SIN COMPÁS DE ESPERA, MÉXICO ES PRIMERO
Por Amalia Martinez Austria
Como ocurre en democracia, será el pueblo quien al cabo del tiempo juzgara el actuar de cada funcionario público. Será quien además tendrá que asumir su propia conducta, su compromiso como ciudadano, su determinación para actuar en favor de su país y su decisión personal o de grupo para sufragar su voto en estas próximas elecciones.
Como ciudadanos, y en medio de un desmedido entorno de descalificaciones, de spots publicitarios, de discursos golosos, de promesas que serán las más incumplidas, tendrán que asumir una decisión por demás importante. La situación actual es compleja, y en tanto exista tanta división, no puede existir rumbo, es un compás de espera que no tiene fin para los más necesitados.
Los intereses personales, o de grupo, parecen ser más importantes que la oportunidad de un mayor desarrollo en el país. Preocupa y debería ocupar a cada partido político, representante, funcionario y ciudadanía buscar un entorno respetuoso y pulcro para dar a conocer puntos de vista y trabajos que realizan.
No podemos aspirar al respeto internacional, cuando parece de broma, la manera como se conducen y expresan posiciones. Es incongruente avanzar cuando nosotros, mexicanos nos ponemos el pie, señalamos, juzgamos, muchas veces sin conocimiento y con ello damos la imagen de un país sin cultura, sin valores, sin camino.
México es y ha dado muestra de ser mucho más que eso. Pero debemos tener entendimiento, visualizar y enfocarnos en unidad para avanzar juntos. El futuro está en que cada quien asuma su responsabilidad. Desde las más altas esferas de la política, hasta los distintos sectores de la población; intelectuales, medios de comunicación, hombres, mujeres, jóvenes, campesinos.
Son tiempos distintos, donde la dadiva mensual se ha visto no resuelve, donde la palabra hueca, convence de manera inmediata, pero no es sinónimo de verdad y realidad, donde la compra de votos no sintetiza ganar porque en comparación con el pasado, no hay palabra cierta, se ha dañado la pulcritud de la honestidad.
Hoy México nos llama a la unidad. Nos compromete a decidir en forma correcta y analizada. Nos alienta a no corrompernos a no fanatizar, a trabajar desde cada entorno por buscar un desarrollo personal y general. Nos ha revelado con su historia a no estar a expensas de personajes que jamás podrán en soledad mejorar las condiciones del país.
No puede ser quimera lograrlo. Basta ver los recursos naturales, su maravillosa identidad y la fortaleza de un pueblo que ha sabido continuar aun en las peores adversidades. Dejemos de quejarnos de la corrupción, cuando muchas veces nosotros la generamos. Hoy más allá de tiempos políticos este México, más allá de divergencias, encontremos coincidencias, mas allá de palabras huecas y mentiras, nosotros ciudadanos tenemos el poder de cambiar las cosas. Valoremos los talentos, las fortalezas que como país tenemos, respetemos y fomentemos el trabajo de quien se decide a actuar y hacer lo propio conduciéndose como agentes de cambio y por favor dejemos de pelear un lugar, un escaño, una posición personal o de grupo sin que medie el pensamiento que el mexicano más humilde está en espera del mejor actuar a su favor por justicia social, está en espera de un mejor día a día, está en espera de todos hagamos lo correcto.