CARTAS DESDE CHICAGO
Los jokers mexicanos
/Rogelio Faz/
Se acaba estrenar la película Guasón o Joker, un film que ha causado sensación entre los amantes del espectáculo cinematográfico violento y divertido. Pero también preocupación ya que esta pudiera inspirar a quienes tienden a imitar la extravagancia de la violencia. Como ya sucedido en Estados Unidos.
Quien esto escribe no la ha visto y no pretendo hacerlo salvo sea circunstancial, menos pagar un centavo.
No porque como producción cinematográfica no valga la pena, de hecho, ese podría ser el motivo para verla. Sin ser un crítico de cine como para emitir una opinión sobre producción, actuación, reparto y todos esos rollos, que utiliza el negocio de la industria como parte de la atracción, es una fantasía peligrosa. Hay que estar atentos.
No se trata de hacerse el mojigato, pero tampoco ser presa de quienes tienen los medios y utilizan sus habilidades y su imaginación a través de este arte, para ser reconocidos como los mejores cineastas y actores, y con ello ganarse unos buenos billetes.
Las regulaciones para los medios de comunicación y el entrenamiento establecen la edad para ver películas de este tipo. Sin embrago, es evidente que una gran cantidad de personas que rebasan esa edad por mucho, nunca han llegado a tener el criterio suficiente para separar una fantasía de la realidad. Es más, es una inspiración.
Si usted es un veterano de las películas mexicanas, recordara que a la salida de los cines donde se proyectaban películas del luchador El Santo, el enmascarado de plata, los niños después de verla jugaban en la banqueta a las ‘luchitas’ influenciados por lo que acababan de ver.
Por supuesto que el propósito principal de cualquier película es motivar emociones, trátese de intriga, suspenso, espionaje, amor, etcétera.
Cuando las películas casi eran el único entretenimiento en la sociedad impusieron ciertas conductas. Por ejemplo, el encender un cigarrillo y servirse una copa de whisky en la casa o en la oficina. En México se imitó el guion al pie de la letra sin que fuera una tradición, es más, ni en EU.
Las películas de Pedro Infante entre otros artistas, que eran ídolos populares, hicieron un daño a la sociedad sin proponérselo con películas donde andar con botella en mano y lloriqueando por las calles llevando serenatas era una gracia. Cuantos no acabamos por imitar esa tradición. Y sigue la mata dando.
Con películas como el Guasón que no solo entretienen, tienen influencia en el ánimo popular, y conociendo la tendencia en México por imitar todo lo del extranjero que causa impacto, como sucedió con la aparición de los Talibanes cuando degollaban a sus víctimas y se veían grupos armados encapuchados, el crimen organizado en México lo imito a la perfección.
No dudemos que surjan los jokers improvisados en México como en EU, que con mímicas, andares, causas, excusas y pretextos se quieran llevar el Oscar a la mejor imitación.
[email protected]
