CARTAS DESDE CHICAGO
EL «ESTABLO» DE LA NACIÓN
/Rogelio Faz/
El presidente Donald Trump con su informe del Estado de la Nación ante el Congreso de EU, resulto en una especie de rodeo de toros bravos en un corral de vacas locas.
Se calienta el ruedo político y el show es para ver quien aguanta más tiempo arriba del toro, o sea, la carnada política.
Como si fuera un «American rodeo bull riding competition» los payasos cuidan a los participantes atentos a recoger al que caiga del toro para que no salga lastimado con una patada o lo pise el enorme animal.
A Trump, después de aguantar los 8 segundos requeridos en estas competencias, no le quita la arrastrada que le dieron con el juicio político.
Pero se levantó airoso y celebró en un convivio la faena donde todos los payasos asistentes le aplaudían.
A estas alturas ya no se sabe si se montan toros bravos o bueyes, o si es rejoneo o coleadero, el chiste es que se trata de una suerte peligrosa que esta calentando la tribuna.
Por un momento Trump parecía ser el toro o buey, que se sacudía a la jineta Nancy Pelosi del lomo, que desde hace tiempo la traía montada, de hecho, no se la ha podido sacudir del todo.
Pelosi por su edad ya se tambalea como vaca loca, no obstante, se hizo fuerte con las otras de blanco; es bronca, lo demostró después del desaire (planeado) que le hiciera Trump al no saludarla de mano cuando le entrego la copia del discurso. Nancy parecía que rumia pasto. Respondió al final rompiéndolo, poco falto que también se lo rumiara.
En política eso no es nada nuevo, solo que se volvió un espectáculo abierto. Ahora falta ver quien hace más puntos en la competencia del «bull riding» político. Por lo pronto los demócratas ya se enredaron con la correa. Ni siquiera pudieron contar sus puntos a tiempo en uno de sus establos, Iowa.
Todas las contiendas políticas son similares, aunque esta tiene la particularidad de tener a un candidato bronco, polémico y payaso, todo a la vez. Para disfrute de sus fans como irritante para su competencia.
Hay varias cosas que están claras. Trump va contra quien le pongan, mientras que los demócratas tienen que escoger entre; un gay tierno en política; un viejo socialista rancio; un decadente ruco segundón y una ruquilla que probablemente ya no aguante las zarandeadas ¿Quién cree usted que caiga más pronto de ese toro respingón?
En el debate del viernes pasado entre los demócratas en New Hampshire, se mostraron animados por el ambiente que ha provocado Trump, aunque mantenían la misma línea de sus ideas, su gran reto será confrontar al toro o buey, como usted quiera llamarlo. De hecho, parecía que el «go-rounds» del viernes debatían con Trump y hablaban a un sector de seguidores de su establo.
Una vez que se decidan en su «short go» (ronda final) quién será el retador contra Trump, es cuando sabremos si tienen bien agarradas las correas. Es una contienda política que parece que cada equipo llevara en lo posible lo mejor de su establo.
Por cierto, a quienes arrastro el toro fue a los “hispanos”, en particular a los inmigrantes, pues Trump entre sus invitados solo hizo una presentación distinguida: un representante de la patrulla fronteriza por sus logros. Más claro no pude ser.
De la aportación positiva de los latinos “nothing”. Tal parece no le interesa el voto latino. Le basta con la comunidad afroamericana que la destaco con varias menciones durante el discurso incluyendo a un drogadicto rehabilitado, por supuesto a la comunidad blanca ni se diga.
Pero por ahí anda un jinete viejo y solitario que dice le sabe a la competencia del «bull riding» político y que nos podría echar una mano.
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