CARTAS DESDE CHICAGO
Ingredientes para disturbios
/Por Rogelio Faz/
El tema en boga en los medios de comunicación en Estados Unidos como en muchos países, es el Coronavirus, pero ahora la nota se comparte con los disturbios en varias ciudades de la Unión americana, después de la supuesta muerte por asfixia del afroamericano George Floyd por el policía blancoamericano Derek Chauvin, en Minneapolis, Minnesota.
En el caso de la pandemia del virus Corona aún no se sabe con exactitud ni cuantas son sus formas de contagio, lo que si sabemos son los daños a la salud o de muerte, además de las consecuencias que ha provocado en la economía y el desempleo.
Los disturbios por lo regular son manifestaciones contra las autoridades y se sabe cuándo y por qué; conflictos por lo general violentos donde se ve alterado el orden social. Una especie de pandemia que parece tampoco respeta la vida.
¿Pero cuáles son los ingredientes de los disturbios? Podríamos citar la injustica, el abuso de poder, la opresión gubernamental, la discriminación racial, entre otras cosas.
Sin embrago, los otros ingredientes que se necesitan para complementan la receta son: descontento social, el desempleo, vagancia, gente resentida con el sistema, la vida o como dicen: con problemas existenciales.
Ahora con el Coronavirus cuando la gente esta harta de estar encerrada y sin empleo (los que tenían) sumados a los que no tenían –que no son pocos-, salir a reclamar pues es un buen pretexto, hay tiempo suficiente y el clima lo permite.
No hay que confundir manifestación con disturbio, estos últimos por lo regular acaban en caos, anarquía, saqueo, vandalismo y crimen. Todo lo contrario a lo que se exige. Para convertirse en demostración de complejos y resentimientos.
Justificar estos disturbios violentos para desahogar la frustración de la injusticia es condenar a todos a la violencia.
El abuso policiaco que supuestamente provoco la muerte de alguien, independientemente de su raza, la indignación no debe tener límites y debe de ser sancionado con toda severidad. Sin descartar, dependiendo del coraje de las personas afectadas directamente, se quiera hacer justicia hasta por propia mano. En algunos casos hasta es comprensible.
No obstante, los componentes de estos disturbios en particular, aparte de la indignación, se dio la combinación propicia para la receta: como el ocio de muchos manifestantes anárquicos, gente que en su mayoría no tiene ocupación laboral, ni están comprometidos con la sociedad, tienen muy poca educación o baja estima. Están contra el orden y el respeto y, cuando se les presenta la ocasión de expresar sus frustraciones lo hace con extremo.
Es de importancia no dejarse llevar por el impulso de estos «activistas» con problemas existenciales con el argumento de la injusticia. Y acabar agrediendo a inocentes, destruyendo la propiedad privada y robando.
¿Los latinx en EU debemos imitar a otras razas para hacernos respetar? De dudarse. El efecto es todo lo contrario y lo vemos, más aun, no hay que permitir vernos a nosotros mismos como minoría para hacernos víctimas, que en muchas ocasiones son complejos por inercia.
Si hay que defenderse con los puños o a través de medios legales o denunciarlo públicamente como ya ha sucedido, pues adelante. Pero no hacerlo por ser minoría y agrediendo a inocentes o justificando el delinquir para ganar «respeto».
Ya ha habido activistas mexicanos (Luis Pelayo en Chicago 1996) que han dado muestras de cordura aun con la sangre caliente ante señalamientos desfavorables a nuestra comunidad.
Los afroamericanos tienen derecho a reclamar sin importar si el agredido era «black, white or brown», o de cualquier otro color.
En Chicago el 99% de los crímenes a negros son cometidos entre ellos mismos, esto incluye a niños y ancianos, pero si el 1% es cometido por un blanco a un negro hay que encender calles porque «black lives matter». Por supuesto que importan, pero… no hace sentido ¿acaso entre ellos si se vale matarse? ¿o entre latinos?
Lo que no comentan en los medios ningún blanco hasta que lo hace alguno de raza negra; que señala los daños a la economía, a la salud social y a ellos mismos. Eso debería ser nota de primera plana.
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