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MARTÍ, EL PASADO DEL SENATUPPER; LA IMPOSTURA

 

ENTRESEMANA

Martí, el pasado del senatupper; la impostura

MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN

Sin duda hay temas de mayor importancia para el país que tratar fruslerías como el caso del llamado “senatrupper”, como se denomina en redes sociales al senador Martí Batres Guadarrama, consecuencia de su presunta austeridad franciscana para no sangrar a las finanzas del Senado de la República.

En la paráfrasis de la maestra Gordillo preguntaría: ¿Le cree usted a Batres? ¡Yo tampoco! Y conste que se trata ni más ni menos que del presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, quien lejos de ser un ejemplo, aparece actor de una broma de mal gusto.

De ninguna manera puede asumirse como menosprecio a quienes, asalariados o no, gustan de cargar con sus viandas para consumirlas en su centro de trabajo, sea éste una oficina o la obra en construcción.

Y cada quien su gusto con el tipo de alimentos que les preparen en casa; conozco a quienes en una lonchera cargan en tuppers comida gourmet, salmón a las finas hierbas, verduras al vapor condimentadas y hasta chicharrón en salsa verde y media hora de tortillas. ¿Para ahorrar? Por supuesto, como andan los tiempos, no es delito ni mucho menos pecado. ¿Por gusto? ¡También! Y que gire el mundo.

Pero, cuando un personaje que ha ascendido a las grandes ligas del poder público nacional aparece en redes mediante un video subido por mano propio, para dizque asumirse austero, honesto y comulgar con el ejemplo, de plano se alza como una ofensa al sentido común, una vulgar impostura.

Tal es el caso del ex dirigente formal de Morena, el ex perredista distinguido Martí Batres Guadarrama, en cuyo expediente público no aparecen tropelías cometidas cuando ascendió a coordinador de la bancada del PRD en la Cámara de Diputados, en la LVIII Legislatura Federal, en la que igual ocupó la presidencia de la Junta de Coordinación Política, cargo en el que ordenó borrar las huellas de un asunto con evidencias de corrupción.

Pero, vaya, hoy bajo la sombra de esa bandera de austeridad, enarbolada por Andrés Manuel López Obrador y aplicable a su gabinete y la burocracia fifí –término de uso común en su fraseo discursivo—ahora todo aquel que se precie integrante distinguido de esa pléyade, está dispuesto a presumir que puede dormir en el piso y comer garnacha, odiar a la ropa de marca y desmantelar residencias para asumirse en la medianía juarista. ¡Sopas!

Y, mire usted, el lunes pasado, mediante un video subido a redes, desde su oficina en el Senado, el flamante presidente de la Mesa Directiva camaral, informó que llevará su tupper con comida preparada por su esposa, dizque para no cargar el gasto de sus alimentos al presupuesto del órgano legislativo. ¿De veras? Bueno, en el video asume:

«Este es el tupperware que me ha acompañado durante los últimos años, lo llevo en el coche y desayuno en el automóvil o en la oficina y traigo aquí mis uvas y mis quesadillas, así he trabajado y así le voy a seguir haciendo. En esta primera semana de trabajo formal ya en las sesiones ordinarias del Senado, así es como le he hecho con mis alimentos, al convocar a reuniones de la Mesa Directiva lo hemos hecho sin desayunos, no le he pedido una sola comida al Senado de la República y no lo voy a hacer, si tengo necesidad de ir a un restaurante, pagaré mi comida en el restaurante sin cargársela al Senado, así, de esta manera, cumpliremos con el plan de austeridad, provecho».

El viernes anterior, el senador dijo que se cancelaron los desayunos de las reuniones de la Mesa Directiva y, por tanto, lleva sus alimentos. ¡Vaya impostura!

¿Austero? ¿Honesto?

En la LVIII Legislatura de la Cámara de Diputados, Martí Batres Guadarrama fue el coordinador del grupo parlamentario del Partido de la Revolución Democrática, y enfrentó una rebelión de sus compañeros de bancada, encabezados por la sonorense Petra Santos Ortiz, en demanda de que les pagara la parte proporcional del aguinaldo que les correspondía de septiembre a diciembre del año 2000.

Y es que Martí se aprovechó del desconocimiento que los diputados federales del PRD tenían de esa disposición y fue hasta mediados del año 2001 cuando se supo que Martí Batres pretendía hacerse de esos dineros y no lo había repartido. Presionado, entregó la parte proporcional del aguinaldo que correspondía a los legisladores perredistas.

Luego, cuando asumió la presidencia de la Junta de Coordinación Política una de sus primeras decisiones fue desaparecer a la Junta de Apoyo Administrativo, que había estado bajo el cargo del diputado panista veracruzano Abel Ignacio Cuevas Melo, quien operó los recursos utilizados para acondicionar en el Palacio Legislativo de San Lázaro el edificio E, inmueble que fue desdeñado por los senadores y que los diputados decidieron ocupar. Durante años estuvo como obra negra.

El punto es que una primera licitación por alrededor de 23 millones de pesos, para acondicionar a dicho edificio, fue desechada y se aprobó otra por unos 32 millones de pesos. Pero, finalmente en la obra se erogaron más de 120 millones de pesos. Cuevas Melo pretendió ocultar el hecho y declaró que todos los integrantes de la Junta de Apoyo Administrativo habían firmado la aprobación del presupuesto erogado. Lo que era mentira.

Cuando publiqué, entonces en el diario La Crónica, que hubo manejos turbios en ese gasto, Cuevas Melo me llamó para que me desdijera de la información. Por supuesto, no acepté y lo emplacé a desmentir la nota. Finalmente admitió que era cierto lo publicado.

Pero no pasó nada. Ni investigación ni aclaraciones; simplemente se archivó el asunto. ¿Sabe usted quienes coordinaban a la mayoría legislativa entonces (53 diputados del PRD, 206 del PAN y 209 del PRI)? Martí Batres Guadarrama, Felipe Calderón Hinojosa y Beatriz Paredes Rangel.

Por supuesto, nadie sabe, nadie supo. Y la danza de los millones fue acallada por el honesto y austero Martí Batres Guadarrama que ha descendido del Olimpo y lleva su itacate a la oficina como cualquier Godínez. ¿Por qué desapareció a la Junta de Apoyo Administrativo? ¿Por qué se quiso transar a sus compañeros de la bancada del PRD? ¿Honestidad valiente? ¿Austeridad republicana? ¿Impostura? ¡Bah! Es el flamante senatupper. Conste.

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@msanchezlimon

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