo, narcisismo, esquizofrenia.
Pero volvamos al tema central de la entrega. El odio y venganza que a 1 año 6 meses de la Transformación de 4ª, ha desatado Andrés Manuel contra los mexicanos.
Para entenderlo y confirmar dicha actitud, venganza, dice el diccionario Larousse: “desquite contra una persona o grupo (mexicanos) en respuesta a una mala acción percibida como ataque o daño. Cuando la venganza intenta ser ejemplificadora (el daño que causa es mayor al daño original) se corre el riesgo de entrar en una espiral de violencia sin control” (fin de la cita).
Surge aquí la pregunta obligada, ¿la venganza es consecuencia del odio? Sí, está asociada a represalia, revancha, desquite, conductas universales imposibles de controlar.
La venganza persigue un objetivo INJURIOSO antes que reparador. Es un acto que causa placer a quien lo efectúa. Ahora entendemos por qué López Obrador en todo momento, en toda ocasión, en cada discurso agrede, enfrenta, acusa. No hay día en que no saque de su imaginación, la percepción de que alguien lo enfrenta, sea un reportero decente, un empresario, una madre desesperada, un solicitante de ayuda. Como el caso de unos campesinos de la Sierra de Guerrero, quienes aprovechando una gira por el lugar, detuvieron el convoy y rogaron a López Obrador enviar al Ejército para detener o disuadir a miembros del Cartel Jalisco Nueva Generación, que tienen asolada a las poblaciones con desapariciones, violaciones, cobros de piso, robo de cosechas, secuestros, asesinatos y más calamidades.
Como respuesta, los infortunados jornaleros (esperanzados en que el inquilino de Palacio Nacional, les diera apoyo) recibieron NO, “el Ejército no está hecho para esto” ¡zas! Siguió, “ellos, (los delincuentes) también son humanos y merecen nuestro respeto” ¡recontra zaz!
Con este ejemplo el esquizofrénico de López Obrador mostró su odio a la ciudadanía y se vengó de “primero los pobres”. Así observa el tabasqueño su forma de gobernar, defendiendo a la delincuencia, al asesino, al ladrón, a los Cárteles. Lo que menos le interesa es el pueblo. Quizá miles de esos campesinos fueron de los 30 millones de votos que lo llevaron a Palacio Nacional, y así les paga, con odio, indiferencia, menosprecio, venganza, valemadrismo, desinterés.
¿Es vendetta, Andrés? eso parece pues tu actitud en contra de la sociedad es evidente. Te recuerdo las más lastimeras: suspensión de las obras del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en Texcoco, simulando una “consulta popular, a modo” diseñada operada por Morena. Quitaste a las madres trabajadoras del país las guarderías, en desquite por no sabemos qué razón, despediste a más de 1 millón de burócratas, a quienes mandaste a la calle, al comercio informal o engrosar las files de los cárteles de la delincuencia. Escondiste –poca madre- las medicinas para niños con cáncer que estaban en tratamiento.
Retiraste los Centros de Atención a Mujeres Víctimas de Violencia. Exoneraste, a pesar de las pruebas de culpabilidad, a tu amigo Manuel Bartlet Díaz y semanas después, te da puñalada trapera junto con su hijo, vendiendo a sobreprecio respiradores en plena pandemia de COVID, se descubrió y no pasó nada, ambos trúhanes gozan de cabal impunidad.
Reaccionaste demasiado tarde para enfrentar el Coronavirus, muy tarde, pues la cifra de muertos supera las 11 mil 800. A pesar de que los expertos te ha detallado la inviabilidad de tus obras faraónicas Tren Maya, Refinería Dos Bocas y Aeropuerto de Santa Lucía, tu soberbia, necedad y egocentrismo ciega las pocas neuronas que te quedan y echas dinero bueno al malo, en vez de destinar esos presupuestos a reactivar la economía, atender las prioridades de salud, seguridad, educación, empleo. Insistes en revivir un moribundo, Pemex, a quien inyectas millones de pesos que se van a la basura, pudiendo canalizarlo a hacer el bien; pero esta palabra no existe en tu diccionario.
¿Verdad que es vendetta contra los mexicanos, Andrés? aunque te iracundes porque te digo la verdad, reaccionas desequilibradamente acusando a la prensa digna como amarillista, neoliberal, fifí, zopilotera. Pero te explico, espero entiendas, de lo contrario consulta un diccionario, vendetta es: “acción premeditada, motivada por venganza que llevada a largo plazo cumple para el ofensor (tú) un descargo de conciencia, sin importar el daño que ocasiona”
Tu odio contra la sociedad (desde luego menos a tus chairos, botts, amlovers, pejesombies, pagados, sumisos) es enfermizo, te impide razonar, meditar sobre tus reacciones. Tu rencor (sentimiento de hostilidad y resentimiento contra las personas o causas. En psicología se aplica a la actitud de enfado profundo y persistente arraigado que desequilibra y enferma el cuerpo y la mente) es obvio. De ahí tus reacciones iracundas porque los demás no coinciden o aceptan tus ideas, ocurrencia o dislates.
Ya de tus promesas, compromisos y ofertas que abanderaste a lo largo de 18 años como eterno candidato presidencial, ni hablar, son letra muerta ante tu nueva intención de imponer en México una dictadura, como los locos Maduro, Ortega, Castro, Bolsonaro, quienes pretenden crear un Frente común represivo. El último en sumarse es López Obrador, pero se quedará con las ganas, pues los mexicanos somos demócratas, nacionalistas, dignos y superamos el régimen dictatorial de Porfirio Díaz.
Corregimos para no repetirlo. Esta vez no será la excepción. Jamás permitiremos que un pretenso tirano quiera imponer su sueño dorado.
Odio, venganza, rencor son un coctel muy peligroso, ya lo detectamos. Para deshacernos de él, tenemos agendado en junio de 2021 una jornada electoral digna para frenar el intento de Morena, PES, PT y PVEM, de conservar la mayoría en la Cámara de Diputados, que se renovará en su totalidad, en donde se aprueban iniciativas antidemocráticas, tiránicas y locuaces de López Obrador que busca desaparecer los Poderes de la Unión para llegar a la dictadura.
En fin, México ya detectó la maquinación lopezobradorista con miras a controlar las elecciones de 2021 (intermedias), 2022 (revocación de mandato) y 2024 (presidencial).
Estamos atentos y actuantes.
*Miembro de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT) y de Latitud Megalópolis (LM)