lunes, noviembre 25, 2024 - 10:24 pm

TODOS SOMOS COVID

CARTAS DESDE CHICAGO

Todos somos COVID


/Por Rogelio Faz/

Lo de la pandemia se ha vuelto pan de cada día. Desde que abrimos los ojos cada mañana hasta que los cerramos para dormir escuchamos el mentado coronavirus o el tal covid-19.
Supongamos que esto dure algunos años. Para entonces ya tenderemos otras formas de trabajo y de interrelacionaros, por lo tanto, también de pensar y actuar.
Las generaciones por venir a partir de la pandemia se podrían perder a lo que estamos acostumbrados: a las carisias de papás a sus pequeños, de tíos, abuelos, etcétera. Pero al menos, esperemos, que para entonces ya no tengan que escuchar tantas estupideces a diario que contaminan a la sociedad. Empezando por algunos políticos “sabios”. 
Pero la política también cambiará, su contacto con los ciudadanos se verá modificado; los políticos ya no podrán mostrarse públicamente como redentores del pueblo al no poder controlar males como el coronavirus.
Si algo bueno va a quedar de esta pandemia es que ya no podrán seguir mintiendo con la verdad porque a las epidemias no se les engaña. Se sabrá ‘quien es quien’ por sus peroratas.
De los cinco sentidos tradicionales del ser humano: vista, sabor, oído, olfato y tacto, sobretodo este último por el «distanciamiento social» que en realidad es físico, causara efectos aun no previstos en sentimientos y emociones.
En un abrir y cerrar de ojos se terminarán los acarreados políticos, el contacto con el pueblo deberá ser por neo nomadismos (formas de vida/pensamiento entre arte, ciencia, tecnología y sociedad cibernética). Pero no olvidemos que siempre habrán los políticos mutantes que buscaran clientela a quien infectar con sus ideas.   
Sino es el covid que obligue la pauta será otro virus, y a su vez irán surgiendo modos de convivencia para sobrevivir con distanciamiento físico, lo que inhibe el sentido del tacto afectando una de las percepciones más valiosas de los seres humanos.
Convirtiendo natural la eliminación de los seres improductivos, los enfermos serán materia de desecho. La vejes no necesariamente será por longevidad sino por suerte, descuido o privilegio, lo que en cierta manera ya aplica solo que será oficial y socialmente aceptado.
Los políticos que azucen a unos contra otros salpicando su verborrea con discursillos baratos y trillados sin fundamentos, que no sea la de justificar sus incompetencias, quedaran exhibidos.
Mientras tanto, se construirán nuevas «tremendous» murallas chinas no precisamente de piedra para protegerse de los inmigrantes. Sino para mantener alejados a las víctimas del coronavirus y a sus mutaciones.
Pero como la ignorancia es la madre de todas las calamidades, surgirán los mecías que querrán aprovecharse de las nuevas circunstancias, utilizando los viejos argumentos sin una metodología contemporánea aplicable.
Supongamos que todo lo anterior sea producto de la sugestión por lo que vemos y oímos desde que amanece hasta que anochece. Pero como usted no es fatalista y no tiene una imaginación catastrófica es de suponer que estará atento a todas las propuestas útiles; políticas y médicas que de verdad protejan a la humanidad.
Ese día que despierte y todo vuelva a la normalidad y, se encuentre con que ya se inventó la vacuna contra el coronavirus. Pues pellízquese, es probable que usted este en donde vamos a ir a parar pobres y ricos; al cielo o al infierno según los teólogos, donde todos podríamos ser covid.
Y si allá encuentra alguno de esos que le prometieron que el mundo sería “great again” o de vivir con ‘honestida’ austera salpicando virus, bloque sus sentidos, no los confronte ni los escuche, sería el colmo, deles la vuelta y si trae con usted un tapabocas extra regáleselo no sea que sigan contagiando. Diga que de ese pan-demia ya está empachado. 
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