En México existen 25 millones de armas de fuego ilegales
*Inseguridad y miedo obliga a la gente armarse fuera de la Ley
Por Luis Repper Jaramillo*
“Un pueblo armado, es un pueblo inseguro”, es la consecuencia del fracaso de un gobierno incapaz, corrupto, inepto, cómplice, indiferente e inmoral. Se resume en una gestión fallida que no fue capaz de implementar políticas de seguridad pública que diera tranquilidad, paz y calidad de vida a la sociedad.
Además de inseguro, es un país violento, en donde las balas se combaten con balas más potentes en un círculo vicioso en donde la permisividad de la autoridad deja de manera legal e ilegal armarse a cualquier pelagatos, en flagrante motivación para asaltar, agredir, amedrentar, atemorizar y victimizar a inocentes.
¿Es el caso de México? Sí. Ya hace muchos años Juan Rulfo, extraordinario escritor aludió a la violencia en nuestro país, en su famosa novela Pedro Páramo (1955) Cuenta la historia de un hombre que viaja por Comala, un pueblo fantasma «sobre las brasas de la tierra, en la mera boca del infierno». En Comala se encontrará con Pedro Páramo, el hombre más importante y temido del pueblo que, ofendido por la indiferencia de los vecinos ante la muerte de su amada, acaba convirtiendo a sus habitantes en sombras medio muertas.
Rulfo narra los altos niveles de violencia sufridos en el país tras la Revolución Mexicana. Sin embargo, en 2018 los mexicanos volvemos a enfrentar luchas de poder y masacres despiadadas.
En 2017 el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IIEE) con sede en Londres, Inglaterra, publicó una encuesta en donde califica a México como el 2º país más peligroso del mundo por las 22 mil 967 víctimas por homicidio en 2016.
Es tan violento nuestro país que en 12 años (Felipe Calderón, PAN y Enrique Peña Nieto, PRI) de “guerra fallida” contra el narco, superó a países en conflicto como Afganistán o Yemen, sólo superado, dice el IIEE, por Siria, que en el mismo año provocó la muerte de 50 mil personas.
Insisto, sí es el caso de México porque además de la lucha intestina entre los cárteles de las drogas y la incapacidad gubernamental de erradicarlo (como lo hizo Colombia en su tiempo), la situación se salió de control, al grado de autorizar la creación de policías comunitarias, grupos paramilitares y coalición con grupos antagónicos de las mafias, para “echarnos una manita”… pero fracasó.
Ante la dejadez de Calderón y Peña, quienes en ambos sexenios acumulan 234 mil 996 homicidios dolosos (Calderón, PAN, 120 mil 935 víctimas. Peña, PRI, hasta octubre de 2017, 114 mil 996. Falta por contabilizar un año dos meses de su gestión), y la malevolencia del gobierno de EE UU, que trafica armas hacía nuestro país para pertrechar a los cárteles y los negociadores de artillería, que han invadido la república con más de 25 millones de armas de fuego ilegales… y aumenta exponencialmente.
De nadie es un secreto que la zona de Tepito, en la Alcaldía Cuauhtémoc de la CDMX, es la armería más grande del país, en donde clandestinamente se compra desde un revólver de seis tiros, una bazuca, un lanzallamas, AK47, etc. sitio en donde se abastecen las bandas, cárteles, carteristas, asaltantes, ciudadanos comunes… ¡vamos, hasta policías de la Ciudad!, privados, guaruras, guardaespaldas, rateros y la escoria.
Bueno, pues a pesar de saberse, ninguna autoridad federal, local, delegacional, ahora de la alcaldía, ha hecho “algo” por desmantelar esa distribuidora de armas; por complicidad, colusión, miedo, conveniencia, indolencia y permisividad oficial.
¿Qué trae como consecuencia esta corrupción?, sencillo, que la CDMX y el país están invadidos por más de 25 millones de artefactos ilegales, que son “utensilios” de trabajo de la delincuencia común y organizada que trae en jaque a la sociedad y apanicada a las autoridades.
No. No se equivocó Juan Rulfo, más bien fue visionario, al plasmar en su obra Pedro Páramo, que en los últimos 12 años (2006/2018) enfrentaríamos luchas de poder y masacres despiadadas, todo con la complacencia de gobiernos ineficaces, convenencieros, corruptos y miserables.
Para reconfirmar esta aseveración, “casualmente”, la UNAM a través de su Instituto de Investigaciones Jurídicas, organizó el Encuentro Académico sobre Prevención de la Violencia Armada y Delitos Relacionados con Armas. Uno de los oradores fue el Comisionado Nacional de Seguridad, Renato Sales Heredia, quien detalló que en México 7 de cada 10 homicidios cometidos lo hacen con armas de fuego.
Acusa que diariamente ingresan ilegalmente al país 250 mil artefactos de todos calibres, que van al mercado negro, sin ningún control, vigilancia, operativos para su decomiso o interceptación en los traslados.
Y mire, no es casual este comercio ilícito, pues tenemos en la frontera norte, al país que más negocia en el mercado negro de las armas, Estados Unidos, que según cifras expuestas en el Portal The Daily Post, dedicado a analizar las relaciones México/Estados Unidos, en aquel país existen más de 300 millones de armas, que se mueven, principalmente, en la línea divisoria entre ambos, principalmente en los estados de California, Arizona, Nuevo México y Texas; de ahí la facilidad y colusión oficial, para el tráfico ilegal a nuestro territorio.
De acuerdo a la Encuesta Nacional de Victimización sobre Seguridad Pública 2018, del INEGI, el 42.2 por ciento de asesinatos por algún delito, los agresores utilizan armas de fuego; en la Ciudad de México este porcentaje se incrementa a 49.1 por ciento. De ahí que los asaltos en transporte público, en cajeros automáticos, después de retirar dinero del banco, el despojo en vía pública de celulares, automóviles, bolsos de mujer, secuestros express, levantamientos, lesiones y homicidios a diario, lo hacen asaltantes con pistola, pues en Tepito compran armas y cartuchos por menos de 2 mil pesos.
Es “normal” que ante el arsenal que puede “adquirirse” en la “Armería Tepito” los policías capitalinos (CDMX) de proximidad, los municipales y hasta estatales, sucumben ante la amenaza armada de un delincuente, pues los uniformados en su mayoría portar revolver de 6 tiros, que no puede contraatacar a alguien que posee una semi o automática.
Si a ello se agrega que un policía preventivo gana mensualmente 8 mil 500 pesos, más descuentos, obvio que jamás enfrentará a un homicida bien armado, para perder la vida por tan miserable salario.
Mal armados, humillantemente mal pagados, vituperados por la sociedad y pisoteados por sus mandos, los policías “de a pie” prefieren pasarse al bando contrario o ser “comprados” por el hampa como halcones. Una cosa trae la otra.
Si hablamos de que deambulan por el país más de 25 millones de armas ilegales, expongamos que datos de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) detallan que en sus registros concentran más de 3 millones de artefactos, legalmente aprobadas, en manos de civiles, bajo el régimen de tres disposiciones: posesión (que pueden tener en casa, negocios, oficina, taller, etc.) cómo elemento de defensa en caso de contingencia.
Traslado, el dueño puede moverla, llevarla en su vehículo, portafolios, bolso, sin exhibirla, o sacarla del sitio. Asegurada (con seguro puesto) Portación, el censado puede traerla consigo en la sobaquera, al cinto, en su funda perfectamente oculta. Situación en que se encuentran guardaespaldas, escoltas, policías de seguridad privados, detectives, custodios de valores, y otros.
Esta cifra de la SEDENA contrasta radicalmente con la expuesta por el Instituto de Investigaciones Helvéticas, con sede en Ginebra, Suiza, que en su Encuesta de Armas Pequeñas 2018, asegura que en México existen 15 millones de artefactos de todo calibre en posesión de civiles. La información no precisa cuantas tienen en sus arsenales los cárteles, la delincuencia común y organizada… O sea, la institución suiza tiene mayor información que la SEDENA, siendo la instancia legal que autoriza la compra y posesión de un arma… ¡Increíble!
Ante tan sombrío, pero real escenario no eche en saco roto la siguiente recomendación: amigo automovilista, a partir de ya, evite agredir con el claxon, hacer “cerrones” a otro auto, responder o improperiar una mentada de madre a otro conductor.
Sea prudente, calculador, tranquilo pues uno nunca sabe cómo reaccionará “el otro”. Si es agresivo, seguro trae consigo un arma, que a la menor provocación la activará en su contra.
Si es víctima de un asalto en su auto en cualquier esquina por uno o dos sujetos armados no sea valiente, no se resista, acceda a su exigencia. La rata está bajo mucho estrés y sabe que pueden jugarse la vida. Sea amable, entregue celular, cartera, reloj o el propio coche, no los mire a la cara, nada diga, sólo aléjese del lugar. Ha salvado su vida, las cosas materiales se recuperan.
Si usted porta un arma, piense antes de actuar; si la situación es de alarma, adelántese, salve su vida y pertenencias. Si controló la situación y no hay de otra dispare.
Mientras los holgazanes legisladores que padecemos, las autoridades judiciales, policiacas y funcionarios públicos no modifiquen la Ley de Armas de Fuego, la laxidad de su reglamentación y sean más severos contra los traficantes, vendedores, distribuidores e introductores de armas, las cosas seguirán no sólo igual, sino peor.
Si le es urgente poseer una pistola, regístrela ante al SEDENA. Hagálo legalmente, porque de lo contrario caeremos en esa máxima inicial “pueblo armado, es pueblo inseguro” por negligencia de las autoridades.
*Miembro de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT) y de Comunicadores por la Unidad (CxU)