CARTAS DESDE CHICAGO
/Pleito infantil entre viejitos (Trump-Pelosi)/
/Rogelio Faz/
La situación que se está viviendo en Estados Unidos con el famoso y fastidioso proceso de «impeachment» al presidente Donald Trump, es preocupante, sin embrago, tiene su lado divertido. Es como un pleito entre niños.
Se dice que conforme uno se acerca a la vejes se regresa a la infancia; al capricho, al berrinche, al juego, incluso al cambio de pañales. Y ese es el espectáculo que nos están brindando Donald Trump y la presidenta de la Cámara de Representantes (diputados) Nancy Pelosi.
Los pleitos entre niños deberían ser cosa seria porque de ahí surge el criterio que se aplicara en la edad madura; de cómo lidiar con los conflictos en el futuro. Desafortunadamente como suele suceder, si los adultos intervienen al desorden se corre el riesgo de que las familias acaban enfrentadas. Independientemente quien haya iniciado el pleito o quien cometió la primera falta.
Como todos sabemos, Trump es el chichillo maldoso que si alguien no está de su lado le hace bullying. Mientras que Pelosi, es la niña comportadita que harta de los abusos de su “amiguito”, ‘engorda’ el mitote como defensa.
Por supuesto que hay que ponerle un ‘hasta aquí’ al malcriado de Trump, sin embargo, sobre lo que se le acusa: abuso de poder y obstrucción del Congreso, como «comprometer la seguridad nacional» y «las elecciones de EU con un país extranjero». Suena un tanto exagerado ¿o no?
Si queremos ser imparciales y antes de tomar como ciertas las acusaciones sobre Trump, que muchos repiten porque es lo que oyen, que acaban por inflar al «baby trump», así que hay que analizar ambas partes.
Tomando en cuenta que Trump ya tiene fastidiado a medio mundo, es fácil arremeterla contra él. Inocente no es, pero eso de creer al pie de la letra las acusaciones tampoco es muy apegado a la democracia.
Si Trump actuó éticamente incorrecto para sacar raja política, también Pelosi y su pandilla con sus argumentos dramatizados quieren sacar provecho político. Ya sin indagar sobre la preferencia desproporcional al hijo de Joe Biden en Ucrania durante la administración de Barack Obama.
Pelosi ha dicho que no odia a Trump ni a nadie porque su religión católica no se lo permite, y que reza por Trump todos los días ¿usted le cree? Esa mentirilla piadosa revela que el encono va más allá de defender la democracia del país.
Ahora, si las acusaciones tienen fundamentos y, a sabiendas que no se llegara a la destitución, se interpreta que la intención es restarle méritos a la reelección de Trump. Así que todo indica que Pelosi y toda su pandilla, incluidas las «comadres» (congresistas latinas, que es el papel que están desempeñando), se tendrán que refugiar en su vecindad porque saliendo de él quien sabe cómo les vaya por haberse sumado al linchamiento del maldoso del barrio.
Tampoco hay que someterse a él ni a nadie.
Y es que en el país supuestamente más democrático que dicen ellas defender (las comadres), se dan las luchas por el poder a rasguños, pellizcos y mordiscos. Y quien se aguanta. Para que después no anden llorando porque les jalaron las trenzas.
Si este pleito se prolonga, como suele suceder entre personajes de la política, es probable que les estemos cambiando de pañales y todavía se sigan peleando en nombre de la democracia como parte de su juego.
De ser así significaría que en su vejes y de regreso a su pasado infantil podrían ser un mal ejemplo. Preocupante y divertido ¿o no?
[email protected]