*La dirigencia nacional, ahora en manos de un priista/morenista
*La Transformación de 4ª llegó también al PRI
Por Luis Repper Jaramillo*
El “Dinosaurio” tricolor no aprende de sus errores. Como Poder Ejecutivo arrastra una enoooorme cola de corrupción y como partido la simulación, trampeo, traiciones, alianzas perversas, son el ADN que avergüenza a los millones de militantes que durante muchos sexenios le dieron poder, legitimidad, pero por su arrogancia, soberbia e inmoralidad dejó de ser la máquina poderosa de hacer presidentes de la República.
El PRI quien por la fuerza de concertacesión perversa llegó a presidencia del país, gubernaturas, alcaldías, congresos fue considerado “la Dictadura Perfecta”, sigue cometiendo “marranadas” como la más reciente: el relevo de su dirigencia nacional, que estuvo plagada de simulación, alianza perversa e imposición. No convenció a los más crédulos de que el proceso fue limpio, transparente y puro.
El arribo a la dirigencia nacional de Alejandro “Alito” Moreno, en sustitución de la sobrina de Carlos Salinas de Gortari, Claudia Ruíz Salinas, fue pestilente a boñiga, enjuagues y “acuerdo” siniestro entre el campechano y el propietario de Morena, Andrés Manuel López Obrador… sí, aunque no se crea, por la maquinación diabólica del tabasqueño para cooptar el escenario partidista que debía ser contrapeso que echaría para abajo su sueño malévolo de eternizarse en Palacio Nacional, al más puro estilo de los Chávez, Maduro, Morales, Ortega, Somoza, Pinochet, etc.
En verdad, el relevo de Alejandro Moreno responde a intereses de control y dictadura de la vida social, política, financiera, económica del país, por parte del padre de la Transformación de 4ª, quien pretende imponer el totalitarismo “comunistoide” a través de comprar conciencias como lo hizo en Baja California, con Jaime Bonilla, en Puebla, con el “sapo” Miguel Barbosa: el coqueteo convenenciero con el priista del Estado de México, Alfredo del Mazo Maza (en 9 meses de la T4a, López ha visitado 8 ocasiones la entidad prometiendo millones de pesos y programas sociales). El “afecto” condicionado con otro priista, el oaxaqueño Alejandro Murat, quienes con selfies, abrazos y sonrisas compradas pretenden hacer creer que Morena los “quiere”, se gana la confianza de los priistas.
Ahora, con “Alito”, el priista más morenista, López Obrador jugó su carta más importante, absorber simpatías, votos y alianzas con las masas del tricolor, con lo que sólo le quedaría, para sus perversas intenciones, “convencer” al PAN y panistas de creer en la transformación política del sexenio. Pero Andrés Manuel se topa con un muro. Los albos no cederán un ápice para desenmascarar al Peje de su malsana intención de adueñarse del poder partidista (ya tiene el legislativo, el judicial y desde luego el ejecutivo) para llevar a México a la dictadura imperfecta.
Del PRD nada puede decirse, es un instituto político en extinción, que no tardará mucho en entregarse al regazo de López, quien alguna vez presidió el Sol Azteca, y conoce los entuertos y entrañas del partido que fundaran Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Heberto Castillo, Ifigenia Martínez y otros “izquierdistas”; isición del PRI que al parecer vuelve a sus orígenes, pero tergiversado.
Antes del show protagonizado por Alejandro Moreno (¿coincidencia o realidad del apellido?) que prostituyó la cúpula tricolor, dos militantes de prestigio e influencia dimitieron al partido por la simulación en el proceso de selección a la candidatura: el ex Rector de la UNAM y ex Secretario de Salud, José Narro Robles y en solidaridad la periodista, ex diputada federal y Directora General de la Revista “Siempre”, Beatriz Pagés Rebollar, quienes acusaron de “dados cargados” y “mano negra” de la Cúpula priistas en favor del campechano Moreno.
Parecía que el Consejo Político Nacional del tricolor enmendaría la plana… pero no, jugando sus cartas manchadas de corrupción, ignoró la protesta de Narro y Pagés, respaldo la tranza para mantener y hacer ganar al ahora amigo de López Obrador, ante la inconformidad y enfado de la otra candidata registrada, la yucateca Ivonne Ortega (quien tampoco debe llamarse sorprendida, porque conoce el “estilo corrupto” del PRI) quien aceptó jugar el juego… y la hicieron perder.
Ante la derrota, planificada desde Palacio Nacional, Ortega Pacheco, aceptó el resultado y su reacción inmediata renunciar al Partido Revolucionario Institucional, luego de casi 3 décadas de militancia que la catapultaron a la Gubernatura de Yucatán, diputada local, diputada federal, Senadora de la República, Secretaria General del CEN del PRI y otros cargos de primer nivel.
En su carta de renuncia, dirigida a la aún Presidenta del partido, Claudia Ruiz Salinas, la yucateca expone “liderazgos políticos (no menciona nombres) se prestaron a esta nueva estafa”.
Precisa,que el proceso electoral para la dirigencia nacional estuvo plagado de irregularidades que no han sido abandonadas, mismas que podrían provocar que el PRI desaparezca.
Acusó, “esta decisión cupular sólo tiene una ruta: su extinción”
Como respuesta a la dimisión de Ortega Pacheco, el cínico, nuevo Presidente Nacional del PRI, el morenista, Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas, argumentó (con simplismo y producto de su asunción al cargo) “no se solapará corrupción en el PRI –viene de ella-, ni permitirá actos de corrupción de alguno de los militantes del tricolor” ¡Ooorale!
Sin embargo, y no es leyenda urbana, Alejandro, en múltiples columnas y en el opinometro del país, es contundente la observación del “espaldarazo” que te dio Andrés Manuel, no sólo a la candidatura para la presidencia del CEN del PRI, sino de tu triunfo sobre la yucateca Ivonne Ortega, que semanas después del empujón, mediáticamente difundido, Alito “gana” la presidencia por favor de la cúpula priista, no por la militancia, lo que obligó al campechano a salir al paso –ya con el triunfo en las manos-, “se dicen muchas cosas. Eso no sucedió así. “Somos” priistas, tenemos orgullo, carácter y vamos a enfrentar al gobierno de la República con firmeza, crítica y viendo al futuro (¿el de él?).
Morena, dijo, es “ave de paso”… el PRI está de regreso… ¿Sí, cómo no?
Sólo como acotación, Alito. En semanas anteriores te recibió en Palacio Nacional, Andrés Manuel, en tu carácter de Gobernador de Campeche y Presidente de la CONAGO, al salir del despacho, con una contagiosa sonrisa de placer, dijiste a los colegas que “hablaron de tu Estado y de la presidencia rotatoria de la CONAGO”, pero entre los muros del hermoso palacio de gobierno federal circuló la versión del “espaldarazo” que te dio El Peje para tu nominación al cargo y posterior triunfo.
Todos los columnistas y comentaristas no pudieron equivocarse de la versión… Días después ganas la Dirigencia Nacional del PRI, (presagio u orden, de ya sabes quién). Por eso desde esa “salida triunfante del despacho del Zócalo, se te identifica como un priista/moreno… ¿será tal vez, Alejandro, que tu apellido pesará durante tu gestión al frente del PRI?
Mientras son peras o manzanas, el ADN priista que por sus venas corre sangre de corrupción e impunidad no desaparecerá con sólo decir “son leyendas urbanas”, Ivonne lo dijo en su carta de Renuncia: “el proceso electoral para la dirigencia nacional estuvo plagado de irregularidades que no han sido abandonadas, lo que pudiera llevar al PRI a desaparecer” y tu relación personal con Andrés Manuel abonó a la incredulidad del proceso interno del PRI.
Serás dirigente nacional, pero la legitimidad quedó en duda.
Hoy se te conoce ya como el priista/morenista dirigente nacional del tricolor.
Alito, deveras, deveras, no aprenden de sus errores
Parece que la Transformación de 4ª llegó también al PRI
*Miembro de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT) y de Latitud Megalópolis (LM)