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«LLANTO MANIPULADOR FINGIDO» DE LOS POLÍTICOS QUE EVADEN SU FRACASO

”Llanto manipulador fingido” de los políticos que evaden su fracaso

*Creen que sus lágrimas los exime de corrupción, incapacidad e ineptitud

Por Luis Repper Jaramillo¨

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Hay de llanto a llanto

Cuál es la definición académica de llanto: acción de derramar lágrimas en señal de dolor, alegría, tristeza o necesidad. Agregaría, también actitud manipuladora.

Hasta aquí todo claro. El llanto sentimental y esperanzador es aquel que los padres primerizos –o tal vez todos- ansiamos cuando al alumbramiento del hijo, con la nalgada del ginecólogo, el bebé exprese en lloriqueo que está vivo.

También existe el llanto de duelo, que es la reacción a la pérdida de un ser querido, ante la impotencia de saberlo perdido, de no recuperarlo y de que jamás regresará.

Luego viene el lloro sentimental, que brota cuando hay una despedida por largo tiempo de un familiar, que tal vez no volvamos a ver. O la ruptura de una relación amorosa por X causa, Y desde luego por la fidelidad, cariño, amor, afecto a nuestros consanguíneos por el sólo hecho de formar familia.

Datos curiosos que nos revelan la expresión lagrimal entre hombre y mujer, según psicólogos, neurólogos, psicoanalistas, científicos: las mujeres lloran, en promedio,  30 veces al año. El hombre sólo lo hace hasta en seis ocasiones, no más de eso. Y mientras más avanzamos en edad  menos lloramos porque cada vez existe menor cantidad de lágrimas. La edad fatal es a partir de los 60 años.

Desde el punto de vista de la psicología del llanto, la cara es el lugar privilegiado del cuerpo en donde se expresa o leen las emociones.

Al respecto, señalan los especialistas, existe también el llanto emocional, que demanda y ofrece ayuda, que produce emociones opuestas como alegría, tristeza. Este es una válvula de escape a tantos sentimientos reprimidos.

Pero se preguntarán ¿por qué lloramos? por ser una reacción de dolor, felicidad, por aflicción o algún trauma emocional. Es una manifestación psíquica que ayuda a comprender la fisiología de los sentimientos.

Pero también, el llanto puede ser una emoción tóxica (se llora para conseguir lo que queremos); para manipular a los demás como técnica para despertar emociones de otro y obligarlo a hacer lo que nosotros queremos.

Y aquí es a donde quiero llegar.

Sin ser psicólogo, sólo buscando respuestas de los profesionales para entender por qué cierta gente, en especial actores, actrices y políticos utilizan esta acción. Descubro que también existe el llanto manipulador, ahora muy socorrido social, popular, política y masivamente para “conseguir los que se desea” mediante el uso de la pena fingida, para lograr que otra persona “se conmueva” y cambie su modo de pensar, sentir y hacer en favor del manipulador.

 

Así lo hizo sentir en 1952 Ismael Rodríguez, Director de la película (blanco y negro) “Pepe el Toro”, interpretada por el inolvidable Pedro Infante y Blanca Estela Pavón, en donde el actor personifica un drama cuando de entre las llamas de su humilde choza saca al hijo  muerto por el incendio. Entre sus brazos llora y grita una desgarradora escena que “manipuló” los sentimientos de millones de mexicanos que se solidarizaron con Pepe “El Toro”, por su pena, dolor y  pérdida del hijo. Una evidente demostración de llanto manipulador emocional.

O quien no ha dejado salir de sus ojos lágrimas y en su garganta un nudo, al ver una película que mueve nuestros sentimientos emocionales.

Dichas cintas manipulan nuestro llanto de duelo (aunque sea película) pues nos lleva a saber que el personaje murió, quedó solo, o por la acción de un tercero salvó su vida.

Me referiré a tres cintas que conmueven y manipulan nuestros sentimientos, en mi caso hacia los perros (mascotas) porque tengo amplia predilección y cariño hacia estos lindos animalitos.

Son, Rescate en la Antártida, en donde el actor Paul Walker rescata de las inclementes nevadas a 7 perros siberianos, Max, Maya, Jack, Shadow, Buck, Truman y Dewe, dedicados a tirar de trineos. A su reencuentro después de más de 100 días abandonados, los canes corren hacia su salvador… y es ahí donde explota el llanto de sentimiento por la acción.

La segunda, Siempre a tu lado, cuyas estrellas son Richard Gere (Parker Wilson) y el perro chino Hachi. Quien desde cachorro lo adopta y todos los días lo acompaña a la estación del ferrocarril cuando viajaba a trabajar. Por la tarde/noche Hachi vuelve al lugar a esperar a Parker. Una tarde, Wilson muere de un infarto en el salón de clases y nunca más regresa. Sin embargo, Hachi lo espera cada día durante 15 años, hasta que de tristeza fallece. En ese sitio existe una estatua del can en su honor y memoria. Aflora aquí el llanto de duelo por ambos.

Finalmente, La razón de estar contigo, otra historia canina que nos lleva a la existencia de Bailey, quien representa varias vidas, en distintas épocas y que al final regresa al rancho en donde nació al lado de su amo, Ethan (Dennis Quaid) no sin antes vivir vicisitudes con varias personalidades. Al final, los sentimientos del público estallan en llanto emocional.

Hasta aquí varias definiciones y ejemplos en donde se aplica en términos generales el lagrimeo voluntario

Llanto manipulador fingido.

Esto nos lleva al 1 de septiembre de 1982, VI y último Informe de Gobierno del ex presidente José López Portillo, en el Palacio Legislativo de San Lázaro, en donde sucedieron dos hechos trascendentes: el  primero anunció la nacionalización de la banca, ante las mentadas de madre de los banqueros, invitados al recinto y el aplauso cortesano y arrastrado de los diputados y senadores priistas.

El segundo, su show, el protagonismo presidencial para desviar la atención del primer mensaje y ser vitoreado, apapachado y aplaudido por los testaferros oficiales.

En las postrimerías del mensaje político, JOLOPO, como le decíamos, un hombre fuerte, recio, deportista, endiosado por las Cortes tricolor (PRI) con voz contundente –de inicio- que después moduló a la baja misericordiosa, señaló “soy responsable del timón, pero no de la tormenta” –iniciaba la escenificación- “a los desposeídos y marginados a los que hace 6 años les pedí perdón, que he venido arrastrando como responsabilidad personal, -empieza a llorar, gime, se lleva la mano derecha a los ojos para enjugar sus lágrimas, levanta la voz y da un golpe al atril- vuelve a limpiar con la mano otras lágrimas, y no termina la idea. Sus cortesanos en el Salón de Plenos y en las tribunas del majestuoso edificio legislativo, sueltan sonoro aplauso y vítores, por tan enternecedora escena.

Dicha actitud de López Portillo fue un miserable llanto manipulador fingido para esconder los fracasos de su sexenio y minimizar el impacto asestado a los banqueros del país, a quienes le había, prácticamente, decomisado sus capitales.

Me tocó, como reportero de Noticiarios de Grupo ACIR, cubrir  el sector privado, entre ellos a los dueños del dinero, arrinconados en lo más alto de las galerías, lejos del Presidente. Desde ahí observé y escuché el llanto mentiroso, de un hombre de hierro; no fue creíble su inesperado lloriqueo. Estaba fríamente calculado para “convencer” a los mexicanos “que hizo todo lo posible por sacar de la marginación y pobreza” a 45 millones 739 mil mexicanos que padecían este quebranto social.

Su llanto manipulador fingido, quedó en eso. Nadie le creyó y pasó a la historia de México como el “presidente llorón”, que no resolvió, sino empeoró la calidad de vida de los 72 millones 603 mil personas que en 1982, poblaba el país.

Tres décadas después, otro priista, Enrique Peña Nieto, en las mismas circunstancias (final de su sexenio) con lágrimas en los ojos, sin que brotaran hacia sus mejillas, también pidió perdón por su acto de corrupción –y hasta ahora de impunidad- en el asunto de la Casa Blanca, de Las Lomas de Chapultepec, y conflicto de interés, ya que el constructor favorito del gobierno mexiquense y luego presidencial de Enrique Peña Nieto, Grupo HIGA, de Armando Hinojosa Cantú, había “pactado” la construcción a modo de la Casa Blanca, por un valor de 86 millones de pesos, a cambio de que no le quitara las concesiones públicas y privadas para las obras del sexenio (2012/2018), como lo había hecho en el periodo peñista en el Edomex 2006/2012.

Al igual que López Portillo, Enrique Peña Nieto pretende que con sus lágrimas manipuladoras fingidas, hoy más de 127 millones de mexicanos nos condolamos de su tragedia gubernamental… pero sin devolver a las arcas nacionales los millones de pesos que como gobernador y “presidente”  hurtó en beneficio propio, de su parentela y de su primer círculo de testaferros.

Esos actos de contrición, lagrimeo, mea culpa –pero… ya qué-, perdón y olvido de gente indecente, corrupta, impune, omisa y cómplice, como sucedió a lo largo de su sexenio, ya no calan en el colectivo popular.

Por eso el desprecio, la ira, la frustración en contra de un “presidente” (así entre comillas y en minúscula) que no supo, no pudo, fue incapaz, tranza, omiso, cómplice, corrupto e impune. Un sujeto que nunca honró su palabra, que “te lo firmo y te lo cumplo”, fue sólo una frase de campaña para engañar a la gente.

Por eso sostengo, hay de llanto a llanto. El divino es escucharlo de un bebé al nacer o cuando tiene hambre. El otro, el manipulador fingido, como el de José López Portillo y Enrique Peña Nieto, es un asco, un vomitivo, una afrenta a millones de mexicanos que claman justicia, que exige a Peña Nieto regresar el dinero que hurtó a lo largo de 12 años (Estado de México/País) porque estamos hartos de las mentiras, los engaños, incapacidades, corruptelas e impunidades de los políticos mexicanos.

¡¡Basta!! Tenemos dignidad, de la que carecen todos los políticos en este país.

 

*Miembro de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT) y de Comunicadores por la Unidad (CxU)

 

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