RECESIÓN, UN RIESGO QUE NO DEBEMOS MENOSPRECIAR

Gerardo Flores Ledesma

26 mayo, 2019

Prisma empresarial

Recesión, un riesgo que no debemos menospreciar

Lejos el 4% en el crecimiento económico

Renuncias * Gasolina * “0” y “00” * Lagarde

Por Gerardo Flores Ledesma (*)

ESTA SEMANA ha sido difícil para el actual gobierno, porque se confirmó que el Producto Interno Bruto (PIB) correspondiente al primer trimestre del año no sólo tuvo un deterioro en su segunda revisión, sino que confirma que la desaceleración está en marcha y el riesgo de recesión en algunos sectores productivos está a la vuelta de la esquina.

Es cierto que al inicio de cada sexenio los tiempos son complicados y existe un estancamiento en el ritmo de la economía, sobre todo por los cambios en los mandos superiores, por el aletargamiento en la toma de decisión, por el tiempo que tarden en aprender las figuras públicas improvisadas e incrustadas en el nuevo gobierno.

La cifra negativa de 0.2% en el PIB del periodo enero-marzo de este año, nos lleva a suponer que el decremento no sólo obedece al inicio del nuevo gobierno ni su fase de improvisación y curva de aprendizaje, sino que la falta de crecimiento se debe a la cancelación de proyectos productivos, ajustes en el gasto y postergación en las decisiones clave que implican más recursos y que se traducen en más empleo.

Ojalá esta fase sea sólo pasajera, porque de otro modo, no se cumplirá el crecimiento de 2% en la economía, la inflación anual podría repuntar a niveles cercanos al 5% y el empleo podría ser satisfecho a medias, pero con el grave añadido de pírricos ingresos en una población que dejaría de consumir y ahorrar.

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POR CIERTO, el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), que dirige Carlos Hurtado, advierte que los expertos económicos siguen ajustando a la baja sus pronósticos de crecimiento de la economía, e insisten en que la escasez de gasolina y el bloqueo a vías férreas, a principios de año, son las causas fundamentales del quebranto en el PIB.

Aclara el CEESP que resentimos la caída en el PIB de 0.6% en marzo pasado, así como la disminución mensual de la producción industrial de 1.2% y la baja anual de 0.5% en las importaciones.

Además, en marzo, se nos cayeron 0.2% las ventas al menudeo, y un retroceso importante de 0.3% en el sector de la construcción, lo que dio como resultado un quebranto de 6.2% en el tercer mes de este año, si lo comparamos con el mismo mes del año pasado.

El CEESP apunta que en marzo, el personal ocupado en la construcción cayó 1.2% respecto a febrero y 4.6% con relación a marzo de 2018, sumando ocho meses a la baja de manera ininterrumpida, sin olvidar que una parte importante de mano de obra se genera de ese sector.

Para rematar, el organismo empresarial detalla que ya se complicó la posibilidad de llegar a un 4% del PIB al final del sexenio, como lo prevén las autoridades. Otra vez, los especialistas consideran que el promedio de la tasa anual de crecimiento para los próximos 10 años será de 2.2%.

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LA RENUNCIA obligada de Josefa González-Blanco Ortiz Mena a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) deja como lección que en la administración federal nadie está seguro, aunque haya firmado lealtad.

Las razones parecen triviales, pero en el fondo llevan mortaja anticipada. Josefa González-Blanco Ortiz Mena, al igual que Simón Levy, ex subsecretario de Turismo; Clara Torres, exdirectora del Programa Estancias Infantiles, y Germán Martínez, ex director del IMSS, no pertenecen a la corriente de Morena ni de AMLO. Así que no se admiten sus reclamaciones.

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QUÉ LE podríamos decir a miles de mexicanos que cuestionan que este gobierno recibió el litro de gasolina en 19 pesos y se acerca a los 23 pesos.

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CÓMO PODRIAMOS justificar que el gobierno de la Ciudad de México, que encabeza Claudia Sheinbaum, tiene un nuevo proyecto en materia de medio ambiente, si los anuncios para “resolver” los niveles de contaminación son los mismos de antaño y siempre se afecta a los automovilistas. Esta es una urbe donde circulan diariamente miles de camiones chatarra, materialistas al servicio de obras públicas y privadas que se sienten impunes a toda hora, traileros cargados con mercancías que hacen maniobras en el día y no en la madrugada, y autobuses de pasajeros y microbuseros que hacen suyas las calles de la atribulada capital del país. No hay que olvidar que los que pagan impuestos, aunque no cuota diaria, son la mayoría de la población cautiva y que son considerados varios puntos menos que un ambulante o miembro de la economía informal. La solución no es frenar a los que tienen un auto con calcomanía “0” y “00”. La respuesta no está en el viento, sino en someter a todos con piso parejo.

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MUCHOS SE preguntan si el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, anunciará una reducción en la cuota que México paga al Fondo Monetario Internacional por más de 10 mil millones de dólares, en la reunión que tendrá esta semana con la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, o que de perdida anuncie la cancelación de la línea de crédito contingente por más de 74 mil millones de dólares, que desde 2009 está vigente y que vence en noviembre de este año, y que anualmente nos cuesta unos 500 millones de dólares. Por lo menos se espera un pronunciamiento de los senadores, esos mismos que le ofrecerán una calurosa bienvenida, y que cada año aprueban un aumento en el monto de la cuota al FMI, a través de los Derechos Especiales de Giro, y que en cada presupuesto aprueban el costo de mantener la dichosa línea de financiamiento flexible. La señora Lagarde viene a lo suyo, que es jalar más dinero para un Fondo que tiene muy mala reputación, que ha empobrecido a todos los países donde hace recomendaciones, y que cada año nos supervisa y palomea, pero a cambio de una buena lana.

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