CARTAS DESDE CHICAGO
Migración migraña
/Rogelio Faz/
Las caravanas migrantes se han convertido en un dolor de cabeza, obliga análisis y reflexión, eso nos ayudara a comprender mejor una situación en el que todos estamos siendo afectados de un modo u otro.
Todos habremos escuchado aquello de “losderechos de uno terminan donde empiezan los derechos de los demás”. Ese principio tan simple seguido lo violentamos por el afán de satisfacer nuestras prioridades, y suceden en el diario vivir.
Si usted tiene hijos, de seguro les habrá llamado la atención cuando tienen una idea equivocada de las cosas o cuando están en peligro. Y no por eso está en contra de ellos. Hay que decir las cosas por su nombre y en su momento.
Migrar se puede considerar un derecho, no obstante, este termina cuando con ese propósito se agrede o insulta, incluso cuando ponemos en peligro a nuestra propia gente con ese argumento. Es una línea que se cruza muy fácilmente.
¿Cómo entender la lógica de las caravanas? Pues algo similar sucede cuando nos vemos involucrados en uno de esos fenómenos colectivos sociales, por ejemplo: en el futbol, en un concierto de rock o en manifestaciones de fe religiosa. Que se puede caer fuera de la realidad.
Pero cuando se llega a eso de “me das o me lo tomo”, es una agresión. Las formas tienen mucho que ver, aunque el fondo sea el mismo, que en este caso es buscar una mejor vida. Y en eso andamos todos.
Las caravanas son una crisis se esté a favor o en contra de migrar. Basta ver las en su trayecto y los albergues. Ahí surgen otros retos, pues ¿cómo y por cuanto tiempo van a subsistir? En ese lapso de tiempo pueden suceder muchas cosas. Por mucho que se pregonen los derechos humanos.
Muchos tenemos la idea muy arraigada de que Estados Unidos será un país de inmigrantes por los siglos de los siglos y el pecado carguen con la penitencia. Y utilizamos esa coyuntura para justificar nuestra conducta, aunque eso ya no aplique.
Si revisamos la historia de la inmigración en EU, veremos que ya se habían implementado leyes migratorias rigurosas, una de ellas fue hace un siglo, y era para los europeos que también estaban llegando sin control.
Todo gobierno o sociedad tiene derecho a implementar a su discreción sus reglas de inmigración y no necesariamente por racismo o discriminación.
El encarar esta situación como nuestra nos ayudara a entender más nuestro compromiso como ciudadanos, o como inmigrantes, conscientes de lo que implica establecerse en algún lugar ajeno.
Y lo que estamos viendo en estas caravanas es que mucho de ellos y ellas tienen una actitud errónea para su condición y recurren a la fe religiosa para justificarse, de merecer todas las consideraciones por su derecho a migrar como lo hizo Jesús pidiendo posada. Cuando en el intento ponen en riesgo a menores de edad, incluidos bebes violando sus derechos a ser protegidos.
Al enterarse de que las familias y a las embarazadas les están dando prioridad de ser recibidas al cruzar la frontera; están llegando con pocos meses o semanas de embarazo. Sin que se les cuestione la responsabilidad de los padres. Lo que en EU no se salva nadie.
Y vuelve la pregunta ¿Cómo, hasta cuando, cuanto y quién va a pagar por todo eso? ¿con los impuestos de quién? o ¿todos tienen un familiar quien responda por cada uno de ellos?
Ahora, los inmigrantes ya establecidos y por cuenta propia, si llegamos a conocer a un inmigrante de las caravanas, así como exigimos a los gobiernos, aportamos en lo personal. Es obligación ayudarles a salir adelante, a integrarse con respeto y orden; requisito fundamental para el sueño americano. Por ahí se empieza.
Y si el recién inmigrante no tiene la capacidad de percibir los riesgos y voluntad a sus responsabilidades, es diagnóstico de que se van a violentar derechos y alguien va a pagar por ello. Con el riesgo de convertirse en un dolor de cabeza crónico, como si fuera migraña colectiva social.
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