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MIGRACIÓN: IGNORANCIA Y ENAJENACIÓN

CARTAS DESDE CHICAGO

Migración: ignorancia y enajenación

/Rogelio Faz/

Por supuesto que la migración ha existido en este planeta desde siempre, como probablemente en otros. Pero en el nuestro de seguro desde la presencia de la especie humana y animal, ya sea por voluntad, por necesidad o por «caprichos» de la naturaleza.

Para justificar este fenómeno social en nuestros días, no falta quien recurra a la paleontología como alguien menciono por ahí.

Los factores que propiciaban la migración al inicio de la civilización para sobrevivir consistía en la caza, el clima, el agua entre otros. No muy diferente a nuestros días.

Con el tiempo «el hombre» busco las formas para proveerse de lo necesario y establecerse en algún lugar más o menos seguro. Las razones para emigrar han variado. Como es evidente muchos se han quedado rezagados en la evolución social. Ya no solamente es moverse de un lado a otro a capricho, como es en el caso de los países.

Por lo que habría que analizar las causas que provocan ese rezago; migrar por migrar utilizando los argumentos paleontológicos no es muy convincente. Ya no estamos en la edad de las cavernas y no podemos pasar por alto los avances en materia de leyes incluidas las fronteras, y no únicamente territoriales.

Los aspectos culturales, raciales o religiosos influyen o determinan ciertas conductas o costumbres que provocan el progreso o el rezago.

Cualquier inmigrante «legal o ilegal» o circunstancial, se supone estaría a favor de aquellos que quieran hacer lo mismo. Sin embrago, antes de llegar a tal conclusión habría que revisar esos otros aspectos.

Las poblaciones propensas a emigrar por lo regular también contamos con las condiciones naturales para sobrevivir. Pero no la hemos aprovechado, lo que es peor, nos matamos para arrebatarnos lo poco que se ha logrado.

Cuando se recurre a la depredación de la misma especie como alternativa de sobrevivencia, se deposita la esperanza en la fe religiosa que no responde a las plegarias.

Cuando los factores adversos coinciden se crea una condición de indigencia y se genera un caos. Para acabar huyendo de sí mismo, con el riesgo de llevar en los hombros los mismos hábitos.

En el caso de las caravanas migrantes de Centroamérica hacia Estados Unidos, traen cargando la ignorancia y la enajenación como probablemente muchos lo hicimos. Como si estuviéramos en el tiempo de las cavernas. Lo que desmerita la condición a ser bien recibidos.

Por supuesto que uno de los avances de la civilización es el humanismo, la caridad y la piedad. Sin embrago, cuándo estas virtudes se encuentran con el desorden y la violencia, se pierde el mérito de refugio o asilo. Dos condiciones que los migrantes ignoran, no conocen, no les interesa, ni siguen las reglas. Alguien dijo por ahí: “las reglas se pueden doblar, pero no tanto porque se rompen”. Menos van a saber de leyes internacionales.

Es decir, lo que está emigrando en estos momentos junto a esos seres humanos que huyen del caos, es precisamente la ignorancia de las cosas, para convertirse en un riesgo a donde vayan hasta para ellos mismos. Lo que a fin de cuentas les importa un carajo.

Podemos estar de acuerdo en brindar ayuda, pero no necesariamente asilo «político», que seguramente no saben que es y como aplica. Solo repiten lo que les dictan ¿quién? Pues tiene que haber alguien detrás, un motivador político religioso que les habla de la tierra prometida. Parte de la enajenación.

Es ahí donde hay que distinguir entre inmigrantes. Si usted es uno ya establecido, recordara que estaba consciente de que al entrar a un territorio ajeno debería de ser discreto, guardar la compostura y dar lo mejor de sí para ser aceptado, y aun así se está en veremos.

A todos los inmigrantes nos quieren poner en el mismo morral, y no, no es así, la actitud y la conciencia de serlo hace la diferencia. Al menos que seamos un capricho de la naturaleza o estemos en una etapa de la paleontología o la antropogonía (sabrá Dios que es eso).
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